Ecología
La débil política ambiental global empieza a ser corrosiva con la Tierra… ¿De qué tierra me habla, de la mía de de la suya?
Se lamentaba María Zambrano, en su exilio romano, de que cuando todo ha fallado, cuando muchas de la realidades que sostenían la vida en el futuro se van disolviendo en nuestras conciencias, pueden aparecer nostalgias que nos avisan de que el alma quiere restablecer relaciones perdidas. Estas malas prácticas con la tierra, esas nebulosas que estamos provocando para las generaciones futuras fueron las que llevaron a la ONU a declarar este 22 de abril como Día Internacional de la Tierra. Porque lo global no es de nadie; es nuestro, con todo el sentido colectivo que esa afirmación implica. Por ahora, colonizaciones y desbarajustes humanos pueden a las buenas intenciones. ¿Dónde nos situamos nosotros?
Lo de escribir recto con renglones torcidos es una frase ocurrente, pero cuando alude a personas que quieren huir de la pobreza extrema se torna quebradiza
Por todo el planeta, uno de los dioses actuales, el Banco Mundial, ha impulsado proyectos para, según publicita, rescatar de la pobreza a la gente. Muchas veces sus actuaciones -paradojas de la vida- han perjudicado a los más desfavorecidos. Es lo que pasa cuando los proyectos se elaboran en despachos asépticos, muy alejados del territorio y manipulados por agentes locales sin escrúpulos; eso sí, con unas vistas maravillosas. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ha denunciado una y otra vez la mala praxis del Banco Mundial, así lo han recogido periódicos como El País y Huffington Post. Hasta el mismo Banco Mundial reconocía que no sabía si se habían hecho las cosas bien o mal. ¡No te digo!
El mundo de consumo incita mucho al yo, bastante al tú, apenas a él. Nada de nosotros ni vosotros, y menos ellos. ¡Hazte visible ante los demás!, ese es el lema
Las campañas televisivas nos abruman, las emisoras de radio no le van a la zaga. Las revistas de moda como Woman o Cosmopolitan marcan el ritmo glamouroso para quien las compre. Las hay más baratas que seducen a nuestras jóvenes con los trapitos y a los chicos con otros ganchos comerciales. Los demás no existen apenas, oscurecidos en “la insoportable levedad de nuestras necesidades”, interesante artículo del periódico El País. El ego se enaltece, pero puede que el yo vaya desnudo, como aquel rey del cuento. Échele un vistazo a la entrevista a Araceli Caballero, autora del libro Protozoos insumisos. Ciudadanía y consumo responsable. Se lo puede descargar en pdf de la página de Oxfam Intermon, una luz en este brumoso y ególatra mundo del siglo XXI.
Siete mil millones somos demasiados para hacer cada uno lo que le plazca. Así no cabemos en el planeta Tierra
Tan cruda está la cosa que por decir que con la actual huella ecológica el mundo está en peligro te acusan de hacer terrorismo ecológico. Critican que se hable de extravíos catastróficos, dicen que enfundados en mentiras, cuando lo que se intenta es llevar la ecología a la vida cotidiana, para que se dialogue de (con) ella cualquier día, en la reunión de amigos y en familia. Los malentendidos surgen porque muchos se empeñan en no leer la obra que dejan cada segundo en su entorno. ¿No lo creen? Anímense a calcularla. Algunos urbanitas han sido drásticos; han roto con todo y han comenzado su transición. Cuando lea este mismo chispazo está generando una huella ecológica, por el gasto energético que supone, pero hay maniobras para minimizarlo. Conózcalas.
Actuemos como adivinos para construir mundos impensables, que venzan la rutina diaria, para evitar que esta quede despojada de recuerdos e ilusiones
No es “vox pópuli” pero casi. Hay mucha gente que se pregunta. ¿Eso de la cooperación internacional sirve para algo? Bueno, si, pero, en según que casos … Es tan poco lo que podemos hacer, dicen muchos. Quienes no sabemos si se lo preguntan son nuestros dirigentes. ¿Será que tienen más datos que nosotros?, o quizás han olvidado cuando éramos menos ricos. ¿Acaso han aparcado sus esperanzas? Sea como fuere, han reducido de tal manera la Ayuda Oficial al Desarrollo que este insatisfecho observador la titularía así: “Limosna en diferido; permanezcan a la espera”. Pero si se anula todavía será peor.
