Infancia

Los Santos inocentes en la guerra Israel-Hamás

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Los Santos Inocentes

Como los inocentes a los que Herodes ordenó matar, hoy miles de niños mueren y sufren bajo las bombas en la guerra entre Hamás e Israel. No debemos guardar silencio.

Heraldo de Aragón (10 Nov 2023)

Otoño de 2023. Las armas hablan en Palestina e Israel. Han transcurrido más de dos mil años desde que Herodes I el Grande ordenó ejecutar a todos los niños menores de 2 años de su entorno. Creía en la profecía de Miqueas, que decía que un niño nacido en Belén sería rey de los judíos, el mesías esperado. Este detalle solamente lo cita Mateo entre los evangelistas.

Cuenta la leyenda que el malvado personaje se sintió engañado por los Magos de Oriente, que debían indicarle el lugar exacto del nacimiento del Mesías. Se dice que un ángel se apareció en sueños a José, le dijo que se levantase, se marchase con la familia a Egipto y se quedase allí hasta nuevo aviso, porque Herodes intentaría acabar con el niño. La inquina hacia uno solo se convirtió en la mencionada matanza de inocentes que sostiene la leyenda. La iglesia cristiana la hizo suya y los convirtió en santos. Los recuerda el 28 de diciembre; un día que se presta a hacer inocentadas, siempre benevolentes. No cabe celebrar así la actual masacre israelí de los niños palestinos.

Lo de ahora no es leyenda. Inocentes niños y niñas palestinos: unos ya han muerto; otros sufren heridas, un lastre para toda su vida. Inocentes niños israelíes: muertos, heridos, desplazados o viviendo en temores y miedos permanentes. Unos y otros resultarán damnificados mentalmente. Puede que de mayores siempre busquen una intención compensatoria de los desmanes vistos o sufridos.

Si realmente ocurrió, aquella matanza tuvo un alcance limitado; no como esta de ahora, que es indiscriminada y se lleva por delante la vida entera –física y mental– de todos los niños y niñas que viven en la cárcel a cielo abierto que es Gaza, sin que la ética global se dé por enterada. Llegados aquí nos preguntamos otra vez qué había hecho mal toda la infancia de Gaza para someterla a semejantes torturas. También qué secuelas quedarán en los niños israelíes. ¿Por qué sus dirigentes no piensan en ellos y los exponen a castigos ideológicos permanentes desde que se creó el Estado de Israel?

Hubieran sido convenientes reacciones más contundentes al ataque dirigido por el primer miWest-Eastern nistro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien, hace poco más de una semana, llamó a «una guerra santa de aniquilación» del enemigo. No es posible que sea ese el sentir de todos los israelíes, porque si es así merecen el aislamiento de la comunidad internacional. Ahora, como en tiempos de José, muchos palestinos sueñan con huir hacia Egipto o donde sea, pero las puertas están cerradas. Nadie quiere a los palestinos, sabiendo que no todos son terroristas como los de Hamás. ¡Qué lejos queda la Orquesta Divan de Daniel Barenboim, que quería unir con la música a israelíes y árabes! Nos razonó que para lograr la paz hay que combatir la ignorancia.

Ante las matanzas del ejército israelí, los países democráticos no se han expresado con contundencia para que el Gobierno de Israel y Hamás detengan sus combates. Seguramente habrá muchas contrapartidas al silencio, previsiones comerciales o ayudas de tipo desconocido, bombas superdestructivas al alcance, geopolítica a gran escala, etc.; pero ni por esas razones cabe el silencio. Los poderosos romanos tutelaban entonces a Herodes I, más o menos parecido a lo que hace Estados Unidos con el Israel actual. Guerra sobrepuesta al odio enfrentado que no es nuevo, que no sabemos a dónde llegará. Sin duda, Occidente ha perdido autoridad moral y queda lastrado por su incapacidad para pedir alto y claro el fin de la masacre, para fomentar el cultivo de la paz. ¿Y sus ciudadanos? ¡Qué será de Gaza después de que la guerra termine!

Aunque nada más sea por la infancia hay que levantar la voz, exponer las quejas de la inhumanidad ética que cada día alcanza a más gente. La infancia envejece demasiado pronto en muchos lugares del mundo. Sean musulmanes, judíos o de cualquier religión, los niños no deben ser sometidos a estas crueldades. Son el nexo de unión de las familias, el jugo y futuro de una sociedad. A veces solo les queda el recurso de jugar para postergar una parte de sus desdichas. Probablemente la mayoría de quienes mueven esta masacre –del lado de Hamás y de Israel– quedarán a salvo, cuando deberían ser juzgados por sus genocidios, crímenes de guerra y lesa humanidad. Así lo marca el derecho internacional.

«Los países democráticos no se han expresado con contundencia para que Israel y Hamás detengan sus combates»

Dineros para la educación: algo más pero falta mucho más. Qué decir en Gaza!

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En esta entrada nos vamos a centrar en la lectura y algunos comentarios en algunos datos de los que nos informa el reciente Education Finance Watch (EFW) del Banco Mundial y la UNESCO. Lo hacemos así porque trae algunas noticias positivas, no nos atrevemos a llamarlas esperanzadoras. Como lo es por ejemplo el hecho de que el gasto público en educación en los países de bajos ingresos -como porcentaje del PIB aumentó del 3,2% en 2018 al 3,6% en 2021, en el punto álgido de la pandemia mundial de COVID-19. Si bien estando bastante alejado de la referencia internacional del 4% del PIB. Pero es que por primera vez, el gasto público en educación representó más de la mitad de todo el gasto en educación en estos países. Allí donde desde siempre los hijos de los ricos se repartían una mayor porción del pastel educativo. Read the rest of this entry »

Uno de cada tres muertos en Gaza son niños

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Es una noticia desgarradora para cualquiera que tenga un mínimo de conciencia humanitaria. Aquí no vamos a hablar de culpas sino de consecuencias. Solo decir que los responsables de los bandos en guerra merecen ser llevados ante el Tribunal que juzga los derechos humanos y castiga su vulneración. Uno de cada tres, o tres de cada diez si se prefiere lo que aseguran otras fuentes, son niños asegura Shave the Childrens, el altavoz humanitario de las desgracias de los olvidados. Recordamos que en julio de 2014 la misma organización daba cuenta que 1 de cada cuatro muertos eran niños. Leer aquello nos sumió en una tristeza mientras ellos desaparecían o sufrían las embestidas del dolor y de las penurias acumuladas. Recogemos una parte de la crónica de entonces:

Al menos 194.000 niños en Gaza necesitan ayuda psicológica, muchos han visto morir a sus familias, están heridos o desplazados. Más de 100.000 niños han tenido que dejar sus casas con sus familias, la mayoría refugiados en las escuelas donde deberían empezar el curso después del verano. Un total de 130 escuelas han sido dañadas y 22 instalaciones médicas dañadas o destruidas.

Leer para informarse es muchas veces confirmar que el mundo es cada vez más desigual. Mientras nuestros nietos disfrutan de los placeres de la vida y de la educación, otros muchos no tienen ni las migajas de lo uno ni lo otro. También Shave the Children lamentaba entonces la sinrazón y crueldad de los políticos ante los niños víctimas en Gaza e Israel:

Los niños de Gaza e Israel están pagando el precio del fracaso político. (A los males físicos sufridos añadiríamos por nuestra parte que estudian dentro y fuera de las aulas una asignatura transversal llamada desprecio y odio eternos a los que no son como nosotros). La comunidad internacional también ha fallado a estos niños debido a su incapacidad para utilizar toda su influencia diplomática para poner fin de inmediato al derramamiento de sangre. Poner fin a la violencia, según lo solicitado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es la primera e inmediata prioridad. Una solución sostenible, que asegure el bienestar de tanto palestinos como israelíes, requerirá un acuerdo entre las partes, con medidas a largo plazo que aborden las reclamaciones de los palestinos, incluido el fin del bloqueo.

