Sociedad
Adioses y sueños climáticos faltos de reencuentros ecosociales
Decía Mario Benedetti que había muchas formas de despedirse. Desde aquí queremos encontrarnos. Lo hacemos cada día aun con quienes no conocemos, aunque estemos lejos. La maneras de despedirse de Benedetti las copiamos para pensar en quienes como nosotros aspiran a la transformación social de la economía compartida, del medioambiente que son muchos y a la vez uno, todos con el entramado social. Soñamos que ha triunfado la lucha climática, que vamos por el buen camino. En él damos la mano a otra gente, y a la vez la espalda a los negacionistas. Entre unos y otros repasamos fechas clave en la lucha, reflexionamos sobre los motivos de los olvidos, desterramos el creciente «nunca lo conseguiremos», porque todavía debemos encontrar algunas hojas de esperanza si pensamos en quienes vienen detrás que abren los brazos para recoger nuestro legado.
Aunque a veces nos sintamos «colapsistas», porque el cambio climático se incrementa a velocidades catastróficas.
Es una suerte que quede el abrazo emocional, las utopías que unen a gente del norte europeo con el sur africano, del este de Asia hasta el oeste americano. Lo que antes era un consuelo, mal de muchos satisfacción individual efímera, se convierte en la necesidad de que ojalá entendamos que el adiós al futuro no se debe pronunciar en estos cometidos sociales. ¿Saldrá algo de eso de la COP27? Porque, no queda otro remedio, los adioses pueden ser holas que vayan madurando con los días, que nos anuncien vivencias compartidas, el sur con el norte, el este con el oeste, y el centro por todos los lados, ya sean grandes ciudades o aldeas minúsculas.
Al contrario que le sucedía al escritor y poeta uruguayo queremos desear lo que ahora parece que no podemos tener: una menor intranquilidad climática por haber hecho bien las cosas, por haber despertado a tiempo, por desear lo que parecía que no se podía tener: un clima respetado y construido para bien, empujado por mitigaciones y adaptaciones varias.
Lo queremos presentar para que todo el mundo lo vea, lo entienda y desea luchar contra el destino marcado por quienes mandan y tienen sueños con un solo personaje. Esa lucha de personas anónimas, la mayoría no asisten a la Cumbre del Clima COP27 de Egipto, al menos disfrutarán siempre de la unión de fuerzas que es la argamasa de los recuerdos, también sabrán enfrentarse a las incertezas climáticas que nos seguirán acompañando. Pero los rebeldes ante la emergencia climática exprimirán una y otra vez el recuerdo de la lucha. Adioses y gracias Benedetti, y disculpas por haberte reescrito el poema Adioses. En defensa propia. Sucedió que leyéndolo se nos convirtió en un palimpsepto; algún duende había escrito antes en el papel sin que te dieras cuenta. Solo permaneció inalterable aquello de que «Exprimo nuestra vivencia/y no la dejo quedarse/ en el pasado».
Por todo lo escrito y mucho más, aunque la COP27 acabe desdibujada y nos despierte poca ilusión a quienes creemos en que mejorar la crisis climática es posible si existe voluntad de los que mandan y exigencia de la ciudadanía, reproducimos aquí Dale vida a tus sueños de Benedetti, cuyos sueños deberían llevar detrás el adjetivo climáticos, que ahora son un distintivo vital.
Dale vida a los sueños que alimentan el alma,
no los confundas nunca con realidades vanas.
Y aunque tu mente sienta necesidad, humana,
de conseguir las metas y de escalar montañas,
nunca rompas tus sueños, porque matas el alma.
Dale vida a tus sueños aunque te llamen loco.
No los dejes que mueran de hastío, poco a poco.
No les rompas las alas, que son de fantasía,
y déjalos que vuelen contigo en compañía.
Dale vida a tus sueños y, con ellos volando,
tocarás las estrellas y el viento, susurrando,
te contará secretos que para ti ha guardado
y sentirás el cuerpo con caricias, bañado,
del alma que despierta para estar a tu lado.
Dale vida a los sueños que tienes escondidos,
descubrirás que puedes vivir estos momentos
con los ojos abiertos y los miedos dormidos,
con los ojos cerrados y los sueños despiertos.
Gracias Maestro, aunque no sabemos si ahora mismo redactarías de idéntica forma tus poemas que hemos «reclimatizado».
SOS por la infancia: ¿El año más frío del resto de su vida?
Niños y niñas que viven el futuro de hoy, ajenas en parte a lo que se encontrarán a la vuelta de la esquina. Sus sensores de calor marcan temperaturas individuales, suscitan protecciones diferenciadas. El calor es una magnitud convertida en sensación, y ya sabemos que estas maniobras confunden. Por eso, muchos niños y niñas ven mermada su salud, incluso en nuestros países ricos.
Pero quienes estudian las variables de cambio climático dejan a un lado las sensaciones ajenas o propias y evocan el futuro con magnitudes medibles. Ahí está Unicef que acaba de dar a conocer El año más frío del resto de su vida. Proteger a la infancia frente al impacto creciente de las olas de calor. Extractamos varias -algunas son copia literal- conclusiones:
- La rapidez acelerada de la crisis crisis climática nos ha traído por todo el mundo olas de calor cada vez más prolongadas, intensas, extendidas y frecuentes. Estos sucesos no distinguen a quienes los sufren, sean niños o no, tengan sensaciones en un sentido o en otro.
- Se estima que cerca de 559 millones de niños ya están expuestos a esas multiplicadas olas y sus «desperfectos».
- Al paso que vamos, en el año 2050 casi todos de los más de 2.000 millones niños y niñas del planeta deberán soportar olas de calor más frecuentes que ahora. Ocurrirá así tanto si se ha producido en esa fecha el «milagro» de que el mundo haya logrado un escenario de “bajas emisiones de gases de efecto invernadero” (+1,7 ºC de temperatura), como si las elevadas emisiones de GEI han llevado a un calentamiento estimado de + 2,4 ºC.
- Debemos actuar inmediatamente, y eso pasa por protegerlos (adaptando los servicios sociales), prepararlos (para que puedan vivir en una nueva situación climática), priorizar a la infancia y los jóvenes en la asignación de recursos (financieros y de otro tipo relacionados con la crisis climática) y prevenir la probable catástrofe climática (reduciendo drásticamente las emisiones de GEI).
El título del informe avanza lo que es ya realidad y probablemente será verdad absoluta, cuando esa infancia sea adulta. Nos encontramos en el año más cálido desde que hay registros en la mayoría de los países; y eso que la series climáticas ya se teñían de rojo peligroso los años anteriores. Este calentamiento global no es coyuntural, sino que será pronto parte básica de la estructura de la vida. La infancia y adolescencia -en edad adulta dentro de poco- sufrirán y deberán gestionar el calentamiento global. Mala herencia les dejamos. Lo avisaron el 27 de octubre pasado ONU Ambiente (Pnuma) en Emissions gap report 2022 y la Agencia Internacional de la Energía en World Energy 2022 . Las cifras de las emisiones y tendencias descorazonan a quienes piensen un poco en el futuro colectivo.
