Olas, mareas y corrientes; versión 2023. No son como las estudiamos
Los libros de texto de siempre han tratado la dinámica la de las aguas marinas. En mis tiempos de estudiante de bachillerato lo hacían estilo enciclopedia: olas movimiento de la superficie del mar, mareas como acercamiento o alejamientos del agua costera y corrientes, ¡hay corrientes!
Debo reconocer que hay que realizar una abstracción considerable para creerse eso de que en la ola solamente se mueve el agua de la superficie, que lógicamente amplifica sus efectos en la llegada a las costas y cuando hace mucho viento. ¡He ahí la cuestión! Porque según contaba a principios de este año el Faro de Vigo contaba que se había medido una ola de 13 metros de altura. Es más, añadía que la mayor ola de España registrada en esta misma boya fue un día Reyes de 2014, con 27,81 metros, como un edificio de unas 10 plantas. Así que vaya lío: son movimientos en superficie o algo más. Qué lo pregunten a los chicos y chicas que hacen surf y windsurf. Además, estaba el asunto de los mares embravecidos que se llevaban las antropizadas playas mediterráneas una y otra vez por aquel entonces.
Otro tanto para con las mareas que dicen son movimiento periódicos de ascenso y descenso del nivel del mar, debido a las fuerzas de atracción gravitatoria que el Sol, y sobre todo la Luna, ejercen sobre la Tierra. Es más, la marea sube y baja dos veces al día. Me tocó explicarlo como profesor y la verdad es que nunca quedé muy satisfecho. Además, en las playas a las que viajaban mis alumnas y alumnos tenían unos carteles avisando a qué horas se darían las mareas altas o bajas, vivas o muertas. Y otras muchas clasificaciones. Para motivar un poco al alumnado les decía que sabios tan sabios como Kepler y Galileo, el famosísimo Newton habían sido unos estudiosos de las mareas. Con esfuerzo personal considerable comentábamos aquel cuadro que traía el libro de que las había diurnas, semidiurnas y muchas más cosas. Lo dejamos ahí. Les interesó más saber lo de Saint-Malo pues había diferencias significativas entre las dos fotos comparativas que les enseñé. Por aquel tiempo pasó lo de tsunami del terremoto de Indonesia que les interesó mucho más.
Con las corrientes no tuve más suerte explicando; además el libro lo traía fatal. Bien que me había provisto de animaciones que aclaraban una y otra vez lo de la corriente termohalina. Bien que les hablaba de la astucia del marinero Cristóbal Colón para viajar hasta el nuevo continente por un itinerario más al sur y volver por otro más al norte. Pero lo de entender el símil de que en los mares hay como grandes ríos que comunican zonas polares con ecuatoriales les traía sin cuidado; de nada servía que su profesor fuese doctor en Geografía.Pero se lo aprendían para aprobar.
Dado el escaso éxito de lo que muchas veces se enseña me preguntaba sino podía saltármelo más de una vez y poner en su lugar documentales o recomendar películas como aquella de J.A. Bayona titulada Lo imposible.
Para colmo de lo poco que sirven muchas de las cosas de las que constituyen los currículos viene ahora el asunto de la incógnita de las corrientes, que se están desviando por la acción humana, según se cuenta en el artículo de eldiario.es. Se dice que la corriente atlántica podría colapsar. Y si eso sucede, que pasará con calores, vientos e inundaciones.
Diagrama simplificado de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico
En fin, que valdría más enseñar en la escuela a saber mirar, a buscar información sobre asuntos reales antes que aprenderse una retahíla de cosas que enseguida se olvidan; una vez que cumplieron su misión de contribuir a una buena nota. Prefiero versiones recientes del complejo funcionamiento del ecosistema Tierra. Asómese a la posible circulación y eclosión en el Atlántico norte (AMOC).
apetecía hablar de esto ahora que muchos lectores de este blog estarán por la playa. Miren hacia el mar y piensen en olas, mareas y corrientes versión 2023; se entienden en relación con el aire y la tierra. Si se encuentran en el entorno del Mar Mediterráneo también; allí la cosa no está tan tranquila como se dice. Seguro que lo han notado en la temperatura del agua.
La hormiga que siempre quiso ser libre. Ecocuento
CUENTOS DE VERANO APÓCRIFOS DE UNOS DOCUMENTOS 2030.
“Es admirable todo lo que hacen las hormigas
para perder el tiempo”
José Bergamín.