Ni a largo ni a corto plazo. No han pasado diez años y se encuentran metidos en la espiral de las atrocidades, porque ¿qué es si no el lanzamiento de proyectiles y cohetes a las zonas habitadas por personas inocentes? Las bombas no son todavía tan inteligentes para matar solo según la raza y la religión de los individuos que sienten sus estragos.  Mientras tanto EE.UU. dona armas asesinas a Israel y la UE ve acertado lo de «ojo por ojo y diente por diente» de Israel. Pésimo ejemplo de las llamadas democracias occidentales. Si no fuese una tragedia habría que calificar de parodia lo del fin del bloqueo. ¿Quién pone las trabas a la generosa entrada de ayuda humanitaria? 

Se hiela el alma cuando se conoce, de fuente independiente como lo es esta ONG humanitaria, que “un niño muere cada quince minutos”. Otras organizaciones como la Media Luna Roja o Unicef están sobre el terreno intentando paliar un poco la desgracia. Recuerdo haber leído el informe “Injusticia: La experiencia de los niños palestinos en el sistema de detención militar israelí” que publicaba El Salto en el pasado mes de julio. Otra tragedia es las secuelas en la salud mental de estos niños y niñas, que como los israelíes tendrán la guerra y el odio al diferente casi en su ADN. Cómo saldrán, ojalá sea pronto, ¿esos niños y niñas israelís hechos rehenes por Hamas?, el autonombrado movimiento defensor de los palestinos. Qué decir de esos cientos de millones de niños y niñas que viven en zonas de guerra por todo el mundo. Hace ahora un año Unicef denunciaba que más de un niño de cada tres de Sudan necesitaba ayuda humanitaria. Pero claro, son negros y nos quedan lejos. Así las cosas, ¿cómo conseguir la protección de la infancia que reclama la ONG Plan Internacional?

La esperanza escasea en el mundo actual, dominado por intereses ajenos a las personas, a los niños y adolescentes. Parece que centrados exclusivamente en intereses geopolíticos y de la industria armamentística. Mientras tanto la situación educativa de niños y niñas empeora cada día como denuncia El Diario de la Educación.  Muchas personas de todo el mundo no entendemos esta perversión de la inteligencia de quienes mandan. Para encontrar una rendija habrá que rezar, cada cual en su religión, o desear los no creyentes, que algo ilumine –o fumigue- a los jefes políticos, comerciales y religiosos para que formen alianzas humanitarias. Con todas las ayudas posibles y también con sanciones económicas y comerciales a quienes destrozan los DD.HH. en todo el mundo. Pero los dioses deben estar dormidos o no quieren intervenir, hartos del comportamiento humano.

ÚLTIMAS NOTICIAS: Israel recrudece sus ataques y los amplía a Cisjordania. Caiga quien caiga, sean niños o no. Nos preguntamos en cada momento si nadie puede hacer nada para detener esto. 

La infancia invisibilizada en la maraña climática. Y ahora en Gaza.

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A modo de flash tras la publicación reciente de Unicef del informe Niños y niñas desplazados tras el cambio climático. Prepararse para un futuro que ya está aquí: 

  • Entre 2016 y 2021, el IDMC registró casi 135 millones de desplazamientos internos relacionados con más de 8.000 fenómenos meteorológicos. En su mayor parte, estos datos no tenían en cuenta a la población infantilmás de 8.000 fenómenos meteorológicos.
  • La Base Mundial de Datos de Desplazados Internos presenta unas cifras de desplazamiento infantil estimadas en función del lugar donde se producen los desastres (base de datos del IDMC) y la correspondiente proporción de niños y niñas en la población de ese lugar (WorldPop). Los totales pueden no coincidir exactamente con la suma de los valores mostrados debido al redondeo. 134 millones de desplazamiento internos ocasionarían 43,1 millones de desplazamientos de niños y niñas.
  • Los desplazamientos debidos a inundaciones pueden haber alcanzado a 19,7 millones. Los 10 países con más desplazamientos infantiles provocados por inundaciones en relación con la población infantil (2016-2021) han sido: Sudán, Sudán del Sur, Níger, República Centroafricana, Somalia, Sri Lanka, Myanmar, Nepal y Filipinas.
  • Los desplazamientos por tormentas durante el mismo periodo alcanzan los 21,2 millones. Los países más castigados han sido, en  números totales: Filipinas, 8,3 millones; Cuba, 670.000). 
  • El total de desplazamientos por sequías entre 2015-21 se pueden cifrar en unos 1,3 millones. Más de la mitad, 730.000, se registraron en Somalia; 340.000 en Etiopía; 190.000 en Afganistán. Además de miles en Brasil, Angola, Madagascar, Sudán del Sur, Iraq e India.
  • Los desplazamientos por incendios forestales alcanzaron en el periodo 2016-2021 a 810.000 niños y niñas. Los mayores en Estados Unidos, (610.000), Canadá (47.000) e Israel (31.000). 

Por todo esto hay que analizar los riesgos de futuro y pasar a la acción. Divide los países en: Alto riesgo, pero con buena capacidad de reacción; Aumento del riesgo debido al cambio climático; Riesgo moderado o elevado, pero con capacidad limitada para hacerle frente: Algunos países corren un riesgo moderado o elevado de sufrir fenómenos meteorológicos extremos, pero también afrontan factores agravantes, como unos altos índices de pobreza, conflictos y otros peligros que hacen que los niños y niñas y sus comunidades sean especialmente vulnerables.

Como resultado de todo lo anterior, y para mejorar las incidencias en relación a los niños, niñas y jóvenes en riesgo de desplazamiento futuro y cumplir los compromisosUNICEF alerta de que 37 millones de niños y niñas son víctimas de un "desplazamiento masivo"adquiridos en virtud del Acuerdo de París, el Marco de Sendai, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Pactos Mundiales para la Migración y los Refugiados, propone una serie de intervenciones urgentes, importantes o necesarias. Unicef nos llama a menudo a ver cómo viven (sobreviven). Ahora ha añadido una nueva causa.

P.D.: LUTO MUNDIAL, nuestro tambiénpor el salvaje terrorismo de Hamas y el casi seguro genocidio infantil (el más cobarde asesinato posible) y de adultos que está perpetrando Israel. ¿Tendrá sanciones económicas como le sucedió a Rusia tras la invasión de Ucrania? ¿Serán excluidos los equipos de Israel de las competiciones mundiales por violar los DD.HH.? Ni un país ni otro suele mostrar sus deseos de dignificar los DD.HH. Aseguran por ahí que todo está pendiente de lo que digan los fondos de inversión, la industria armamentística, las multinacionales, EE.UU. y sus amigos.

Cuando redacto estas líneas el País publica un elocuente artículo de Ana Iris Simón  titulado Gaza: el terror detrás del terror. Su entrada dice así:

Ninguna causa es lo suficientemente justa como para asesinar un solo niño en su nombre, ni siquiera para vengar la muerte de otros niños. 

Merece una lectura reposada, sin filias ni fobias previas. Solamente pensando en la infancia. Es nuestra mayor riqueza ética, por más que demasiadas veces se la olvide.