En el pasado mayo, Unicef llamaba la atención y pedía actuaciones urgentes en su informe de Innocenti, titulado Report Card 17: Lugares y Espacios. Avisaba: El consumo excesivo en los países más ricos del mundo está destruyendo los entornos de la infancia en todo el mundo. Ellos están organizando entornos más saludables para los niños dentro de sus fronteras, pero a la vez están contribuyendo de forma desproporcionada a la destrucción del medio ambiente.
¿Demasiado pesimismo en los informes? Siempre tendrá utilidad si eso es fuente de energía vital transformadora, decía más o menos Pessoa. Pero nos quedamos, adaptado a nuestra intención y sensación, y pensando en los hijos y nietos (Mario y Pablo, Iris y Ramón) propios -tienen la fortuna de vivir en un país rico-, con aquello que para otro menester escribía en La tregua (1960) Mario Benedetti: Ojalá que pasado mañana cada niño, niña o adolescente tanto del mundo pobre como del rico se sientan «a la vez protectores y protegidos, que es una de las más agradables sensaciones que puede permitirse el ser humano».
La peligrosa aventura de conjugar el verbo cazar en la escuela
Parece una estrategia sacada de los juegos de ficción en el ordenador. Al leer la noticia pensé que era falsa, como otras muchas que proliferan en la Red. Di vueltas telemáticas por diversos periódicos. Allí estaba también. Volví a la entrada de El País. Utilizaré entrecomillados para no ser exageradamente subjetivo. Me (in)tranquiliza un poco la noticia, dice que por ahora los escolares andaluces «de primaria de 90 centros (de un total de 2.300) no tocarán las armas al menos este curso. Solo accederán a contenidos vinculados a la naturaleza elaborados por la Federación Andaluza de Caza». Trato de imaginar a sus miembros de educadores ambientales y no logro verlos. Le doy vueltas a los posibles contenidos de la naturaleza que van a emplear; me cuesta que se tengan que hacer visibles de esta forma. Leo más abajo «Vox, Cs y PP incluso firmaron un compromiso escrito para la promoción y conocimiento de la caza en el currículo escolar y así aprobar los Presupuestos de 2020, pero quedó en papel mojado». Menos mal, me digo.
No sé si dicha estrategia didáctica será una actividad complementaria o extraescolar, si figurará en el Proyecto de Centro. Me quedo sumido en el despiste existencial cuando leo lo que manifiesta la Federación Andaluza de caza “Lejos de lo que pueda pensarse, no se trata de formar en materia de caza, ni adoctrinar en relación a la actividad cinegética: únicamente tratamos de acercar la naturaleza a los niños, mejorar el contacto con ella, que conozcan los aprovechamientos naturales y sostenibles del monte y que tengan argumentos y criterios propios para juzgar”. Por lo que dicen parece que quieren ser Monitores ambientales; alguien habrá con sensibilidad por la biodiversidad. Así dicho no suena mal, pero ¿qué pasará cuando se hagan las prácticas en el entorno? ¡Monitores de la naturaleza con escopeta! ¡Alumnado de Conocimiento del medio viendo la biodiversidad en la caza!
Una pregunta que me surge, así sin pensar mucho, ¿qué contenidos se reservan para el alumnado de secundaria o bachillerato; no digamos de FP?
Pero aún hay más, o peor. «Desde 2016 los escolares extremeños pueden coger escopetas de aire comprimido un día al año en Alange (Badajoz)». Extremadura a la cabeza. Allí los cazadores reclaman su papel conservacionista.
Existe en Andalucía un proyecto llamado Huellas (que ha sido elegido por más de 90 colegios). En él se incluye el programa «Vivir y sentir el patrimonio» ―optativo para los colegios, menos mal―. Quienes lo desarrollen permitirán que «los escolares presencien exhibiciones de tiro con arco y cetrería, aprendan el rastreo de animales mediante sus huellas, conozcan el adiestramiento de los perros de caza y aprendan recetas de cocina vinculadas a las presas. El proyecto se basa en tres ejes: sostenibilidad del medio rural, observación de especies silvestres y etnografía del territorio». Me suena a un estruendoso (sic) pero estaré en un error pues es ensalzado en algunos medios de comunicación.
Le doy vueltas a lo que pensaría el admirado Miguel Delibes, un cazador especial, de este asunto. Si no recomendaría emplear el tiempo escolar en otra cosa. Por ejemplo en leer y debatir libros o documentales que hablasen de la naturaleza, sus sucesiones e interdependencia de la biodiversidad y el entorno. En fin, que se lean el artículo de El País y hablen del asunto en sus claustros y departamentos. Opinen si esto va en consonancia con la Lomloe y muchas leyes anteriores, incluso del Partido Popular. A propósito, ¿qué dirán de esto los departamentos de Educación de esas CC.AA.? Y el Ministerio?
Por más vueltas que le doy no logro asimilarlo. Me pregunto cómo comprobará la Inspección Educativa si se han adquirido estos conocimientos. Por cierto, en esta entrada hablamos de la caza como contenido escolar, no de la caza, que sería tema para otros análisis y debates, los cuales ni nos ilusionan ni estamos preparados. ¿Qué tal si consideramos y debatimos lo que expresa el Consejo General de la Abogacía de España?, por decir algo que me centre en el asunto.
El profesorado en formación permanente es la clave educativa
Todavía permanezco en el reducido grupo de creyentes sobre el papel transformador social de la educación; primero la obligatoria y después, o al lado, la no formal o informal. Soy de los que piensan que la clave importante del éxito de la primera reside en las capacidades e intereses del profesorado. Este es el que puede transformar la enseñanza porque se le encarga su puesta en valor y cuando alguien se esfuerza y consigue frutos se autoanima. La pena es que, al menos por aquí, se le demande que lo haga en un tiempo récord, cual si fuera un milagroso curandero.
En el caso de que esto fuera posible necesitaría urgentemente una formación adecuada a las nuevas demandas sociales que se le hacen; más una posterior y continua cualificación permanente (mejor en tiempos lectivos) para enfrentarse con éxito a los nuevos retos. Josefina Aldecoa, una maestra de las ilusiones transformadoras, nos legó aquello de que la educación es un proceso que no acaba nunca; añadiríamos nosotros que también en el profesorado. Educar es siempre aprender, para aprender hace falta querer.
En el nuevo currículo que promueve la Lomloe, en el contexto de educación que supone, perviven situaciones del pasado con nuevos requerimientos. No pasa solamente en España; en otros muchos países se suceden leyes educativas sin una aparente mejora educativa, será porque nunca se evalúa el funcionamiento del sistema como tal; si el sistema sistema sirvió o no para lograr los ilusionantes preámbulos con los que las leyes se adornan. Se cambia la ley porque conviene al partido gobernante. Como mucho se extiende la cantidad de perceptores pero apenas se mira la calidad de lo percibido/aprendido. Vemos como marcha el ODS núm. 4 a escala de España y Europa.