Debo reconocer que era una hormiga especial. Le gustaba saber; así, sin más, y eso siempre es un mérito, independientemente del individuo de que se trate en cualquier especie viva. Además tenía otra rareza excepcional: sabía descifrar códigos. Esa mutación solo se daba en una de cada cien mil millones de hormigas, pero por azares del destino se dio en Celtiberia. A pesar de su inteligencia, no descuidaba el trabajo. No quería levantar sospechas. Pero por las noches se deslizaba hasta la “Formigoteca” secreta, nivel X. Le costó muchos sobornos conocer la clave secreta de entrada, pero al final logró excretar unos olores mágicos que desencallaban el cierre. Allí se dirigió a escondidas. Tanto mirar un día tras otro, con el tiempo aprendió a leer en varios idiomas. Debo hacer notar que allí, en aquel recóndito escondite, se guardaban muchos legajos, grandes y pequeños -adaptados al tamaño de las hormigas se entiende- todos escritos en hojas de papiro con cagaditas pequeñas; era lo que se llevaba en aquel mundo subterráneo.
Un día, por azar buscado, cayó en sus manos uno de los legajos proscritos por apócrifos; de esos que solo debían manejar las élites, como en El nombre de la rosa. Se reconocían porque estaban señalados con un tinte rojo elaborado con los élitros de las mariquitas, que las hormigas capturaban para sus necesidades culinarias. El espectacular ejemplar que se desplegó ante sus ojos compuestos trataba de la Revolución Francesa. Lo firmaba un tal Denis Didérot. Le gustaba el nombre de Denis; por eso empezó a leerlo. De todo el texto, se quedó con un resumen incompleto en el que destacaban tres palabras escritas muchas veces: “liberté, égalite, fraternité”. Debían ser mágicas, y sí que lo fueron, pero de esto poco supo la hormiga, constreñida hasta entonces a un territorio limitado.
Se veían a escondidas, daba la impresión de que se habían enamorado. ¡Qué barbaridad! ¿Quién? Dos hormigas, se supone. Aunque, ¿puede desencadenarse el amor en un hormiguero con alguien que no sea la Reina? Allí no existen individuos, la colonia manda. Es la única unidad, la compendiadora y compleja, lo que da sentido a las vidas de todos los números que la forman. En muchos descansos se miraron, hasta que las antenas chocaron y se hizo el milagro: las hormigas expresaron sus afectos en forma de toquiteos anteniles y feromonas químicas, tacto y olfato.
Un día, nuestra letrada protagonista se atrevió a sacar de la biblioteca un ejemplar facsímil, diminuto a escala hormiga y por eso lo pudo esconder. Al azar, que nada organiza en un hormiguero, eligió “Mitos y leyendas. El disgusto de las naturalezas brutas del Mediterráneo occidental aledaño a Celtiberia por un colapso fórmico”, donde hablaba de una rebelión de hormigas en las Islas Pitiusas que llegó hasta Sicilia, pero de nula repercusión en el mundo fenicio. Sintió miedo al leerlo por vez primera, porque se adentraba en asuntos oscuros que no entendía y por su aviso de que se castigaría a quienes siguiese con el texto. Digo yo que al estilo de Jumanji, pero ella tampoco lo sabían. Contaba el texto que, alertados por los humanos, los dioses habían provocado una llamarada que chamuscó a todas las revoltosas mediterráneas; algo así como un Fahrenheit 451 rápido, como el que nos contaba François Truffaut, pero en este caso aprovechando el rayo de una tormenta. Aquella misma noche ella lo devolvió a la biblioteca. Le daba telele. Nada le costó a su amigo.
La atracción entre ambos, hembra y macho de hormiga común crecía en sus diminutos cuerpos, sería porque ya tenían algo que las unía, como a las parejas de otras especies: un deseo bien o mal hilvanado.
– Estoy hasta las antenas de esta dictadura himenóptera – gritaba XA-12.649 en una grieta escondida del hormiguero, a la que solamente tenían acceso las hormigas que se orientaban excelentemente.
– ¡No hables tan fuerte! – respondía YB-3.145, mucho más miedica y no tan reflexivo.
Más de una vez se escondieron de la trifulca organizada por el ente “hormiguil” que dominaba su colonia; “Formicator” se llamaba. Decidió atacar a la colonia vecina. Ambas dos, ella y él, estaban hartas de los sanguinarios conflictos entre vecinas de la misma especie y otros invertebrados, y eso que no habían visto la película Hormigaz, que tiene lo suyo. Se decían a ellas mismas que los conflictos solo servían para sembrar el campo de cadáveres. Eran más partidarias del diálogo. Pero temían pensar. No lo podían decir en voz alta. Por todos los lados había espías, inalámbricos por supuesto.