La trastienda del cambio climático está en el Ártico. Con el deshielo se desatan las especulaciones de los depredadores
Se va deshelando. Dicen que en los últimos 30 años se han perdido las tres cuartas partes de su hielo. El asunto pinta mal: ¿Qué pasará con la compleja dinámica climática global, con la corriente termohalina, si desaparece ese imprescindible refrigerador? Cuando se va a cumplir el centenario del intento de circunvalación ártica de Amudsen, de quien se dice que tenía poco de lo que hoy llamaríamos ecologista, otros exploradores mucho más interesados lo quieren convertir en el nuevo Eldorado. Los “agoreros” tememos que pase a ser campo de explotación petrolífera, mina global, destino turístico, etc. Lo mismo piensan las “exploradoras” Mengual y Anaya que se han unido a Greenpeace. Hay que renovar la presión ciudadana para imponer diques a las prácticas de los depredadores económicos. Dejemos de consumir sus productos; ahora conocemos su trazabilidad. Mientras tanto, qué tal si firmas para que el Ártico sea declarado por la ONU “Santuario global”.
Todos somos iguales, pero «ni tanto como ni mucho menos». Nos acerca una estrecha cuerda extremadamente elástica, y más en las ciudades
La desigualdad admite todo. Da para discursos misericordiosos acompañados de eslóganes partidarios. Se esconde dentro de las estadísticas porque las macrocifras la sepultan. Habla muchos idiomas, la puedes encontrar en cualquier país, aunque está muy asentada en África, Asia, América latina, y también en el Occidente rico. Tiene rostros incrédulos, tanto negros como blancos y de otras tonalidades, de gentes de vidas tortuosas que se pregunta más de una vez: ¿Por qué yo? Quizás un castigo divino los pilló desprevenidos; también en las ciudades ricas de la Europa insensible, en la España confiada según nos cuenta Fedea. El único consuelo que les queda es que se acerca hacia ellos gente que se siente mal ante las desigualdades: las ONG de distintos tonos. ¿Conseguirán reducir las lejanías?
En el “monopoly” de los transgénicos ponen las reglas quienes nos incitan a consumir, pero siempre tenemos la carta salvadora: la información contrastada
Cual si fuera una partida del entretenido juego, hay unos cuantos que aspiran a retener muchas tierras, o a comerciar con sus propietarios. Allí plantarán cultivos, alimentarán animales y elaborarán productos, que solo ellos pueden comercializar. Las estaciones ferroviarias del juego podrían ser aquí enormes puertos con contenedores, o pequeños comercios, incluso las redes de Internet podrían hacer de compañías distribuidoras. No faltan casillas de la suerte, pero las cartas boca abajo esconden muchas sorpresas, aunque no todo deba considerarse malo de entrada, según algunos. Queda la duda de quienes acabarán en la cárcel y de los que verán deteriorada su vida. Los jugadores ya no lanzan dados; los han cambiado por la información y la conciencia crítica, a veces por la resignación o por el despiste asumido. Pero, ¿quién decide el valor de cada casilla? Las abejas no cuentan, ya casi no quedan.
Complacientes verdades que esconden mentiras amargas. Aplausos complacidos frente a miradas incrédulas. De los ODM a los ODS
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) parecían ciencia ficción cuando se formularon. Estamos en 2015, el año del cuenteo de los éxitos y fracasos. De todo ha habido, pasos firmes y retenciones dolorosas. Como todo en la vida, depende de cómo se mire. Los balances nos muestran miradas diversas. La Plataforma 2015 y más aboga por aumentar el estudio, el análisis, la reflexión y el debate como vía para dar respuesta a los desafíos actuales y no quedarse en resúmenes complacientes. El PNUD se muestra satisfecho en su balance y plantea el post-2015. Por ahora, en los países ricos, estas preocupaciones globales quedan demasiado lejos. Hagamos cultura social. Leamos el estupendo reportaje periodístico que nos ofrece “Planeta futuro” de El País que lleva por título “De los Objetivos de Desarrollo del Milenio a los Objetivos del Desarrollo Sostenible”. Comentémoslo con nuestros amigos y conocidos. Algunos pensamos, creemos en un acto de fe socioecológica, que otro mundo es posible.
Envía un wasap urgente al futuro y pregúntale cómo será el mundo dentro de 15 años. Me impaciento cada minuto que pasa
No es mucho tiempo, no será muy difícil la predicción, teniendo tantos adivinadores. Pero hay muchos hilos que se nos escapan, porque tejer a la humanidad es difícil. A principios de cada año, la Fundación Belinda y Hill Gates publica sus deseos para el año en forma de una carta. Para este 2015, pronostican que mejorará mucho la vida de los habitantes de los países más pobres en donde también se reducirán las muertes de niños y las enfermedades, que el mundo será mejor. Algunos dudan de tales rotundidades. Y nosotros, ¿cómo vemos el 2030? Oxfam Intermon nos proponía hace unos años Cultivar un futuro mejor. La apuesta sigue vigente. A ver si el futuro nos responde lo mismo a todos. ¡Ya sería casualidad!