Viene esto a cuento de que se celebró recientemente en Nueva York la Cumbre de Naciones Unidas para la Transformación de la Educación (TES, por sus siglas en inglés). De ella surgió lo que se llama Declaraciones de Compromiso, una serie de propuestas para transformar la educación de los diferentes países. Pero resulta que el 80% de las acciones destaca uno o varios aspectos relativos al aprendizaje digital. De hecho, el gobierno español anunció la inversión de casi 1.200 millones de euros en el Plan de Digitalización y Competencias Digitales del Sistema Educativo. Vale, bien pero…
Dado que no existen suficientes estudios concluyentes de la gran mejora educativa que ha supuesto la tecnología para todo, de que algunos docentes han caído en el «tecnoestrés» durante la pandemia, de que no se ha evaluado la potencialidad educativa de las tecnologías de educación en el aula ni las desigualdades mejoradas, lo primero es testearlo. Separar la moda de la mejora educativa. Somos conscientes de que lo que decimos va contra corriente; máxime cuando afirmamos que tecnología no equivale a innovación educativa. Se nos ocurre proponer que antes que nada habría que mejorar la formación y la profesión docente en el mundo. Partimos de la hipótesis de que invertir en la profesión docente (formación inicial y permanente) serviría mejor para un aprendizaje de calidad del profesorado y del alumnado que atiende. Para lograrlo se necesita una mejora del profesorado, en cantidad y calidad, para que pueda atender los requerimientos nuevos y las crecientes desigualdades. Y urge una valoración crítica y cualitativa de los resultados formativos. «La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo». Lo formulaba Pablo Freire para el alumnado pero se podría aplicar al profesorado. Combinándolo con aquello que nos legó y muchos docentes compartimos: “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”. Valdría para soñar desde la Educación Infantil a la Formación Profesional (que parece empieza a emerger).
Además, cabe una reflexión colectiva sobre el papel social de la educación. Si se logra encontrar habrá que explicarlo muy bien para que el profesorado se involucre en las nuevas necesidades, confíe en poder desentrañar los requerimientos que se le piden, exponga de forma argumentada logros y éxitos y sea escuchado. Con todo, no vendría mal un respeto social al personal docente. Quizás es lo que le falta a una parte de él para implicarse de verdad en la transformación educativa que tan lejana se nos antoja, que no se logra con la mera transposición de leyes educativas.
El urgente reto de la transformación educativa mundial
A partir del 19 de septiembre tuvo lugar en Nueva York la Cumbre sobre la Transformación de la Educación (TES, por sus siglas en inglés) Según parece se convocaba en respuesta a una permanente y creciente crisis mundial de la educación en materia de igualdad, inclusión, calidad y pertinencia. Esta situación es de alcance considerable y sin embargo permanece oculta a no ser que alguien la destape, pero está teniendo, tendrá, un efecto devastador en la mayor parte de los países. Todo el mundo político y empresarial está ocupado ahora en resolver los problemas económicos que la pandemia o la guerra de Ucrania han provocado en el comercio mundial y en el suministro de combustibles y otras materias primas básicas. El resto de las personas sortea cómo puede las crisis y las alzas de precios, que no es tarea sencilla.
O no nos damos cuenta de la crisis educativa, o vemos imposible la tarea de educar. Como decía la convocatoria de la cumbre hay que actuar de manera urgente para situar la educación en la cima de la agenda política mundial. Por lo cual es imprescindible movilizar la acción permanente, convertir la aspiración en un deseo mundial, incluir la solidaridad como un principio universal de convivencia y encontrar y poner en práctica todas las soluciones necesarias para «recuperar las pérdidas de aprendizaje relacionadas con la pandemia y comenzar una transformación de la educación en el mundo, pero hacerlo de tal manera que sea rápida». Los tiempos de la crisis no esperan a nadie. Todo lo cual se puede aplicar perfectamente a España. Interesante lo que aporta el Foro de Sevilla por otra política educativa.
Sin embargo, esos 130 países que se reunieron en la TES, absorbidos como estamos por la nuevas tecnologías, se olvidaron de otras cuestiones básicas como la formación docente; sin llegar a compromisos nacionales por dignificar al profesorado, y a la tarea que mal que bien realiza; en algunos países sin ningún recurso y con grupos de alumnos demasiado grandes. Podrían haber recordado que la UNESCO estima que se necesitarían en torno a 69 millones de docentes más, y bien formados para poder alcanzar una educación de calidad de acceso universal hacia el año 2030; objetivo que aparece cada vez más difuminado.
Por eso hay que insistir en lo que buscan colectivos de acción como El Equipo Especial sobre Docentes que presenta una campaña de promoción dirigida a los gobiernos, la comunidad de donantes y el público general a fin de destacar el papel preponderante de los docentes y de la docencia en la transformación de los sistemas educativos. En síntesis propone:
- Abogar por la necesidad de adaptar los sistemas educativos para contribuir a que los docentes se erijan en agentes de cambio.
- Utilizar ejemplos positivos de casos concretos para demostrar cómo los docentes pueden ser esenciales en la transformación de los sistemas educativos y en la mejora del aprendizaje de los alumnos si están más motivados y mejor formados y capacitados.
- Movilizar a los países y las organizaciones de donantes para que se comprometan a apoyar a la comunidad docente.
- Mejorar el reconocimiento de la profesión docente haciendo hincapié en las distintas maneras en que los docentes pueden lograr la transformación de los sistemas educativos necesaria para cumplir los objetivos de 2030.
Pero parece ser que los países signatarios de los resultados de la Cumbre se han ocupado demasiado por el uso de la tecnologías y menos por el profesorado, que en algunos países se encuentran al borde del agotamiento tecnológico.
La letanía de los crédulos climáticos; apenas practicantes
Debo reconocer que me quedé sorprendido con los resultados de la encuesta realizada por Simple Lógica para elDiario.es. Los analistas encuentran en ella que «casi el 70% de la población respalda medidas como regular o limitar el consumo de energía, restringir el uso del coches en las ciudades o aumentar los impuestos a las actividades más contaminantes». Además, una gran mayoría de los españoles y españolas, el 83%, cree (no se dice que piense a carta cabal), «que el cambio climático es una amenaza que hay que combatir con urgencia».
Debo reconocer que me ha sorprendido que los votantes de casi todos los partidos, excepción hecha de los del NO a todo, no se diferencian en exceso en sus creencias (re)climatizadoras. Porque claro, asombra esa casi unanimidad al valorar la existencia del cambio climático, la necesidad de actuar para aminorarlo y la urgencia en ponerse manos a la obra. Es más, hasta se cree en la medidas de ahorro de diverso tipo (coercitivas por parte de las administraciones), para combatir la emergencia climática en la que nos encontramos. La cosa es que los resultados van en consonancia con los de aquella encuesta que hace un poco más de un par de años hizo Sigma Dos para El Mundo.
La ficha técnica del muestreo me hace ser precavido, sin dudar para nada de la idoneidad de la empresa que hace la encuesta. Claro que por lo que veo afecta a la sustancia de lo aprobado por el Gobierno el 1 de agosto para hacer frente a la crisis climática. No sé si se alude a la implicación personal en apoyo a las medidas que marcaba el Gobierno. Si así fuese, o si no, los dirigentes de los partidos en la contienda negacionista de todo lo que propone el Gobierno, fundamentalmente el PP y el otro, deberían reunirse con sus votantes (que no sé si solo creen y además piensan y actúan). Por si fuese el caso, cambiar de estrategia.
Debo reconocer que no tengo idea precisa de la percepción ciudadana real del cambio climático, a pesar de la cantidad de artículos e informes que he leído y comentado, algunos en este blog. Me lo confirmó «El día sin coches» último, que en una observación parcial en un nudo viario conflictivo normalmente de la ciudad donde vivo, sin valor estadístico, no noté en absoluto. Es más, según decían las televisiones el día se celebró con muchos coches y la mayor parte ocupados por una sola persona. Seguramente pertenezco al grupo de NS/NC, que en todos los casos es considerable. Ya me lo adelantó Sócrates hace unos 2.400 años.