 

Hierve la caldera de Pedro Botero

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Hoy hace justo 10 años, un 8 de octubre de 2013 tras la divulgación de un informe del IPCC, publicamos en este blog La caldera de Pedro Botero. Tal cual la reproducimos a continuación, con pequeñas modificaciones en cursiva. Decía así:

Durante mucho tiempo se ha discutido si el infierno era una metáfora o un lugar. Frente a los descreídos, que negaban toda posibilidad, los más ortodoxos de varias confesiones religiosas defendían su existencia. Creían estos que allí se enviaba a quienes transgredían las normas morales impuestas. En uno de esos lugares subterráneos mandaba un jefe riguroso llamado Pedro Botero. Allí abajo, cocinaba en una inmensa olla a los pecadores. Esa metáfora o lugar pasó de la creencia religiosa a la literatura; Dante Alighieri la describió como nadie. También la idea cobró presencia en la pintura románica, donde el diablo Pedro Botero se hacía omnipresente en forma de llamaradas y castigos. Podrían ser como los que hemos sufrido este verano o aquellos que maltrataron a la gente del Atlas marroquí o la ciudad libia de Derna.

Cuando los científicos y los ecologistas empezaron a hablar del calentamiento global poca gente los creyó. Lo que contaban se veía como algo raro, que sucedía en lugares alejados y no nos afectaba, aunque se conociesen ya deterioros ambientales próximos. Con los años, lo que parecía una metáfora se hace visible en el espacio Tierra, un lugar grande y complejo en el que hasta los incrédulos notan dinámicas atmosféricas errantes. Acaba de conocerse el último informe del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climáticode la ONU (IPCC), en el que han colaborado varios centenares de expertos de 39 países. Como los científicos tienden a ser prevenidos y algo timoratos, quizá en parte por las críticas que han recibido, se guían por certezas y huyen de las conjeturas.

Aun así, les dicen ahora a los representantes políticos, principales destinatarios de su informe, que “es extremadamente probable (95%) que la influencia humana haya sido la causa dominante del calentamiento atmosférico observado desde mediados del siglo XX”. Dicen que el aumento de temperatura es inequívoco (pues se ha mantenido en las tres últimas décadas), que el nivel del mar ha subido 20 centímetros en 100 años, y aventuran que se podría triplicar este aumento de aquí a finales de siglo. Alertan de que si llegase a desaparecer el hielo en Groenlandia se reducirían mucho las superficies emergidas de continentes e islas por todo el mundo. Recuerdan que se vierten diariamente casi 100 millones de toneladas de gases peligrosos a la atmósfera, cual si fuese una cloaca abierta que todo lo engulle. Les apremian a que actúen rápido, porque la diferencia entre este infierno climático y los precedentes sufridos por la Tierra es que el actual sucede a una velocidad mil veces superior. Ahora mismo sus previsiones son más alarmantes. Según un artículo publicado en Scientific American, la mitad de la población mundial enfrentó calor extremo durante al menos 30 días este verano.

Se dice que detrás los boicoteos de diversos parlamentos y gobiernos a tomar medidas contundentes para limitar el cambio climático están grandes multinacionales que ven peligrar sus réditos económicos. El más cacareado es el conflicto americano entre demócratas y republicanos pero el esquema se repite en Europa (negacionistas junto con retardistas frente a los creyentes y colapsistas) y en España (entre derechas e izquierdas). Cada vez que surge un episodio ambiental severo, una noticia impactante que recogen los periódicos, aparecen contrainformes que lo desmienten -ahora mismo las redes difunden que fueron provocadas por desembalses los destrozos que la DANA que descargó por Madrid y Toledo. Nada dicen de las que llegaron muchos pueblos de España). Se asegura estos días que un gran grupo mediático internacional, experto en la manipulación y sentenciado por ello, está detrás de las negaciones del infierno climático. El “verdadero-falso” no hace sino distraernos de la toma de soluciones globales. Lo peor de todo es que cuanto más tarde se actúe, más grande será el problema a resolver y más difícil y costoso conseguirlo; podemos encontrarnos en un punto de no retorno. Aún recordamos las incredulidades sobre el cambio climático de nuestro actual presidente hace 6 años basándose en las conjeturas de su primo. En octubre de 2023 tras la guerra de Ucrania y los anunciados boicoteos al gas ruso se consume más gas que nunca.¿Hacia dónde vamos?

Para hacer entender a los jóvenes alumnos lo del cambio climático empleamos la “metáfora de la rana hervida”, de Olivier Clerc. Dice esta especie de fábula, que podrían haber firmado Iriarte o Samaniego, que una rana disfrutaba nadando en una olla sin saber que el recipiente estaba sobre el fuego. Poco a poco la temperatura del agua subía, lo que provocaba placer al anfibio. Cuando se calentó demasiado, la ranita ya no tuvo fuerzas para salir y murió. Si hubiera notado de pronto el agua caliente, hubiera huido de un salto. A nosotros nos puede suceder lo mismo: un cambio lento no nos impresiona, por lo que lo más probable es que escape a la conciencia.

Se han celebrado varias cumbres climáticas, se han concertado alianzas en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible pero nada o poco ha cambiado. Lo advierte con claridad en 2023 Antonio Guterres, Secretario General de la ONU: la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global. Pronunciaba esta frase después de conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Cuando la situación sea irreversible, no sabremos cómo salir de la marmita humeante del infierno que puede ser la Tierra. No entendimos la metáfora y entre todos la estamos convirtiendo en lugar y tiempo vividos. No es pecar de colapsista. Es simplemente una hipótesis teniendo en cuenta muchas variables. Dicho con las palabras de Antonio Guterres en la ONU: la humanidad ha abierto las puertas del infierno. ¿Seguirá allí Pedro Botero?

 

Contaminación del aire y salud. El cuento de nunca acabar

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Cada poco tiempo los informativos de medios de comunicación hablan de la calidad del aire. Se refieren a un punto concreto, a una ciudad determinada o a algún accidente acaecido. Nos hemos asomado al Índice calidad del aire que presenta el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Imposible comentar aquí lo mucho que allí se explica en torno al ICA (índice de Calidad del Aire). Es un asunto con el que debe sensibilizarse toda la ciudadanía. Tanto la que conduce un vehículo contaminante del aire como aquella que permanece largo tiempo en una terraza de bar «comiéndose» casi literalmente el mal aire que respira. Paseen por su ciudad y lo verán. Incluimos aquí una fotografía que publicó el diario.es el 20 de septiembre de 2022 que nos ha servido para hacernos algunas preguntas. ¿Quién, en su sano juicio de la salud, es capaz  de sentarse largo rato dentro de la isla que deben sortear los coches en su yincana por las ramblas de Barcelona?

Una terraza de Rambla de Catalunya, con bloques de hormigón para separar las mesas de los coches

Bien está que el Parlamento Europeo apruebe exija normas más severas en la movilidad urbana para que las ciudades proporcionen aire de calidad para sus habitantes. Por cierto, con la oposición del PP y Vox. El principal objetivo de esa nueva reglamentación/regulación es fijar una serie de límites para 2035 más estrictos para varios contaminantes. Entre las cuales se señalan de forma especial las partículas finas o el dióxido de nitrógeno. De tal forma que se llegue a la “contaminación cero” en 2050. El Parlamento, suponemos harto de la dispersión de datos y desinformación ciudadana, pretende que se establezcan más puntos de recogida de datos de la contaminación atmosférica. Revisen si en su ciudad existen y dan información puntual a la ciudadanía. Porque el tema es serio y nos despreocupamos aludiendo que no entendemos porque no vemos. Por cierto, se calcula que la contaminación del aire urbano provoca unas 300.000 muertes prematuras al año en la Unión Europea.  

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Pero parece que la salud de los urbanitas contaminados por su aire respirado poco importa a nuestros gobernantes. En la actualidad solo funcionan 14 de las 149 zonas de bajas emisiones obligatorias por ley en ciudades de más de 50.000 habitantes que contaron con fondos europeos por valor de 1.500 millones de euros.

Si desea más información sobre el supuesto lento daño grave en la salud deben visitar la web del Instituto de Salud Carlos III, del ISGlobal de Barcelona o seguir en Twitter a Jesús de la Osa, uno de los mejores expertos y divulgadores de la relación entre contaminación y salud.