Le contó ella a él –este no tenía la mutación que le permitiese interpretar signos- que había encontrado otro legajo, también con marca roja, pero muy roja y muy grande. El manuscrito traducido hablaba de un tal Orwell, de segundo nombre. El primero estaba tachado con rojo, muy rojo. El documento hablaba de muchas cosas raras, pero una se repetía: los peligros de las dictaduras. Alguien, ¿quién?, lo habría copiado con unas letras pequeñísimas, como de hormiga.
Algunas noches, cuando no había luna, daban paseos. Ocurrió que un día se había celebrado en el hormiguero la fiesta final de la recolección de la cosecha de verano y muchas hormigas soldado se habían descompuesto por la ingestión masiva de hongos fermentados; nadie vigilaba los agujeros de salida de la colonia. La abandonaron temerosos, casi se podía decir que andaban a dos patas. Sería por eso que quedaron indecisos largo rato, pero poco a poco una melodía los atrajo más y más lejos; como si la gaita del flautista de Hamelin hubiera sonado, pero claro a este no lo conocían. Sin saberlo, se encontraron en un camping. La música procedía de una parcela ocupada por unos franceses. A XA-12.649. Le atraía el francés, sabía interpretarlo. Allí, un grupo de gente escuchaba una y otra vez a dos individuos. Ella supo que se trataba de Georges Moustaki y Edith Piaf, lo ponía en unos papeles cuadrados en forma de carpeta. Escucharon recitar una canción que ella no tardó en entender: Ma liberté. Los humanos que por ahí había –todos con el pelo blanco- estaban medio dormidos, supongamos que por la ingesta de hongos. La hormiga hembra le explicó a su compañero de huída la letra, más bien lo que escondía. De paso, sin pensarlo, le confesó su amor. Le dijo que le gustaría que ella y YB-3.145 fuesen como el rey y la reina de los que hablaba la canción. Se quedaron bastante rato medio atontolinados. Los humanos seguían tumbados. El día casi clareaba. Volvieron al hormiguero. Se acercaron con cautela. Ninguna vigilancia a la entrada; los vapores de los hongos fermentados seguían haciendo su efecto.
Tenían un escondite secreto en el hormiguero, un criadero de hongos abandonado por un derrumbe parcial. Allí, más de una vez cantaron al unísono “Non, je ne regrette rien” en francés. La habían escuchado muchas veces en la parcela del camping, al cual volvieron todos los días de fiesta; la excursión nocturna se convirtió en un rito. Se la habían aprendido tan bien que si Édith Piaf la hubiera escuchado las habría felicitado. Sería su canción el día que abandonasen el hormiguero. Se decían que no había nada más maravilloso que cuando una quiere ser una y el otro se ve otro. Tanto leer ella, habían aprendido a filosofar. Sabía pensar. Se miraron a la cara. Tan tiernos se pusieron que decidieron llamarse algo. Ella cambiaba su XA-12.649 por “Elle”, en honor de la voz rasgada de la mujer que cantaba; él dejaba de ser YB-3.145 para convertirse en Georges.
Pasaron unos días llenos de silencios continuados y alborozos momentáneos, de esperanzas y angustias. Al final se fue sola “en busca de la libertad, la igualdad y la fraternidad”, sin imaginar con qué se encontraría. Por la foto que ha llegado hasta nosotros nada bueno, pero había disfrutado de la libertad, cosa rara en las hormigas. Él dejó de sentirse Georges. Prefirió la seguridad del hormiguero. Se dijo a sí mismo: el orden siempre debe imperar; rebeliones ninguna, aunque sean en 1984, por decir una fecha. Pero la narradora, no se identifica en este legajo apócrifo, calcula que igual pudo haber sido en 2023 en Europia. ¿Quién puede asegurar que no fue Elle, que derrotó al bicho de la fotografía? Una y otra vez la narradora afirmó que el valor de la libertad no tiene precio. Sonaba continuamente en el subsuelo “Non, je ne regrette rien”.
Ante la deriva de Europia hacia regímenes autoritarios quiero hacer constar que dada mi profesión de periodista independiente soy simplemente transcriptora titulada; no tengo que ver nada es esto. Además no sé francés.
El desenlace de un encuentro siempre está sujeto a conjeturas (Foto: Fernando González Seral, https://fgseral.blogspot.com/)
Votar POR/CONTRA el medioambiente, ayer mismo.
Alguien con fina sabiduría demostró que el medioambiente es nuestra casa común. Sería un ecologista nato. No, ha sido al papa Francisco, alguien que para los creyentes católicos debería ser un punto de referencia. Además añadió que nuestro medioambiente «parece convertirse cada vez más en un depósito de porquería». Otras voces, no dignatarios católicos, han acuñado expresiones que merece la pena traer aquí una pequeña muestra y cuya autoría desconozco:
- La Tierra nos ofrece lo necesario para nuestras necesidades, pero no para nuestra avaricia.