Por eso lo del título: una letanía con escasos practicantes, un atrevimiento personal sin duda, a la vista de los resultados de un simple observador; y de la reposada lectura de los datos de los consumos del combustible y en general la energía. Por eso no me cuesta afirmar que el asunto de la crisis climática y su enfoque es aquí, en España, un drama político y social, con un amplio elenco de personajes.
Pobres niños fracasados escolares; además son pobres
Es conocido que aquellos niños y niñas que nacen y se crían en ambientes desfavorecidos (inmigrantes en segundas generaciones, hijos-as de parados-as, integrantes de familias monoparentales con reducidos recursos, etc.) tienen más dificultades para ascender en la escala educativa que las sociedades se han impuesto para conseguir unos fines concretos, a veces tan coherentes como universalizar en su territorio la educación de calidad. No todos tienen un maestro como Albert Camus o Emilio Lledó, por citar solo dos que me resultan especialmente gratos.
La escuela pospandémica no ha hecho sino aumentar las desigualdades. La educación a distancia, no presencial, no alcanzó de la misma forma a los ricos que a los pobres, como denunciaba Unicef hace un año más o menos; cifraba en 200 millones de niños, niñas y adolescentes, o más, quienes se habían visto privados de ese derecho universal. No nos extrañen las cifras. Las acuciantes necesidades materiales de las familias más pobres, en los países pobres y en los sectores desfavorecidos de los países ricos, les impidieron poner el foco fuera de la supervivencia. Pero no vamos a hablar de los pobres de entre los pobres en países castigados por toda clase de infortunios sino de España, y más especialmente de los pobres entre los ricos o medianamente pudientes.
Acabamos de conocer el informe Fracaso escolar en España: ¿Por qué afecta tanto a los chicos y alumnos de bajo nivel socioeconómico? Como podrán comprender la noticia no fue de apertura en los informativos, y pocos medios escritos la recogieron. Importaba más si las colas para manifestar pleitesía a la Reina británica duraban no sé cuantas horas y alcanzaban no sé cuantos kilómetros. Aunque no venga aquí al caso, pensamos en la mejora que se podría hacer en la educación de los niños pobres británicos, que suponemos que los seguirá habiendo, con la millonada que hereda por allá la gente real. ¡Anda que si añadiésemos lo que habrán gastado en los fastos suntuosos para despedirla, lo de los mandamases mundiales que han acudido a las honras fúnebres junto con sus séquitos, la parafernalia de las medallistas y recuerdos…! Alguien lo ha titulado como un asalto a la pobreza universal, una suplantación de los problemas y crisis sociales. En fin, un episodio de rigurosa frivolidad, al decir de la ética compartida. Me gustaría conocer qué sienten los niños y niñas pobres que ven las ceremonias en sus televisores o terminales informáticos en todo el mundo. Si recibieran Unicef o Unesco unos céntimos de dólar por los minutos televisivos o radiofónicos, por cada mensaje electrónico que circula estos días por redes comentando las exequias y sus circunstancias…
Pero volvamos al asunto del informe, a pesar de que utiliza datos un poco antiguos (2016-2017) y se refiere a la comunidad de Madrid pero extrapolan al resto de las CC.AA.(sic). Se fija en dos predictores para su diagnóstico: «el rendimiento académico del estudiante (en lengua, inglés y matemáticas) y la repetición de curso, para comprender qué factores escolares y de políticas pueden explicarlos». Después discrimina la búsqueda por género y por nivel educativo de las familias, amén de las repeticiones de curso. Dice que España tiene la segunda tasa de abandono escolar temprano de Europa y por eso propone varias medidas para mejorar la situación.
Lo del abandono escolar lo ha desmenuzado recientemente Save the Children en su último informe Repetir no es aprender. Mitos desmentidos y alternativas posibles a una práctica ineficiente e inequitativa, ya da pistas de la situación solamente con el título. También lo hizo Unicef y por eso reclamaba un Pacto de Estado por la Educación. Qué alegría provocaría el hecho de que el sistema educativo no provocase repeticiones y facultase en Formación Profesional tantos especialistas que los nuevos tiempos necesitan.
En bastantes ocasiones hemos comentado en este blog (sirve una búsqueda con los descriptores fracaso escolar) que el abandono escolar temprano, las repeticiones y el no éxito escolar de una parte del alumnado son una consecuencia del fracaso de un sistema educativo, no de los escolares que no alcanzan los niveles exigidos. Sabemos que en algunas comunidades se han empleado recursos en atender al alumnado rezagado o con diversas disfuncionalidades. Pero por lo que se ve no ha sido suficiente. Por eso, nos atrevemos a proponer que la prioridad educativa debería ser llevar a cabo un chequeo para Conocer las causas del fracaso del sistema educativo en España. Propuestas de mejora. A ver si a nuestros políticos, ahora empeñados en bambolear la cúpula judicial por injusta y caduca, les da tiempo de abordar la justicia educativa antes de que se rompa la legislatura. Para ello es necesario pensar en el bien común y dedicar recursos económicos y educativos para detener el aumento de las desigualdades según entorno familiar. De no ser así, quién sea, pasados unos años, deberá investigar sobre «Qué aspectos y decisiones han provocado que el fracaso y abandono escolar se hayan hecho endémicos en España».
Por una escuela más motivadora, más apoyo parental, con tutorías reales y con más recursos para los departamentos de orientación y seguimiento escolar personalizado. Al menos en España.
Hoy mismo, lunes 19 de septiembre, comienza en Nueva York la Cumbre sobre la Transformación de la Educación. De sus resultados daremos cuenta en un chispazo posterior.
Banderas a media asta por los inmigrantes muertos en travesía
Algo no funciona en el mundo. No sabes lo que es. Pero ahí está. Fallece cierta persona y todo el mundo se pone a hablar de ello. Imaginamos a sus deudores próximos, familiares o súbditos, apenados y entendemos sus muestras de afecto hacia la figura que durante tantos años los representó. Le dedican parabienes varios, algunos un poco desmesurados pero disculpables si detrás hay dolor por la pérdida.
Algo no funciona en el mundo, al menos en España. Fallece la reina de los británicos y todos los medios de comunicación dedican horas y horas, páginas y páginas, a hablar sobre sus cualidades, el antes y el después o de la importancia que tuvo en la historia mundial. Tampoco se olvidan de los defectillos que han merodeado en su entorno. El resto de las preocupaciones mundiales, las crisis sociales en concreto o el momento clave de la energía y la inflación casi desaparecen. No me imagino quién tendría que fallecer aquí para que motivase tales esfuerzos comunicativos; algunos medios han enviado corresponsales hasta a cruces de caminos por donde va a pasar la comitiva fúnebre. No me malinterpreten, pero semejante bombo y platillo ha convertido el hecho luctuoso en un espectáculo. Por cierto, no se pierdan el artículo Que Dios nos salve de Elvira Lindo publicado ayer en El País.
No se han quedado atrás en la representación (des)interesada algunas CC.AA. o ayuntamientos grandes y pequeños, que han decretado uno o varios días de luto. Solo se me ocurre pensar que sentirán como propio lo que los británicos que habitan por aquí o a la espera de los que puedan llegar por estas muestras de dolor.