Para finalizar. En este artículo de La Vanguardia se habla de que no es lo mismo índice saludable y real. Es posible que se sorprenda de los datos que aporta. Por cierto, ¿considera que el aire que normalmente respira está contaminado? No deje de leer los informes sobre calidad del aire que Ecologistas en Acción publica cada año.

Cuéntese un cuento para llevarlo interiorizado pero que tenga un final feliz. Cuéntelo a quienes le rodean y plantéense alguna acción para mejorar la calidad del aire que respiramos todos.

Plantarse ante el cambio climático que demasiados no quieren ver

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Hasta la gente más negacionista habla del cambio climático. Ve lo que quiere y lo que no desea. Esto último es todo aquello que suponga incomodidad o alteración de sus costumbres. También conoce cómo produce, si el empleo de su tiempo y la intervención de su dinero afecta mucho o poco en la posible generación. Algo así como su vida multidimensional. Cuando algunos pesados le comentamos que todo está relacionado con el cambio climático nos mira con desdén. Nos ven como una secta creyente de las cosas dichas por esa gente del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático). Como si sus conclusiones no fuesen fiables y tuviesen que venir a demostrar a cada individuo lo que sucede.

Da lo mismo que los medios de comunicación hablen de la “pertinaz sequía”, estado natural que ya se decía en tiempos de la dictadura. Similar a la que se dice identificará a la árida tierra nuestra actual o futura. La incredulidad no pensada es tan inconsistente que no ve la relación entre las sucesivas olas de calor y algo que se puede llamar “alteración de los parámetros normales”, por no decir cambio climático. Por cierto, el cambio climático fue un silenciado anatema en las sucesivas campañas electorales pasadas y en los posicionamientos presentes. Es lo que algunos llaman “península Guiness”. Ya lo advertía  Antonio Guterres con un símil muy gráfico “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. Pronunciaba esta frase después de conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Por cierto, la península Ibérica no se salva, sino que está más expuesta.Esa situación va a ser identificativa del futuro, si creemos en lo que dice la NASA y otras instancias supranacionales. Ya en el último marzo –que normalmente no es un  mes especialmente seco- avisaba que sus satélites detectaban que España se teñía de marrón por la sequía. Vaya aquí una pequeña muestra de antes y después de la sequía, mes de mayo. Los negacionistas dirán que siempre ha habido sequías. No dicen que nunca tan prolongadas desde que hay registros.

No acaban ahí nuestros pesares. 20minutos.es  recogía que la NASA alertaba de que el proceso climático en complejo cambio podía llevar a que en España se encontrase en la situación de soportar de manera habitual temperaturas por encima de los 50 grados, si no cambia una serie de patrones.

Pero hay gente que sí se quiere plantar ante el cambio climático, más bien rebelarse con estruendo. Parece ser la única forma de llamar la atención de los poderosos. Hay que animar a que la gente abra un poco los ojos y escuche aquello que no quiere oír: su vida va a estar muy condicionada por los cambios climáticos crecientes. Durante estos días, el 15 pasado en algunos lugares y toda la semana en otros, se cita a la población a una jornada reivindicativa en torno a la crisis/emergencia climática. Parece que nada ocurre, pero los efectos acumulativos serán difíciles de revertir. Muchas organizaciones sociales se han sumado a la Huelga Mundial por el Clima del movimiento Fridays for future – Juventud por el clima, a la que seguirán otras acciones durante el fin de semana en decenas de ciudades de todo el mundo; en España también (Madrid anteayer).  Este colectivo es uno de los que respaldan la protesta del día 17 de septiembre en la Marcha para poner fin a los combustibles fósiles en Nueva York, coincidiendo con el encuentro de los líderes mundiales en la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU, antes de la Cumbre sobre la Ambición Climática del Secretario General el 20 de septiembre.

En España también se planta la juventud, no toda. La especialmente sensibilizada nos llama a una descarbonización ya, justa y definitiva. Ayudémosle en lo que podamos. Hagamos una lista de deseos para aminorar el cambio climático. Por cierto, no se crean lo de los negacionistas que no ven la relación entre el uso de los combustibles fósiles y el cambio climático. Se lo explica aquí muy bien National Geographic, que para nada es una entidad revolucionaria. Por cierto, vaya metedura de pata la de la Fiscalía que incluyó a Futuro Vegetal y Extinction Rebellion en la lista de organizaciones terroristas nacionales –¿quién tuvo la culpa?-. Parece que ha rectificado.

Por cierto, hasta Aljazeera, un medio de comunicación que no está bien visto por estos lugares se preocupa del asunto. No se pierdan el análisis que hacen de las recientes inundaciones en Libia que tantas desgracias han llevado a aquella gente. Hasta plantea la hipótesis de lo que hubiera sucedido si ese país hubiese contado con un servicio de alerta como el que mantiene Aemet (aquí criticada por algunos gobernantes de la derecha recientemente por dar unas previsiones «alarmistas»).

Al final una sugerencia: ¿por dónde va a empezar a rebelarse ante la creciente relación entre el uso de combustibles fósiles y el cambio climático? Gracias por no esperar a mañana.

La «crueldad animal» no es espectáculo para niños: caso Barbastro y más.

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Quiero escribir esta entrada en positivo, a pesar de lamentable espectáculo vivido el día 8 en Barbastro, una ciudad a la que amo. Afortunadamente las gradas estaban casi vacías. Muchos de los pocos presentes gritaban de estupor y me imagino de dolor. No aprobarían lo que allí estaba sucediendo.

No me cuesta defender que lo acontecido y divulgado en redes no es porque la gente de esta ciudad no ame a los animales ni tenga escrúpulos ante lo que se hace con ellos. Podríamos encontrar casos similares en muchos pueblos y ciudades de España. Estos «accidentes» pueden suceder en cualquier lugar.

Quiero proponer que las familias que estaban allí con sus hijos, para ver un espectáculo posterior, utilicen lo sucedido para hacer pedagogía del respeto a todos los animales. Algunas abandonaron el espacio al ver lo que sucedía. Seguro que las familias barbastrenses no presentes habrán comentado la crudeza del asunto y si era necesario. Sin duda habrá generado un debate social en la ciudad. Lo que es bueno si sirve para aunar posturas fundamentadas.

Quiero animar a un debate colectivo sobre si lo taurino -con el respeto debido a quienes les gusta y mueven el mercado- puede seguir llamándose fiesta nacional. Muchas personas no nos manifestamos a favor. Además es un mal asunto para la marca España, por muy alabado que fuese por Ernest Hemingway y otros.

Quiero traer a la memoria las imágenes de los circos de la Roma clásica. Aquellas películas de romanos que veíamos de chicos exhibían crueldades varias, sin que nos inmutásemos. Cada vez que veo el Coliseo de Roma me vienen a la mente esas imágenes en donde el emperador de turno contentaba a su pueblo con exhibiciones de crueldad. Las entiendo de distinta forma. Supongo que lo mismo le sucederá a mucha gente.

Les invito a que eliminen esas figuras de este viernes y las cambien por las imágenes de la «taurocatapsia» cretense que ha quedado recogida como arte en murales y vasijas. De aquello han pasado casi 3.500 años. No me atrevo a argumentar la afición por representar el “arte taurino” de  Goya o Picasso -me cornea el toro del Guernica-, ni si esto impregnó la cultura española para considerarlo fiesta nacional.

Me gustaría conocer si en las ciudades donde el «maltrato animal» (mucho o poco) es parte de las fiestas patronales, se lleva a cabo un debate sosegado -antes o posteriormente del acto- sobre la necesidad de conservar «ciertas tradiciones» . No se trata de estar a favor o en contra sino demostrar para qué/para quiénes sirven/qué obliga a mantenerlas.