- Por como vivimos parece como si tuviéramos algún otro sitio donde ir.
- Si destruimos el medio ambiente nos quedaremos sin sociedad.
- Nuestro planeta no es un experimento.
Quedémonos simplemente con esas cuatros ideas: necesidad/avaricia, vida aquí/en otro planeta, destrucción medioambiente/daño social, observación crítica/experimento sin control.
Todo esto viene a cuento de una información que nos ha llegado vía Statista que dice, más o menos, que nos queda mucho por hacer y cada vez asumimos más riesgos. Como además va un largo el tránsito entre pensar con preocupación hasta obrar con compromiso, la cosa se nos pone peor. Imaginemos que los datos del gráfico fuesen totalmente verificables:
A pesar de la dispersión de los encuestados, de que en unos países se han realizado muchas más encuestas que en otros, si nos fijamos en España la cosa está fea. Solamente uno de cada tres habitantes piensa, o cree, que la protección del medioambiente es un asunto importante.
Pero nos hemos animado un poco al leer el Eurobarometer de la UE:
Seis de cada diez ciudadanos europeos -en España más de siete, según resalta vía https://twitter.com/PacoHerasHern nuestro amigo Paco Heras- se declara de acuerdo con la idea de que la adaptación a los efectos adversos del cambio climático puede beneficiar a los ciudadanos europeos.
Añade que 9 de cada 10 españoles-as lo consideran una prioridad.
Vistos les resultados de las elecciones de ayer en España uno se pregunta cómo los partidos negacionistas (Vox y compañía) y retardistas (PP y compañía) han podido sacar tal cantidad de votos, dado la dejadez o el odio climático que han expuesto en la campaña preelectoral. O sea, que lo de la protección del medioambiente se barrunta pero falta compromiso, siquiera demostrarlo con un voto. O al revés, no hay tanto compromiso como para negarles el voto a los odiadores del clima aun sabiendo las tropelías ambientales de las que son capaces y que tanto pueden perjudicar al socioambiente.
Derrota sin paliativos. Posible exterminio de los gorriones en unos años. Ecocuento
ECOCUENTOS APÓCRIFOS DE UN DOCUMENTO 2030
«A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre».
Pablo Neruda
Lo esencial es sobrevivir; lo dice la genética de la especie.
Al principio volaba despreocupada. Casi aprendí a cantar como los canarios, pero lo sonoro no es lo mío.
Me sentía bella con mi traje, por más que no tuviese los colores llamativos de las migratorias.
Hay que adaptarse. Pero me temo que sea casi imposible.
Apenas llueve. El calor del verano es sofocante ya en primavera.
Poco a poco van cayendo mis sustentos. Todos dejan de ser, desde pequeñas hierbas (con semillas menguantes) a invertebrados.
Da la impresión de que una no vive en la realidad que cree, o no cree la realidad que sobrevive en el tiempo. Ni el baño en tierra me tranquiliza.
A veces me siento como apátrida; no me veo reflejada en otros pájaros.
Queda la sombra, cada vez más oscura; como el porvenir.
Voy a perecer en los suburbios del tiempo. Además los humanos ya no nos echan en falta en sus casas y ciudades.
Una ruina, porque el más allá de la especie está lleno de miserias, como hacer las casas humanas sin agujeros donde anidar.
Me sabe mal morir, no haberme adaptado. Solo quedará mi testamento óseo.
Voy perdiendo la conciencia de mi cuerpo pues la mente se me desordena.
Ya no me sitúo en el espacio de las cosas que son; los recuerdos me nublan el futuro.
Me puede la nostalgia. Siempre tuve añoranzas de lo que J.M. Serrat me cantó, que bien podría ser mi epitafio. Seguro que lo llevará a la ONU cuando desaparezcamos del todo; si se llega a ese momento.