¡Tener o no tener salud, esa es la cuestión! La duda es universal, lacerantemente cartesiana, … Sin respuesta fiable
Anteayer se recordaba en todo el mundo, con la celebración del Día Mundial de la Salud, la importancia de la alimentación en la preservación y mejora de la existencia de las personas. ¡Vaya tontería!, dirá alguno. Pero en este asunto todavía quedan muchas cosas por aprender, o recordar. La inocuidad de los alimentos ni siquiera está garantizada aquí, en el mundo rico. Quien quiera enterarse solamente debe revisar el resumen de las noticias de RTVE. Mientras la duda sigue ofendiendo, la cobertura sanitaria universal todavía es una entelequia. A la vez, se acrecienta el despilfarro de alimentos, como denunciaba El Huffington Post. Sigue, más bien se acrecienta, la duda y se convierte en extremadamente cartesiana: ¿Somos una especie colaborativa?
Mire el cielo. Quizás encuentre un fulgor delicado: gentes diversas, algunas espectrales, tratan de mitigar esa soledad inherente al ser humano moderno
“Compartir el cielo” podría ser una máxima religiosa de quienes creen en el más allá. Pero no, podría ser un capítulo de un libro de quien cree en un más acá que dure, Naomi Klein. Esta periodista, que escribe sus artículos en New York Times, The Guardian y The Nation, lleva años clamando contra el capitalismo que batalla contra el clima. Porque, a este paso, no habrá un más allá terrenal, o será bastante limitado. Puede leer su último libro: Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima (Paidós). Para entrar en materia lea el artículo que publicó recientemente El País sobre su lucha, o el del periódico El Mundo. ¡Más claro agua!
Seguimos recalentándonos. ¿Misión imposible o despiste intencionado? Cuanto antes lo aclaremos, mejor nos irá
Los insuficientes planes de los países ricos para luchar contra el cambio climático oscurecen sus bonitas intenciones. Acaban de presentar sus propuestas de mejora ante la ONU para dar valor a la conferencia de Paris 2015. Como entre unos 32 son responsables de casi el 80% de las emisiones, deberían reducirlas en ese mismo porcentaje pensando en el 2050. Pero solo aspiran a hacerlo en un 40%, y eso suponiendo que cumplan sus buenos deseos para 2030. Ahí aparecen enfilados EE.UU., Rusia, la UE, China, Japón, etc. España asegura que deberá reducir el 40% en relación con 1990. Algunos no se creen estas buenas intenciones. Así lo proclama un artículo aparecido en la revista Nature. Hace unos cuatro meses China y EE.UU. firmaban un acuerdo contra el cambio climático: bien pero manifiestamente insuficiente, porque ninguno de los dos países ha dado todavía detalles de cómo piensan llevarlo a cabo según el Centro para el Clima y Soluciones Energéticas. Seguiremos informando.
El inodoro lo traga todo, en los cuartos de baño donde no hay contenedor de residuos ni con(s)ciencia ecológica
Cual si creyésemos aquello que dijo Ramón Gómez de la Serna “Demasiada taza para tan poco chocolate” usamos el inodoro para eliminar todas las inmundicias. Las toallitas húmedas, que portan en su envase el equívoco mensaje de que se pueden “liberar” al inodoro, son el peor enemigo de los sistemas de depuración de aguas de las ciudades. Hogares verdes lo ha titulado acertadamente “la limpieza más sucia”. EurEu, la asociación que agrupa a las empresas de abastecimientos y saneamiento de 27 países europeos, por tanto muy interesados en hacer negocio, sostiene que la eliminación de estos residuos supone entre 500 y 1.000 millones de euros anuales. Su informe “Los retretes no son una papelera” lo explica suficientemente bien. Sigan leyendo “El monstruo que atasca las cloacas”, el interesante artículo de “El País” recientemente publicado. ¡Salud!
Tan contaminados nos cultivan que hasta nos están cambiando el sistema hormonal. ¡Quién dijo miedo! ¡Mutemos a lo desconocido!
Los contaminantes hormonales son sustancias que están alterando el sistema hormonal de personas y animales. Pueden provocar efectos adversos para la salud. Esos “disruptores endocrinos” (EDC en sus siglas en inglés) están relacionados con importantes enfermedades cuya incidencia está aumentando en todo el mundo. Dentro de las que se ha establecido ya la relación están ciertos tipos de cáncer (mama, testículo, próstata, etc.), también problemas de salud diversos (fertilidad, obesidad, diabetes, trastornos neurológicos, etc.). Tan serio es el problema que se avecina para el medio ambiente y las personas por estas prácticas que la OMS y el PNUMA de la ONU han alertado a los gobiernos para abordar este problema. Ecologistas en Acción, siempre atentos a nuestra contaminación ambiental, han puesto en marcha Libres de contaminantes hormonales para informar sobre esas sustancias que dañan el sistema hormonal. Mientras la Comisión Europea bloquea esas sustancias, aquí el Gobierno padece ceguera “disruptora”. No es el único caso. Enterémonos de qué va esto. El saber no ocupa lugar, aunque a veces nos cause preocupación.