Quiero suponer que las justificaciones manifestadas tanto por el Alcalde de la querida ciudad y las del empresario taurino serán matizadas nuevamente pero desde el respeto debido a los animales. También desde la necesidad de ese espectáculo. Sería conveniente justificasen la crítica a las familias presentes y ausentes, en el primer caso porque era un acto cuya organización es municipal, y en el del empresario con la alusión de la aparente “normalidad” del comportamiento de un toro liberado de un estrecho cajón. Porque visto desde fuera tiene más de crueldad que de etología.

Sería revelador de la cultura social que las clases de tauromaquia que dos CC.AA. pretenden incluir en la educación obligatoria se cambiasen por temas de cuidado y recurso animal como la apicultura y sus problemas, los beneficios multidimensionales de la  ganadería extensiva, o la desaparición de animales polinizadores, la incógnita de según qué caza, etc. Vivimos en la Europa de bien entrado el siglo XXI.

La crueldad animal debe desterrarse como espectáculo, no solo para los niños y niñas. Ojalá el año próximo no tengamos que ver estos sucesos en las fiestas de ningún lugar de España. Impliquémonos todos en convertir el «caso Barbastro» en un positivo «efecto Barbastro» en la generación de un compromiso de protección animal. Los errores (vividos o explicados con argumentos poco comprensibles) deben servir para aprender contrastando posturas. A ver qué dice la Fiscalía. Dos días después nos enteramos que también lo investigará La Fiscalía de Menores.

Yasuní como símbolo inestable de la defensa de la naturaleza

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Puede que a una buena parte de quienes leen estas entradas les haya pasado desapercibida la noticia. Estamos en verano y mandan otras cosas. Pero Yasuní representa la lucha de todo un país por parar un desastre ambiental de la misma gravedad que otros muchos. Querían evitar que la selva se convirtiese en petróleo, un atentado doble por la eliminación de biodiversidad que suponía y por la apuesta continuada por los combustibles fósiles. Ya lo es en parte, pero las petroleras querían más.

Yasuní está en Ecuador. Coincidiendo con las elecciones presidenciales celebradas el 20 de agosto pasado se llevó a cabo un referéndum sobre la protección de la selva de Yasuní, con todas las garantías plebiscitarias de la Corte Constitucional. Casi el 60 % de la ciudadanía que participó en la consulta manifestó su negativa a petrolear aún más la selva. Optó por la protección aunque eso supusiese renunciar a «un puñado de dólares». Yasunidos, el colectivo que lleva diez años luchando por preservar su territorio, celebró su triunfo, el de toda la ciudadanía ecuatoriana.

Pero este símbolo de poder elegir el futuro no está asegurado. El todavía Presidente Lasso no acatará -de momento- el resultado del plebiscito para detener explotación de petróleo en la Amazonía, arguyendo «razones constitucionales». Antes de celebrarse invitaba a los ecuatorianos a pensárselo bien. Si el dinero petrolero no llegaba se suspenderían muchos subsidios. Además añadió que los habitantes de la provincia de Orellana, donde estarían enclavados los yacimientos, habían votado en contra de la protección. Esperemos a ver qué sucede con el acceso en noviembre del nuevo gobierno y las trabas judiciales que merodean sobre este asunto.

En España tenemos ejemplos de la escasa implicación en resolver protecciones ambientales. Las trabas administrativas y de la justicia dejan desnuda a la naturaleza. Por eso se dice que la cultura ecológica es tremendamente inestable incluso en los países formalmente naturalistas. Por citar solo unos casos que deberían avergonzar a quienes mandan: el hotel el Algarrobico en un Parque Nacional, la detracción continuada de aguas del freático de Doñana amenazan con matarla para siempre y ser declarada NO Patrimonio de la humanidad, la muerte biodiversa con envenenamientos incluidos al Mar Menor, el desastre ambiental de Ence celulosa en la Ría de Pontevedra, el negado rastro punitivo que quedó de Aznalcóllar, y así decenas y cientos de agresiones pendientes de resolver. El caso de la macrourbanización de Valdecañas que el Supremo mando demoler ahora es amnistiado por el Constitucional (6 votos contra 5). 

Una cuestión que se debería estudiar: ¿Estarían los partidos políticos y el entramado judicial dispuestos a hacer referéndum vinculante en cada uno de los casos antes expuestos? Habría que pensar el alcance de la consulta: si solo es a quienes allí viven y se aprovechan de una economía con fecha de caducidad por la naturaleza muerta; o se podría hacer una consulta en todo el Estado sobre lo que supone bien colectivo a preservar para generaciones futuras. Sin duda hay que estudiar mucho las formas de protección y tener en cuenta los deterioros que acumulan a lo largo de los años. 

La ambivalencia de la protección de la naturaleza es un signo de los tiempos. Une a la gente en la defensa de lo público, esto es atacado por los poderes públicos. Ciertas conductas escocidas salen indemnes del combate ecosocial. Pensamos algunos que si los poderes públicos, gobiernos y judicatura, no defienden los intereses colectivos, ¿para qué sirven? Atención a la manía antiecológica de los gobiernos PP-VOX. Nos darán más de un susto.

 

La electricidad da chispas a la vida, pero algunas electrocutan

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Kilovatio es una de esas palabras/ideas complicadas de definir a pesar de las veces que la habremos pronunciado. Suena a algo que no existe de forma material, no se puede tocar, aunque sí sentir y pagar por él. Nadie que se cruzase por la calle a don Kilovatio tendría idea de que es él. Lo cierto es que en 2022 y 2023 estaba en boca de todos; y no para bien. Desde el súbdito más escondido de Europa hasta la Ministra de la cosa medioambiental en España vibraban, por los calambres que les producía el susodicho.

Con los kilovatios desbocados, a los rusos se les ocurrió en febrero de 2023 invadir Ucrania. ¡Hala, porque sí! Sin respetar el mínimo decoro internacional ni humanitario. Las cosas se pusieron tan feas que casi nos apagamos todos. Tanto que la energía se utilizaba durante aquellos tiempos como mercancía de trueque entre países. La guerra sigue, para vergüenza europea.

Menos mal que algunos ayuntamientos democráticos de España de entonces habían prohibido cortar la luz a los pobres muy pobres. Otros consistorios habían sustituido los bancos de alimentos por baterías de electricidad. Los más pobres entre los pobres -no importaba su origen, sexo o religión- acudían a las oficinas municipales y tras una minuciosa investigación para demostrar su falta de recursos, se les entregaba una “Cartilla de racionamiento de pobre energético”; en la portada traía un dibujo alusivo de Forges. Esta libretita, numerada claro, les permitía recoger cada semana una batería cargada hasta los topes –de una tensión de 12 voltios para evitar accidentes-. Así las familias de escasos recursos energéticos podían conectar a la red de su domicilio, preparada al efecto por unos voluntarios de la ONG “Chispas sin fronteras”. 

En aquellos momentos, un ministerio en la sombra del partido de la oposición –que tumbaba todas leyes energéticas de interés social-  declaró la guerra al autoconsumo eléctrico solidario, en realidad a todo tipo de producción individualizada de energía. Se rumoreaba que las grandes distribuidoras energéticas estaban detrás de su negativa. La pobreza energética, “acceso complicado a la energía como derecho humano se le llamaba en los papeles oficiales”, no dejaba de aumentar.

La opinión pública, bueno unos pocos ciudadanos de las asociaciones de consumidores y toda la ONG “Chispitas sin fronteras”, se indignaron. Protestaron porque el precio de la energía de consumo doméstico subía sin control. ¿Tendrían toda la culpa los rusos? Las compañías eléctricas contraatacaron enseguida. Publicaron anuncios en los periódicos en los que se demostraba que la energía era barata y sería permanentemente adecuada para los usuarios. Añadían que la culpa de su precio la tenían los impuestos del Gobierno y los rusos. Los cortes “casuales” y la caída de torres de conducción eran provocados por bandadas de grullas migratorias. Sea como fuere, el precio del kilovatio hora que pagaban los hogares hispanos era casi el más caro de toda Europa. Todos los diarios, hasta los impresos, recogieron esta noticia un día de febrero, fue muy duro.