Algo no funciona en el mundo, y querría saber lo que es, cuando miles de inmigrantes mueren cada año en su intento de cruzar el Mediterráneo o el Atlántico occidental, también por América, en busca de una vida mejor y los medios de comunicación apenas se hacen eco (unos 3.200 el año pasado que se sepan, pero más que nunca). Lo de poner banderas a media asta ni pensarlo; si al menos se recordara de vez en cuando esta soledad que sufren quienes mueren en el intento o sus allegados (africanos, asiáticos, etc. ) que llorarán su pérdida. ¿Será que sus vidas no valen ni valieron nada, o poco? Me cuesta sentirme cómodo en este mundo espectral y sin emociones con el que se trata a los inmigrantes. Valdría más que circulasen las emociones que nos hiciesen entender los acontecimientos migratorios. También que los medios de comunicación encontrasen espacios para recoger sus penurias, para educar a la ciudadanía en el reconocimiento del papel positivo que pueden representar ya y en el futuro. Y también, aunque sea mucho pedir, que cada 18 de diciembre, Día Internacional de las Migraciones, ondeen a media hasta las banderas de los organismos oficiales en recuerdo de los migrantes muertos sin llegar a su destino soñado.
Será por eso que el aprendiz de filósofo monegrino maldecía: en este mundo infernal no hay beneplácito ni parabienes hacia los anónimos.
¡Descanse en paz la reina allá dónde esté! Junto a los miles de inmigrantes que en todo el mundo pierden la vida en el intento de acercarse al bienestar, que la reina disfrutó a raudales, del que carecen en su lugar de origen.
P.D.: Ayer falleció Javier Marías. Siempre tendremos con él una deuda pendiente quienes aprendimos a escribir algo leyendo sus novelas y tiras. ¡Hasta siempre! Muchos corazones se mantienen hoy y durante unos días a media asta. Nos encontraremos de nuevo en sus escritos.
Negar la escuela a un niño-a debería considerarse delito universal
En verdad no sé mucho como va eso de la vigilancia del cumplimiento de los derechos humanos, el acceso a la educación entre ellos. Puede que sea una de las faltas más graves que la humanidad ha atesorado permanentemente a lo largo de los siglos. Se me ocurre una interpretación crítica de la realidad a escala global: idea frágil que manejan el conjunto de personas que reservan los derechos humanos para unos y los niegan fraglantemente a otros, generalmente los pobres y excluidos de la sociedad del bienestar, la justicia y la democracia.
Aprender en la enseñanza reglada fue durante siglos un privilegio de los ricos, de los hombres, de según quién, cómo y dónde. Pero claro, ha pasado tanto tiempo desde que se inició en algunas sociedades la escuela para casi todos que clama a los dioses la situación actual. En muchos países siguió pautas diversas pero al final la educación llegó a casi todo. Por lo que se refiere a España no fue hasta 1401 cuando el obispo Diego de Anaya, funda el colegio mayor de San Bartolomé para estudiantes pobres y le proporciona recursos para poder dar becas de estudios. Así, muy poco a poco, llegó a ser realidad la asistencia a la escuela, que en muchos casos daba un protagonismo al clero en las tareas docentes. Las ideas republicanas de principios del siglo XX lo cambiaron casi todo pero llegó la Guerra Civil y el cielo educativo se oscureció. Eso sí, después de su finalización, de manera paulatina, los niños y niñas, separados por cierto, fueron escolarizados casi todos. Bien es cierto que el protagonismo del clero no cesó del todo pero el derecho a la educación es una realidad en España en el siglo XXI, como también en muchos países. La escuela española titubea en este comienzo de curso: nuevos programas educativos complican la convivencia con ciertas carencias y desigualdades. Ojalá este curso sea el inicio de la diferente normalidad (creativa, inclusiva, formativa para la vida, centrada en el alumnado, sin sufrir los desacuerdos políticos de la sociedad española, con una profesorado formado en las nuevas exigencias pedagógicasetc.). Ahora mismo, parece un aula de aquellas de las películas en donde los traviesos de la clase se lanzan pelotitas de papel y cosas más contundentes. Queda mucho por mejorar. La destrucción política de la educación es una batalla permanente en España. Estamos cansados de sufrirlo, de soportar mentiras interesadas. También debería ser delito en el ordenamiento jurídico español no proporcionar una educación de calidad, que limite las desigualdades, adaptada al mundo actual.
También ha comenzado un nuevo curso escolar en Europa; en Latinoamérica están terminando las vacaciones; no podemos decir nada del resto del mundo pero suponemos que las situaciones educativas habrán mejorado. Se pueden consultar los Informes de la Unesco de la educación en el mundo. Hasta aquí queríamos llegar. Sepamos que Unesco denuncia, datos de hace una semana, que unos 244 millones de niños, niñas y jóvenes entre 6-18 años siguen sin escolarizar. Mientras compramos los materiales escolares para nuestros hijos e hijas, en otros lugares personas de su edad deambulan por la nada o son sometidos a trabajos imposibles para su edad. Al final ven degradadas su vidas y sus esperanzas. Según Unesco, «el África subsahariana sigue siendo la región con más niños y jóvenes sin escolarizar, con un total de 98 millones. Además, es la única región en la que esta cifra aumenta. Especialmente grave es el caso de Nigeria como denuncia el informe Visualización de Indicadores de Educación para el Mundo (VIEW, por sus siglas en inglés) de la Unesco, que incluye una base de datos mundial sobre desigualdad en educación. La segunda región con más población sin escolarizar es Asia Central y Meridional, con 85 millones».
Un recuerdo especial merecen los niños y niñas ucranianos. Se calcula que serán más de 650.000 los que están sin escolarizar. Nos preocupa también si la educación que reciben los 4 millones ya escolarizados, en condiciones complicadas, a veces fuera de su país, estará exenta de enseñanzas patrióticas o religiosas excluyentes, de esas que se riegan con odios seculares. Puestas en clave revanchista han estado presentes en las escuelas de todo el mundo, en los colegios ligados al clero cristiano, en las madrasas del mundo musulmán, en las dictaduras en donde el credo principal es el mantenimiento del régimen, etc.
Negar la educación es un delito colectivo. ¿Qué tipo de pena merecería?
¡Por un nuevo curso escolar más humanitario y ecosocial, en cualquier lugar del mundo!
¿Y si hubiese ocurrido lo del diluvio universal? Los dioses buscan un nuevo Noé
Desde hace unos días leo y veo los rastros de las inundaciones. Imágenes de tierras arrancadas, ríos urbanos nuevos y personas dolientes. Sus caras son el espejo de algo inesperado. Veo en la mayoría de toda esa gente anónima el futuro incierto en un presente desolador. Alguien se lamenta del infortunio, otros culpan a la naturaleza. Por cierto, las inundaciones son la catástrofe natural que más daños causa en España. Por eso, algunos defienden que debería construirse más pantanos para laminar la tempestad casual. Pero da la casualidad de que este año, a pesar de tantos desbordamientos de cauces que han causado daños personales y materiales, los embalses se encuentran bajo mínimos. Y es que la lluvia torrencial no entiende todavía dónde caer y cómo hacerlo. Piensen un poco dónde se dan y se producirán este verano-otoño las danas catastróficas. Por eso, hay quien defiende otras gestiones del agua y la liberación de los barrancos y llanuras de inundación de recorridos fluviales. La lista de las inundaciones en España es larga en este 2022; lo que nos faltaba después de la pandemia. Andalucía, Euzkadi, Castilla-La Mancha, Galicia y así el mapa autonómico completo se llena de paisajes inundados por lluvias torrenciales.