Mientras todo esto pasaba, una cadena de televisión privada de la península Ibérica, creo recordar que el canal 55, tuvo gran éxito con el programa diario “Electrocútame de luxe” en el que se relataban los conflictos personales de los hogares celtibéricos para gestionar el uso de la energía.

Sépase una buena acción de las compañías energéticas. Se habían unido para reeditar Don kilovatio, el cómic de los años 60 patrocinado por Hidroeléctrica Española S.A. que había tenido gran éxito. Los distribuyeron gratis a todos los hogares que gastasen más de 50 € mensuales, convencidos de que el humor hace las descargas más llevaderas. En sus apenas 12 páginas, cada ejemplar presentaba unas aventuras estrambóticas y a la vez reales. Todo un hito en la educación de los consumidores.

Portada de un tebeo promocional de la empresa Hidroeléctrica Española en 1970.

Se daban pasos adelante para rebajar el recibo eléctrico. Cada hora la electricidad cambiaría de precio. Se instalaron nuevos contadores en los domicilios que, por desgracia o por suerte, no funcionaron. En realidad se tragaban lo que medían en lugar de enviarlo a la compañía suministradora. Hubo también un chasco nacional. Muchos hogares habían comprado unos “radiodespertadores váticos” que avisaban con música clásica cuando convenía consumir -el precio era bajo- y emitían “heavy metal” cuando el precio era alto. Alguna televisión grabó el trajín de luces a lo largo de las noches en la parte de las cocinas de la barriada pobre de una capital poco importante.

Este cuentecillo fue publicado íntegro en el Blog La Cima 2030 de 20minutos.es. Se apoyaba con símiles de greguerías. Quería ser un pequeño homenaje a Ramón Gómez de la Serna y Jules Renard. Con sus frases agudas inventaron lo que cien años después se llamó “lo viral”. No me resisto a recoger aquí, viene a cuento, aquello tan emotivo que el francés dijo: las luciérnagas son una gota de luna sobre la hierba.

Rebeliones de la juventud, la climática y también por la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres. El prólogo de su vida futura

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No estoy llamando desde aquí a la «cruzada» contra los malos actos que han provocado los desaires medioambientales de gobiernos y ciudadanos. Tampoco a una rebelión para defender la dignidad de las mujeres. Aunque puede que fuese necesario. Pero sí a mostrar el no conformismo y molestar a los poderosos, con nuestra desaprobación y si es necesario por vía judicial. Como el asunto de ir contra quienes tienen el poder en España trae a veces inmerecidas represalias, hablaremos de unos jóvenes norteamericanos, chicas y chicos. Después de fútbol.
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El titular de la primera encomienda ya era placentero y removía el componente de acción de las actitudes. «Un grupo de jóvenes de Montana gana un juicio histórico sobre el clima. Podría sentar un poderoso precedente». Lo firmaba Amber Polk de The Conversation. Entidad poco sospechosa de ser revolucionaria. En su título contenía varios moduladores de la vida actual y futura. Hablaba de un grupo  de jóvenes (16), en un país con demasiados individualismos de la libertad mal entendida. Con pleitos judiciales al gobierno por su inacción frente a la emergencia climática. Aplicaba al hecho el calificativo de histórico. Podía sentar un precedente que regularía más eficazmente la acciones climáticas, por exceso o por defecto.

Valdría para cualquier país europeo. En España debería ser considerado por los nuevos gobiernos autonómicos. Pero vista la composición de muchos de ellos, formados por partidos retardistas y negacionistas, no lo harán «motu propio». Por tanto se hace más necesaria que nunca la rebelión de los jóvenes por un proyecto colectivo. Ese que llama a la mitigación de las acciones que incrementan la posibilidad de que explosione «la bomba climática- como la califica ahora la ONU. Y lanza una apuesta vital: el ámbito educativo puede/debe ser beligerante.

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La rebelión ante comportamientos machistas. El prólogo de la vida futura con menos desigualdades asumidas y practicadas. (No podíamos dejarlo pasar ni retrasarlo). Lo asociamos a la entrada que va de rebeliones de unos pocos chicos y chicas. Ahora es necesaria una postura generalizada con respecto el tratamiento dado a las mujeres por ciertos jefazos.

P.D.: Va también sobre la rebelión escolar ante ciertos comportamientos de hombres que denotan la agresión emocional, de percepción, de pensamiento, obra u omisión hacia las mujeres. Ya se conocía, también en las aulas se ha hablado de ellas pero es necesario insistir. Se ha mostrado ante todo el mundo tras la proeza del Equipo femenino de España en fútbol. Proponemos que todas las escuelas, de todos tramos educativos, comiencen el curso con un manifiesto comprometido por la igualdad entre todas las personas -independientemente de su sexo, religión, país, condición, etc.-. Deberían hacerlo visible en su comunidad educativa y enviarlo a las autoridades competentes. Cabría también organizar actividades a lo largo del curso que potencien la reflexión y debate sobre la consideración social de las mujeres. Tanto de las deportistas que alcanzan o no la gloria como las que en Afganistán, Irán y otros países árabes o no se ven sometidas a ultrajes permanentes. De paso, cabe criticar el papel de los hombres, de aquí ( en particular futbolistas de élite en este caso) o de esos países en otros muchos. Un desprecio especial a los dirigentes, un escaparate lamentable. Y no olvidemos descubrir los pensamientos ideológicos afines que puedan existir en nuestras aulas.

 

La casi banalización de la naturaleza, en cualquier sitio.

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Salvo distintas gentes por todo el mundo, el resto estamos acostumbrados a utilizar la naturaleza a nuestro antojo. Además, en estos momentos de calor en España apetece más. Es como si nos permitiese ampliar nuestra libertad. Da lo mismo que sea en un bosque frondoso o en el más mínimo hilillo de agua.

En este verano caluroso la naturaleza está más antropizada que nunca. La senda que te conduce a aquel enclave perdido se ve hoy como un paseo ciudadano sin semáforos. El P. N. de Ordesa y Monteperdido recibía anualmente unos 600.000 visitantes. Tras la espantada al monte del primer verano sin restricciones COVID se superará claramente esta cifra, por más que haya restricciones. Ayer mismo, El Periódico de Aragón publicaba que el vecindario estaba preocupado por la masiva afluencia de turistas -animados por las redes sociales y de beneficio dinerario nulo en la población- y el ayuntamiento había solicitado ayuda a la Guardia Civil. Da fe esta imagen del periódico de las pozas del Molino tomada en este agosto.

Decenas de bañistas en las pozas del Molino de Torla, este mes de agosto.

Cualquier riachuelo de cualquier montaña acoge estos días, sobre todo los fines de semana, una densidad de usuarios mayor que las terrazas «bareras» de la población más cercana. Cualquier lugar donde haya agua ejerce una atracción atávica que nos debería recordar nuestra dependencia de esa. 

Los ríos, sobre todo los de menos caudal, son ecosistemas frágiles con unas complejas relaciones que se descomponen con el primer visitante. Cuando se concentran muchos se altera todo desde el lecho del río hasta los múltiples seres vivos que lo componen. A los ruidos y destrozos visibles se unen los productos no visibles añadidos al agua. Estos pasarán los filtros del agua de abastecimiento de su curso, con los riesgos que conlleva para todos los seres vivos. Los pueblos que se abastezcan posteriormente asumen su potencial carga inadecuada, a veces tóxica. Hoy día, varios ayuntamientos españoles han debido limitar el número de personas que permanecen simultáneamente en las pozas cercanas al pueblo. Lugares que los promotores turísticos ya se encargan de divulgar. La banalización se fomenta vía Internet, Pero se olvidan de hacer pedagogía frente a la fragilidad. Cuando quienes lo visitan se marchan dejan una huella ecológica considerable. 

Qué escribir sobre lo que pasa en las playas.Qué nos dice esta imagen de El Periódico de la playa de Levante en Benidorm el pasado día 6. Lo de las basuras en las playas es para abordarlo seriamente.

Playa del Levante, Benidorm

No solo cuestionar los servicios de limpieza sino el proceder de los usuarios.

Parece que ensuciar esos lugares sean un derecho humano. Menos mal que no toda la gente piensa los mismo.

Hay que debatir mucho sobre el disfrute masivo de ciertos enclaves frágiles. Si nos atrae más el agua, la fiesta o formar parte de una masa de intereses. Hay que saber combinar la libertad de los usuarios sin que esto suponga un ataque frontal a ciertos enclaves bellos. Porque lo de hoy es sin duda la antesala de mañana. Y mañana es ya, ahora mismo.

La acumulación de camisetas como símbolo de consumismo

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Ecocuento. Las camisetas inundan el mundo y enmascaran el paisaje ecosocial[1].

“Todos los cerebros del mundo son impotentes

contra cualquier estupidez que esté de moda”.

Jean de La Fontaine (1621-1695)

 

Hablo desde mi posición de flor/fruto, pero al tiempo de ser semilla algodonosa tuve una obsesión: ser camiseta. Pero no una vulgar, sino alguna con un diseño glamuroso. Me imaginaba ya hilada, junto con otras hebras, en los talleres de modistos como Armani o Galliano, apilada con otras exclusivas en las cajas fuertes en donde guardan sus tesoros y joyas. Me veía triunfando en las pasarelas de París y Milán arropando con mi suave hechura a esculturales modelos: ellas y ellos. El mundo mundial pendiente de mí; las revistas de moda plagadas de instantáneas conmigo en primer plano.

No estaba loca. No me pregunten la razón de mi visión, quizás lo llevaba en los genes. No me extrañaría, la semilla que me originó había sido fabricada en el Laboratorio de Genética Vegetal Moderna del Estado de Oregón europeo, un lánder independiente ubicado en la Red, sin localización física conocida. Después de múltiples peripecias recalé en la India, el país de las fábulas, ¿o era Pakistan?, o por ahí. Le gente tenía la piel casi negra y tenía manos delicadas; había muchas vacas por la calle.

Cerca del pueblo me plantaron en la tierra, me cultivaron con mimo, aunque aquella primavera el tiempo había sido malo, caluroso y seco. Escuché que por un asunto grave llamado cambio climático. Unas oscuras tiernas manos de mujer recogieron mi flor. Belleza sin par, blancura desparramada en finas hebras. Blanco y negro mezclados compensándose emocionalmente. Me transportaron en trenes, amontonada; poca delicadeza, pero todo lo daba por bien empleado. El fin justifica los medios, me dije a mí misma. Estaba segura de que conseguiría mi sueño. Otras muchas manos pequeñas, quizás demasiado jóvenes, hilaron mis hebras y las de quienes me acompañaron como tejido. Todas nosotras blancas en un lugar un lugar triste, ruidoso, con negrura que se pegaba al cuerpo, y mucho sudor en las gentes que nos manipulaban. Pero de las máquinas salíamos todas bellas, coloridas, con logotipos. Las mejores entrábamos en las cajas de “Made in”. Por supuesto que yo fui una de ellas; por los pelos, por los hilos, pero entré. Las defectuosas o no bellas eran trituradas en ruidosas máquinas infernales, por llamarlas de alguna manera.

Nuevo viaje, largo tiempo en reposo, como olvidada. Me sacaron de la caja “Made in”, pero ya no me encontraba en ese país que me vio nacer de una semilla y crecer como planta, donde llegué a ser algodón luminoso y camiseta bella. Las pulsiones emocionales, sobre todo la calidad del aire, me decían que estaba en un lugar muy diferente.

De pronto se hizo la luz. ¡Al fin! Cuando me colocaron en la estantería, ¡qué decepción! Encontrarse con muchas iguales a mí, en un amontonamiento ordenado de un lugar tan lúgubre como el que me vio nacer confeccionada. Si al menos hubiese acabado en una tienda de Zara o Mango, aunque no tuviese pasarela. Nuevo viaje. Me miro y casi no sé quién soy: esta o la de allí, quizás la que asoma detrás de la bolsa. Me encuentro ahora en una estancia luminosa. Nuevos ojos que me miran; otras manos que me apilan, me cogen, me dejan, me prueban, me hablan. Mucha gente diversa que viste igual, como si quisiera camuflarse. Bueno, no está tal mal la cosa; la gente que me compra me debe apreciar. Sonríe, pero me corroe por dentro el adiós a las pasarelas.

Pagan por mí con un plástico. Entiendo un poco de números, a fuerza de oírlos y de llevarlos pegados en unas etiquetas con las que me han catalogado. Si mal no recuerdo, empecé cotizando a dos céntimos allá en La India, Pakistán o en Bangladesh, ya no lo recuerdo bien. Ahora se me llevan de la mano por 80 euros, que parece que es muchísimo más. Reconforta semejante valoración. Ahora sí que me siento importante.

Se me olvidaba. Me pusieron nombre con letras grandes y un número en el dorso. En este momento la felicidad me visita de nuevo; casi se diría que me adoran cuando veo que coincidimos miles en el mismo lugar. Vestían a gente que rugía; nada reconfortante para mi ilusión maltrecha. Las llevaban también quienes corrían mucho más abajo del lugar que yo ocupaba. Mi sueño de pasarela se había convertido en un vulgar partido de fútbol. ¡Vaya decepción!

El aprecio anterior se esfuma: me sudan, me olorizan, me lavan, me tienden, me planchan. Una vez tras otra hasta que otra camiseta más estilosa me suplanta y viste el cuerpo que dejé yo. Pero, ¿dónde va ese malvado que me tira al cubo metálico grande?

Acabé en un fardo, con un montón de ropa de segunda mano. Un viaje largo hasta que fui vendida en un mercado de Yaundé, de esto sí me acuerdo. Quien me compró solía jugar al futbol en un descampado, junto con otros niños descalzos. Se me empezaron a hacer agujeros, perdí color. El niño tardó en deshacerse de mí. Al menos alguien me quiso de verdad. Siempre es un consuelo no ser de pasarela pero hacer feliz a alguien de África.

Me queda un alivio póstumo: aunque fui pieza de cambio, y muchas como yo estuvimos de moda, nunca me dejé sobornar.

NOTA DEL RECOPILADOR: todo esto lo pude saber porque la camiseta portaba un chip que nadie se ocupó en quitar o desactivar. Me llegó en una reparación de mi teléfono móvil. Quizás formaba parte de una investigación de universidades de todo el mundo bajo el manto de la ONU; se citaba en otro archivo. En él se criticaba la maniobra de los países ricos de lucha contra la desigualdad del mundo regalando camisetas similares a las de futbolistas famosos a las escuelas de los países más pobres. También que las camisetas de algodón devoran agua (unos 2.000 litros cada una) y energía. Por cierto, acabo de leer en Hello Magazine que en África hubo un pionero desfile de moda de la firma Chanel en Dakar. ¿Ganarán glamur allí las camisetas del sureste de Asia?