No solo suceden en España. Seguir las inundaciones que han asolado el mundo durante este verano nuestro, invierno para otros, es toda una lección de Geografía. A primeros de julio hubo hasta una orden de evacuación en Sidney y Nueva Gales del Sur (Australia). Señalemos en el mapa Kentucky que soportó una de las más grandes de su historia. En el Valle de la Muerte, en California, cayeron en tres horas de un día de agosto el equivalente al 75 % de la lluvia anual de media. El río Yellowstone, que da nombre a uno de los lugares más biodiversos del mundo subió de nivel unos 4 metros (desconocemos si el oso Yogui habrá tenido algún problema. El enorme Brasil ha sufrido varias, ahora solo me acuerdo de las de Pernambuco pero hay otras. En Alemania llevan una año tremendo. Si no que lo pregunten a los ribereños del valle del Ahr.
En Pakistán y Bangla Desh los monzones descargaron hace unos días lo nunca visto. Se llevaron muchas vidas, destruyeron pueblos enteros y motivaron desplazamientos de cientos de miles de personas. Porque ya se sabe las desgracias siempre se ceban con la gente más humilde de los países pobres. Córcega, Italia, Austria, Reino Unido y un etcétera que no cabe en este chispazo. ¿Cómo se explica todo esto?
Lo del bíblico diluvio universal no está claro tal cual lo cuentan, como un castigo divino, y dónde aconteció aunque el Arca quedase anclada en el monte Ararat. Me da por preguntarme quién sería el nuevo Noé (podría ser un equipo de demócratas quien decidiera, porque lo de alguien puesto a dedo no os convence) y qué o a quién se llevaría en su arca para hacer renacer la estirpe humana. Si haría una encuesta o algo así, si elegiría a quienes más sufren, a la gente que más poder y dinero tiene, a los presidentes de las grandes tecnológicas, a los líderes del G20, a los presidentes de las ONG socioambientales, a la gente sabia de las Universidades e Institutos de Investigación, a los artistas, a la gente de la lista de los más ricos para que pagasen la reconstrucción. Se supone que no haría discriminación por razón de sexo, raza o religión. ¡Vaya papeleta! Por cierto, ¿se llevaría animales, plantas y seres vivos de todo tipo para recuperar lo perdido? Unas palomas habría que llevar, por eso de si volvían con una rama de olivo. Aunque pensándolo bien las palomas están desprestigiadas desde que dejaron de intervenir en la paz mundial.
¿Y si estuviéramos asistiendo a nuevos episodios del diluvio universal? Tantos años de historia aprendida para encontrarnos a estas alturas en semejante situación. Una pregunta sin mala intención: ¿Por qué está la naturaleza tan enfadada con la gente? ¿O el asunto sigue siendo un castigo divino?
La nostalgia del futuro se reimagina en el presente
Miramos atrás para tirar hacia delante. Los tiempos dulces, no para todos, se rompieron definitivamente con la expansión de la pandemia. Más bien se mostraron elocuentes. Como siempre, los pobres del mundo apenas salieron en los noticiarios. Buscar ahora mismo, escuchar o leer, una referencia a los desastres bélicos, ambientales y humanitarios que soportan los países pobres es una aventura sin final.
Nosotros a lo nuestro, que los pobres ya tienen bastante con sus desgracias y poco podemos hacer desde aquí; eso dicen pero el asunto daría para muchas conversaciones. Tras el paréntesis veraniego vendrán los lamentos de antes, prioritariamente los nuestros: bienestar real, agua a discreción, inflación controlada, salud de las de verdad, viajes y fiestas sin limitaciones, trabajo digno, etc. ¿Y si el mundo nuestro ya no es como era? Tenía guardada en mi cuaderno de esperanzas lo que Bauman llama las retrotopías. Que más o menos querrá decir algo así como que la nostalgia nos hace volver al pasado sin exabruptos pandémicos, bélicos, ambientales o inflacionistas; como si nada hubiera sucedido; aunque Bauman lo ajusta más diciendo que es «la negación de la negación de la utopía». Pero la nostalgia es un cofre con doble fondo. Se aflora lo brillante o menos malo y se esconde aquello que no encaja; algo así leí que dijo G. García Márquez. Pero pocas veces se usa la nostalgia para separar lo que hicimos mal y no volver a equivocarnos.
Dicen que en el mundo rural pervive la nostalgia, que ilumina los horizontes mañana y tarde. La idealización de lo rural no va a detener las huidas permanentes, en todo caso las suavizará un poco. Si la gente se fue de los pueblos es porque alguien o algo los echó; acaso las nulas expectativas de futuro. Los grandes rebaños no tenían quien les llevase el morral. Al irse dejaron que la naturaleza retomase el espacio perdido. Campos del olvido que escondieron sus márgenes a pesar de la sequías. Márgenes que los incendios que ha padecido Europa, España donde más, alumbraron para eliminar otras nostalgias. Pongamos cuidado porque la nostalgia es a menudo una seductora inquietante.
Los poderes políticos grandes y los entes con dineros a mansalva incrementan la nostalgia en sus consejos de mandamases por mantener su papel en el mantenimiento de un orden estricto, como antes. ¿De qué nos sirven las nostalgias del pasado si se centran en las relaciones económicas y totalmente subjetivas dirigidas a preservar privilegios económicos, de género, de raza/origen, de país, etc.? Lo macro nunca tuvo en cuenta lo micro. Lo veremos en el mundo, también en Europa, cuando el verano sea la entrada de un otoño social y económico. Acaso más grave en invierno. Nostalgias del pasado de nuevo. Un intento de idilio con lo que antes veíamos bien, o quizás mirábamos mal.
Utopía de volver a un cierto paraíso, estilo Tomás Moro, que antes no cesábamos de criticar. Solo es necesario leer alguno de mis antiguos chispazos para comprobrarlo, o buscar en Internet. Pero el horizonte lejano es un espacio vacío que hay que rellenar. Nos lo han recordado las incertidumbres emergentes. Volviendo a Bauman: ¿No será que los poderes establecidos nos supieron vender, y nosotros compramos sin pensarlo mucho, que la individualización del progreso era una forma de liberación? ¡Vaya chasco si fue así!
Acaso, cuando llegue septiembre, el recorrido del camino al futuro podamos convertirlo en un recorrido de limpieza de esos daños que se hicieron en la búsqueda de las promesas. Nos quedan los presentes. Aprovechemos para
P.D.: ¿Qué pensarían si leyesen esto los pobres de todo el mundo, las mujeres oprimidas de Afganistán o cualquier país, los sin techo, los inmigrantes sin futuro que enlace con la nostalgia, los pensionistas que no acaban ningún mes sin deudas, los damnificados por las inútiles guerras, etc.? También les podríamos preguntar a los chicos y chicas de nuestros institutos de secundaria, a los universitarios o a quienes se tuvieron que conformar con ningún título.