[1] Esta fábula esperpéntica y totalmente apócrifa es un extracto del artículo “Mitos y leyendas del comercio de marca en los eventos deportivos de la futbolería moderna –y otros deportes mediáticos- y su repercusión en el desarrollo del Tercer Mundo”, aparecido en la revista “Elle et lui sport” en su edición del verano de 2023- la primera parte del nombre de la revista hacía honor a un libro de George Sand publicado en el siglo XIX-. Por aquel tiempo todo el mundo mundial estaba pendiente de los millones de petrodólares que derrochaban los países árabes petroleros para comprar jugadores que llevaban camisetas más luminosas como Neymar y compañía que la aquí descrita y cuyo consumo aumentará. Unicef se preguntaba si eso era ético cuando hay tanta gente –entre ellos niños que guardaban como un tesoro esas camisetas- que muere de hambre. Apelaba a la solidaridad entre países árabes.

*Esta entrada fue publicada en el blog La Cima 2030 de 20 minutos.es el día 15-8-2023 con un título más crítico dentro de la serie de Ecocuentos. Lo reproducimos aquí porque España entera estaba en fiestas y puede que no lo haya visto. No se pierdan la ilustración, porque llama a la cordura. Podría ser el contrasímbolo consumista; la lucidez «camisetera».

Calor sin reverso, la queja de los indolentes

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Indolente es una palabra traicionera, si eso pueden ser las palabras. También calor es de esas. Indolente sirve tanto para el anverso como para el reverso de la vida. Alguien indolente es quien no se afecta o conmueve, simplemente disfruta o sufre. Acaso quien es flojo-a o perezoso. Se diría que casi no siente el dolor, en este caso procurado por el calor, aunque no llegue a doler sino a molestar o agobiar. Esto en el plano individual. En el contexto de la crisis climática abunda esta tendencia.

Calor es tanto una magnitud que se mide en calorías pero también una sensación más o menos subjetiva. Está el calor específico -cantidad de calor que por unidad de masa necesita una sustancia para que su temperatura aumente un grado Celsius- , el calor canicular -un calor excesivo y sofocante-, además de calores como el específico, el latente, además de otros que no vamos a considerar aquí. Visiten el diccionario de la RAE y lo verán. 

Durante estos días, desde hace un tiempo se habla mucho en todo el mundo de las olas de calor -superación de los umbrales x durante una serie de días seguidos-. Si prestan atención el calor sofoca informativos, tertulias, anuncios, recomendaciones de sanidad, ocurrencias de las redes sociales y, como no, conversaciones entre conocidos y familiares. Incluso se habla de calor 2023 y se compara con el del año 2022, que por aquí fue exagerado. Lo peor es que las multi conexiones con alcachofa en mano solo hablan, en forma de anécdota, de la temperatura en un momento en una ciudad y recogen las evidencias expresadas por ciudadanos acalorados. Nada se dice, o poco, de que muchas repeticiones de fenómenos meteorológicos año tras año, en muchos sitios, nos alertan de que el clima está cambiando. Así no hay manera de hacer cultura climática.

Todo esto, además de los consejos sabidos por todos, la atención especial a niños y personas mayores y la acertada regulación del horario de trabajo en estas situaciones y sus consecuencias en trabajadores y trabajadoras son el anverso.

En el reverso permanecen las personas, y particularmente quienes las gobiernan, que miran el calor desde lejos, por más que lo sufran. No se afectan ni conmueven. Menos aquella gente híper sensible que entra en la ecoansiedad que les acrecientan periodistas chillones con imágenes pavorosas. 

Denle la vuelta a la moneda y verán que detrás del calor, o como causa del mismo, están ciclos más o menos repetidos, estamos en verano. También la influencia antrópica demostrada -incluidos los desplazamientos en masa en coche o avión, el uso de combustibles fósiles que no cesa- que ha sobredimensionado las variables climáticas. Miremos el cambio climático en el aumento de la temperatura del aire y del agua, la duración y repetición de ciclos más o menos cortos, las islas de calor urbanas, la duración de los hielos permanentes -el glaciar del Aneto tiene los años contados-, la reducción en la captación del dióxido de las plantas por la pérdida de masas forestales enormes, etc. Todo esto es síntoma de pereza, es una anuncio de lo que se puede esconder en el reverso de la moneda. Como la desviación multidimensional de la corriente termohalina oceánica.

Aumentan las sequías, falta agua y se decretan restricciones hasta para el abastecimientos humanos, los manantiales se secan, los humedales se convierten en eriales, se baten récords de temperatura cada mes, año tras año y ahí se queda la noticia, etc. Todo esto está en el anverso de la vida indolente, despreocupada, perezosa. Cada cual debe darle vuelta a su moneda/vida. Una lectura de los pactos de los partidos que nos quieren gobernar nos avisa de que no tienen ni idea de la crisis climática, o no la quieren ver. 

Un recuerdo especialmente crítico para los negacionistas indolentes -a punto de gobernar nuestras vidas- que ven el aumento de los episodios críticos como una película de ficción: siempre ha habido temporadas de calor y frío. Sí pero no como ahora. Echémosle un vistazo al gráfico de el Programa Copernicus de la UE, que para nada es ecologista crítica. El calor indolente es el anverso de los… (póngale el calificativo plural que quiera). O valdría reflexionar en profundidad sobre aquello de Fernando Pessoa: el hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia. 

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Los impactos humanos de las catástrofes naturales. Biescas en el recuerdo emocionado

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Hoy se cumplen 27 años de la «tragedia de Biescas». 87 personas murieron y muchas resultaron heridas en su cuerpo y sentimientos por algo que no debió suceder nunca. También sus familias vieron truncada su vida. El camping estaba mal ubicado; la naturaleza desbordada se lo llevó por delante. 

Detrás de los números y porcentajes hay personas. En el camping la gente veraneaba pero en otros lugares otra gente se ve castigada por el impacto de catástrofes naturales y, principalmente, por la falta de sistemas de prevención, tanto en España como en otros países y territorios concretos. Los mapas que utilizaremos a continuación son de Statista, una web que día tras día se preocupa de los habitantes del planeta Tierra. Si bien nos plantean puntos oscuros.

Sorprenden los números por continentes, con una gran diferencia en Europa, más de la mitad. ¿No será que algunos países ocultan sus datos? Reproducimos casi textualmente lo que dice la información. Según un informe de The International Disasters Database (EM-DAT), el año pasado hubo 387 desastres naturales en todo el mundo que causaron 30.704 muertes y afectaron a 185 millones de personas. Además, las pérdidas económicas fueron de aproximadamente 223.800 millones de dólares. Según el estudio, el total de catástrofes en 2022 es ligeramente superior a la media de 2002 a 2021 (370).

Sorprendente la siguientes información. La mayoría de las muertes sucedieron en Europa (53,5%): el exceso de mortalidad relacionado con las olas de calor en esta región, con aproximadamente 16.305 muertes, representó más de la mitad del total de víctimas mortales mundiales en 2022. Ese año se produjeron al menos cinco olas de calor, con temperaturas estivales que alcanzaron los 47 °C. El impacto de las olas de calor en las personas mayores es cada vez más frecuente y se ve reflejado en las cifras analizadas por el organismo.

La EM-DAT es una base de datos mantenida por el Centro de Investigación sobre Epidemiología de las Catástrofes (CRED, por sus siglas en inglés) y contiene información sobre más de 25.000 catástrofes naturales y tecnológicas desde 1900. El CRED define una catástrofe como «un acontecimiento imprevisto y a menudo repentino que causa grandes daños, destrucción y sufrimiento humano; una situación o acontecimiento que desborda la capacidad local y hace necesaria una nacional o internacional de ayuda exterior».

A continuación mostramos el Índice de catástrofes europeos por países. Nos creíamos a salvo de todo en la Gran Europa pero ya vemos que no es así. Ahora mismo las inundaciones asoman Centroeuropa. Qué decir de qué pasa en China! Una y otra vez lo decimos aquí: estamos expuestos a múltiples incertezas. Si alguien que ve esta entrada quiere ampliar datos, más que nada por si en algún país no son muy transparentes como nos tememos, visite World Risk Index 2022 del Foro Económico Mundial.