La rebelión de la naturaleza explosionó, y nosotros en medio
Parece que todo se ha aliado para hacernos la vida más complicada, hasta la naturaleza está en nuestra contra. Se ha alejado de aquello que Dante decía de que era el arte de Dios; luego los dioses no nos quieren, o nos alertan de que todo es posible y nada es improbable. Llegó la COVID-19, atribuida por gente de ciencia a la liberación vírica de los bosques eliminados. Después de resistir a la pandemia el calor asfixiante nos envuelve, todos metidos en una multicrisis climática que nos sofoca y nos hurta el agua que magnánimamente nos daba. Olas de calor por todo el mundo, el dios del fuego bajó a la tierra. Tierra reseca cada vez más que sin la lluvia que la naturaleza enviaba de vez en cuando arde con el olor del fuego: incendios que la naturaleza generaba pero ahora llevan el mensaje de rebelión por tanta destrucción de hábitats. Destrucción, contaminación, desamparo y pérdidas irreparables. La naturaleza sufre y llora, las personas afectadas blasfeman contra ella, porque el mundo parece otro. Muchos la acusan de una rebelión a destiempo, sin ver que otras circunstancias acechan.
Todo en el mismo lote. La sabiduría sobre el papel de la naturaleza la expresaba Francis Bacon en aquello de que solamente podemos «dominar» la naturaleza si la obedecemos. Ni aun así, le diríamos al filósofo y mucho menos si hemos hecho de la tierra un infierno para sus habitantes. ¿Quién no se rebelaría? Muchos de nosotros que seguimos empeñados en dominarla, cueste lo que cueste, aunque sea nuestra existencia. Era Julio Verne quien nos dijo aquello de que podemos desafiar las leyes humanas pero nunca las de la naturaleza, que tiene sus propios códigos no escritos pero visibles en sus formas. Incluso tras los incendios de estos días quedará algo maravilloso que será el rebrote de nuevas semillas, la vuelta de invertebrados y pájaros.
Todo en el mismo lote como aquellas filosofías críticas que hablaban que incluso en el año 2022 la naturaleza sería una necesidad del espíritu humano, como estamos comprobando estos años. En el momento en que nos han dejado visitarla ahí hemos estado. Pero nos han pillado de lleno explosiones no controladas de la naturaleza. En las anteriores rebeliones de la naturaleza, ha habido muchas, no ha incluido el papel incendiario de la especie humana. Le quita la razón a Lao Tzu que decía que la naturaleza nunca se apresuraba; nos gustaría saber lo que pensaría sobre la situación actual el sabio chino. Lo más probable es que se rebelara.
Además, la utilización torticera de la naturaleza lleva a algunos al improperio social de dejar de proporcionarnos el combustible clásico -manipulado por el hombre y cada vez más escaso o difícil de obtener en la naturaleza- y se rebela; como diciendo: basta. Pero, ¿quién escucha esa advertencia? Será alguien que consiga que entendamos que la naturaleza no es un lugar para visitar, sino para quedarse. Por eso no está solo en el campo, en el mar o lejos de las ciudades. Porque estas son hoy parte de la naturaleza, o deberían serlo sin tantos aspavientos.
Para terminar la llamada del artículo, o comenzar a entender algo de nuestra existencia, me quedo con aquello que decía Blaise Pascal, pues me sirve para entender la rebelión inducida y la explosión actual: «La naturaleza es una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna». Añado, dentro tiene muchos círculos y planos cruzados con matices siempre cambiantes que la someten a rebeliones varias; especialmente cuando los humanos pretendieron a la vez sofocar los desastres que ellos u otros provocaban. Ahora son tierras calcinadas en donde el negro parece maldecir el futuro. También valdría como ejemplo el agua que no tendrán, ni para beber -por su deteriorada calidad- ni para los usos que se van inventando. Pero son tantas las escenas olvidadas, los peligros que nos acechan, las palabras huecas de quienes tienen el mando de las cosas, que tardamos en entender las espoletas o detonantes, pero nuestra pólvora esta perfectamente identificada. Ahora en forma de incendios y problemas en el abastecimiento de agua, pero mañana…
Aprovechemos la rebelión de la naturaleza para reclamar más atención y recursos a nuestras autoridades.
El incendio del Moncayo como metáfora del viaje a los infiernos
Cuando se acerca el verano los bosques y montes tiemblan de miedo. Este año el verano llegó con meses de adelanto y nos trajo incendios en la sierra de la Culebra, en la sierra de Gata, Nonaspe, Monfragüe, Ateca-Moros, Navarra y un sinfín de lugares, incluso en tierras menos secas como Galicia. De hecho, llevamos más de 235.000 has. quemadas en los 7.234 incendios de este año (37 grandes, 4 veces más que en los últimos años). También por toda Europa (660.000 has. hasta ahora en la UE), California, etc., van de récords anuales.
No hemos esperado a ver el desenlace de una amargura colectiva que nos queda próxima. Las imágenes de hoy mismo son desoladoras, por el fuego aniquilador y las caras de amargura de aquellos lugareños que tratan de apagarlo. Este chispazo es un triste canto a la naturaleza en peligro, elaborado con retazos de artículos escritos desde hace 7 años, cuando empezamos. A los miles de has. quemadas en España hasta ahora se suman las cercanas al Parque Natural de nuestro Moncayo, el vigía del valle del Ebro que también mira a las tierras castellanas. El inspirador de leyendas desde tiempos de los romanos -el Mons Caius de Marcial- y emociones permanentes; hasta los Bécquer lo supieron apreciar. Esperamos que Eolo, el dios de los vientos, no lo lleve hasta nuestro icono ibérico, el Parque Natural en donde tantos aragoneses, navarros o sorianos buscamos refugio, emociones y aliento para disfrutar del paisaje y que nos empuje hasta llegar a su cima. Por eso nuestra metáfora debe quedar sin quemarse.
Las causas de los incendios se saben: meteorología adversa aliada con cambio climático, una ola de calor que parece no tener fin, los caprichosos vientos y, en algunos casos el elevado índice de intencionalidad e imprudencias y el abandono generalizado de los montes. Contra las primeras es difícil luchar en el momento pues las llamas ganan a los medios técnicos y humanos. Pero contra las segundas sí. Sabemos que vivimos en la seca Iberia; hace falta creerlo. Todavía queda verano y mucha gente será desplazada, como ahora, por fuegos abrasadores. Al infierno forestal se llega pronto, pero la permanencia puede ser demasiado larga; las emociones de los vecinos afectados quedarán siempre en su historia personal. ¡Ojala no le suceda un gran desastre a nuestro Moncayo y sus aledaños! Habrá más incendios este verano, temblamos de miedo solo por pensar si se generan en el Norte de Aragón.
En agosto de 2015 WWF lanzó una campaña «Un grado de más un bosque menos», habría que añadir cerca de su casa, en un enclave querido o algo similar, como tantos ha habido en este año. Ya hemos superado la cifra de años anteriores en grados y en incendios. Pero las previsiones son peores: el sistema aire, suelo y agua se calienta como pocos en la zona mediterránea occidental. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advertía entonces de que los bosques y ecosistemas mediterráneos se encontraban entre los más vulnerables del mundo y sufrirán impactos muy severos, la zona del Moncayo entre ellos. Además, el Instituto de Física de Cantabria (CSIC-Universidad de Cantabria) manifiestaba por aquel tiempo en un informe que las áreas quemadas en la Península Ibérica se triplicarán antes del año 2075 respecto a la actualidad. El tiempo les va dando la razón, por desgracia. El infierno socioecológico se ha extendido este año por toda España peninsular y las islas.
Hace tres años era la Sierra de Alcubierre la afectada. Sabemos que los incendios son una parte de la vida cuando los provocan causas propias. Cuando llevan el rastro de la negligencia o intencionalidad humana lastiman el entramado de los ecosistemas y atentan contra las emociones colectivas. Sucedió en territorio monegrino, una joya de la estepa mediterránea y lugar de nacimiento de quien esto escribe. También allí, como ahora, se destacó la lucha que desplegaron ante las llamas los habitantes del lugar, junto con las brigadas forestales, para evitar que el fuego se extendiera. Sin saber si lo lograrían allí donde ellos y ellas luchaban para salir del infierno.
El incendio actual se explaya por pueblos pequeños en habitantes pero grandes en corazón, que se ayudan en las desgracias, que lloran también por el Santuario de la Misericordia, que tan cerca ha estado del infierno. ¡Qué no habrá visto este edificio en sus casi seis siglos de existencia! ¿Cómo mirará el incendio? ¿Tendrá poderes mágicos para apagarlo o llamará a las Brujas de Trasmoz para que usen sus artes?
Los bosques y montes se seguirán quemando, en su errante devenir entrópico. Por eso, urgen políticas activas (antrópicas) de protección del monte y los bosques, impidiendo también que los urbanitas los empleen sin respeto para sus merecidos descansos o caprichos expansivos. La huida del medio rural, la despoblación de estos lugares y el abandono de tierras cultivadas no hacen sino aumentar la probabilidad de grandes incendios. Sin olvidar que caben políticas activas durante los inviernos, con incendios provocados y controlados para mantener cortafuegos, quizás con ganadería extensiva y mucha formación para el personal forestal, con planes de actuación para cada pueblo que tiene monte cercano, para que cada vecino-a sepa actuar cuando vea cerca las llamas del infierno o prevea que estas pueden llegar si se juega con fuego en momentos de temperaturas extremas y graves sequías.
La maldición de ser pobre, enésimo capítulo sin final
Cómo estará la cosa que hasta el BCE (Banco Central Europeo) ha tenido que llamar la atención de que el dinero (medidas fiscales incluidas) que se dio a los países europeos para paliar las desgracias pandémicas, bélicas y energéticas no ha llegado a los hogares más pobres; solamente el 12 %. pero es que el Fondo Monetario Internacional ha alertado sobre lo mismo. Pero aún hay más: lo destinado a acelerar la transición energética apenas llega al 1 %.
Tomemos nota del algo más a añadir a la desgracia de los pobres: entre las ayudas no vinculadas al nivel de renta de los hogares y las que se destinan a empresas suponen el 88 %. Eso es de lo que se quejan los dos extremos de los dineros: dinero y deducciones (son cuestionables los ayudas universales para mitigar el cambio climático y no adecuarlas a los niveles de renta) para los ricos y las migajas para los pobres.
No digamos ya con el asunto de la inflación galopante. Interfiere en la vida de los más pobres mucho más que en la de los ricos. Cuando hay expertos gabinetes de economía que dicen que habría que dedicar la mitad de los dineros a parar la inflación de quienes viajan en transporte público y son economías familiares muy débiles. Lo peor, que nos descalabra del todo es que más del 54 % de los dineros se vayan a subvencionar el empleo de combustibles fósiles. Suponemos que será una medida «muy transitoria» pues al paso que vamos el cambio climático se frotará sus apéndices con estas medidas. Lo de impulsar el gasto militar con estos dineros parece una aventura de alcance equívoco, pero dejamos la interpretación para posteriores fases de la guerra de nunca acabar desarrollada por Rusia en Ucrania. También se ceba con los más pobres y no hace sino aumentar desigualdades por el mundo donde extiende sus tentáculos.
NOTA: En EAPN encontrarán detallada la cuestión de la pobreza y el riesgo de exclusión.
El evaporado poder del agua, versión 2022
Cuenta la leyenda que una vez se reunieron en torno a una jarra de agua varios pensadores ilustres y cada cual expresó el valor del agua en una frase corta. Uno de los presentes, Leonardo da Vinci (en excelso pintor y dibujante del alma, además de ingeniero) decía que era la fuerza motriz que movía todo en la naturaleza. Lo razonada en que no solo los ingenios hidráulicos lo demostraban, sino cada gota que sube por los vasos leñosos de las plantas y vivifica las células que almacena en sus vacuolas.
A lo que Lao Tzu, el del Tao y sus virtudes, hubiera respondido (vivió casi 2.000 años antes) que en el mundo no hay nada más sumiso y débil que el agua. Sumiso porque siempre va hacia abajo y parece que deja que la gente hagamos lo que queramos con ella, incluso penetra en el suelo formando grandes almacenes freáticos. Sin embargo, para atacar lo que es duro y fuerte nada puede superarla. De esto no hemos encontrado la razón documentada pero imaginamos que se referiría a que desgasta hasta a las rocas y vence al fuego, a los incendios, haciendo una especie de cápsula alrededor de lo que arde para evitar que el oxígeno del ambiente reavive los fuegos. Benjamin Franklin, hubiera dicho de vivir en aquellos tiempos lo de que cada paisano del mundo árido conoce: el valor del agua si el pozo se seca a menudo. Si pudiéramos haber asistido a la reunión hubiésemos precisado que eso antes sucedía en lugares extremadamente secos pero que ahora pasa en sitios muy castigados por el cambio climático y la falta de precipitaciones. Como ahora en España, el país de Europa que más embalses tiene (ahora mismo están al 40 % de su capacidad, 8 puntos menos que el año pasado y 19 que la media de los últimos 10 años), donde ya han empezado las restricciones, y lo que nos queda por delante. También en Francia andan secos y con restricciones y en…
Después de escuchar decir a Henry Thoreau que el agua es la única bebida del hombre sabio, llenaron sus vasos y bebieron la parte que les tocó, no sin antes haberla bendecido Nelson Mandela deseando que hubiera siempre trabajo, pan, agua y sal para todos. No se ha cumplido porque una parte de la población no tiene de casi nada de eso, otra desprecia el agua porque en su proyecto de vida no parece que falte. Otros porque ya culparán al Gobierno respectivo, en España al Presidente preferentemente, o pensarán que lo arregle el sursuncorda. Por cierto, no lo habíamos dicho pero la jarra estaba medio vacía o medio llena como cada cual prefiera, incluso puede que tuviese algún agujero que minaba su contenido.
NOTA: No sabemos si la reunión fue virtual. Por eso esta versión es provisional, ni siquiera si se celebró. Aun así, los cenizos, entre los que se encuentra quien esto escribe que nació y se crió en la reseca estepa, piensan que la cosa irá a peor en su país y limítrofes. para hacer semejante conjetura se ha informado en la Aemet y en la OMM. Sin embargo estamos de vacaciones, y no es conveniente anunciar cosas malas a la gente. Por eso que quede entre los que leen estos chispazos. Por cierto, si quieren saber un poco más lean este artículo de eldiario.es.