Intentando asegurar un futuro velado, mimetizados con el tejado lleno de líquenes para evitar la captura de las rapaces (Fot: Fernando González Seral, https://fgseral.blogspot.com/)
NOTA SOBRE ESTA ENTREGA DE CUENTOS DE VERANO APÓCRIFOS DE UN DOCUMENTO 2030: Algo me contó un eremita que vivía por allí con tres gorriones desparejados. Con parte de lo que dijo y algo inventado dejo este escrito a mano en la tapa que cierra el legajo. Era de un tamaño grande. Lo encontré en una caseta de monte de la sierra de mi pueblo, medio tapado por la paja ya castigada por los artrópodos. El legajo mostraba notables deterioros; seguro que había servido de sustento a pequeños invertebrados y algún ratoncillo. Apenas conservaba las dos tapas, de cartón fuerte y las primeras hojas. Se trataba de Mitos y leyendas de la extinta Celtiberia. Primeras conclusiones de la incidencia de las transgresiones climáticas y la agricultura extensiva en la población de volátiles asociados en tiempos pasados a la vida de las poblaciones sedentarias humanas. Tomo I.». Incluía una especie de apéndice escrito por otras manos sobre la masacre maoísta de los gorriones en China. Decía que el iluminado autor de su famoso cuello de camisa consideraba a los gorriones como animales del capitalismo, pues se comían el grano que debería servir para que sus súbditos no muriesen de hambre. Por eso había decretado su exterminio.
SEGUNDA NOTA: Esta ya es cosecha del anónimo trascriptor. El Diccionario de la Real Academia (RAE) describe a los gorriones como muy abundantes en España. Les escribiremos para que lo cambien por “en peligro de extinción”.
*Este artículo fue publicado el martes 18 de julio en el blog La Cima 2030 de 20minutos.es.
El hambre no veranea. ¡Será aguafiestas!
Debería estar prohibido durante el verano de los ricos dar malas noticias que afecten a la condición humana. No sienta igual un baño metido en el bocadillo del placer cuando sus tapas son oscuras. Menos aún consentir que esas ONG que se llaman humanitarias nos bombardeen con ahogados en el Mediterráneo o en el Atlántico próximo al Sahara. Dañan sobremanera la marca España. El verano, veraneo, está pensado para no pensar; una ocupación pensativa que cada día está más en cuestión. Por eso los mensajes de los medios de comunicación deberían pasar por un corrector de texto que cambiase la palabra hambre por frases como alimentación no bien encaminada, no previsión colectiva de recursos alimentarios, escasa eficacia de las cadenas de distribución de alimentos, mercados mal provistos y muchas más que no cabrían por extensión en esta entrada. Las colas del hambre no han desaparecido de España. Por cierto, hemos leído que este problema, en realidad una minucia del sistema, se solucionará cuando se constituya el nuevo gobierno de España salido de las próximas elecciones. Así sea.
Tampoco la marca Europa UE está muy limpia. El acceso al poder de partidos poco sensibles con “los negros pobres y gentes por el estilo” nos presagia eso del amor universal que proclaman las religiones monoteístas que tranquilizan a la “nueva” Europa. La ONU denuncia que él hambre mundial aumentará por cuarto año consecutivo. Azota ya a más de 250 millones de personas. Cuándo se reunirán las naciones pudientes y las multinacionales que se están enriqueciendo con la crisis para asegurar la ética alimentaria? Debe ser duro morir de hambre y sentirlo un día tras otro. Si las televisiones de esos países dan imágenes de nuestra forma de vida qué pensarán los hambrientos de nosotros? Según el informe de la ONU “ más del 40% de la población expuesta a crisis, emergencia o catástrofe alimentaria reside en sólo cinco países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, partes de Nigeria (21 estados y el territorio de la Capital Federal) y Yemen”. ¿Qué pensarán de este asunto los partidos políticos europeos que odian a los inmigrantes? ¿Les votaría tanta gente como lo hace ahora si supieran sus intenciones? Mejor lo dejamos.
Por cierto, acabamos de leer que el Banco Mundial manifiesta que probablemente “el número de personas afectadas por inseguridad alimentaria aguda habrá aumentado en más de 220 millones entre 2019 y finales de 2023, debido en gran medida a los conflictos, el cambio climático y las perturbaciones económicas agravados por la pandemia de COVID-19. Cómo se atreve el Banco Mundial!, otro aguafiestas.
Aunque los datos hayan sido superado, no sólo en África se pasa hambre.
El caracol hermafrodita proscrito en Europa
VERANO 2023. CUENTOS SATÍRICOS APÓCRIFOS DE UNOS DOCUMENTOS 2030
«To be or not to be. That is the question». Shakespeare en Hamlet
Vivimos por todo el mundo, tanto en el mar como en la tierra. Mi familia en concreto pastaba con tranquilidad en los extensos campos de la Celtiberia. Eran algo así como nuestro paraíso terrenal. Nos apareábamos con placer. Tanto cuando ejercíamos de machos dispuestos a lanzar nuestros espermatozoides como en el momento que éramos hembras receptivas para acoger en nuestro seno las gónadas masculinas de otros congéneres de nuestra especie; que por eso nos llaman hermafroditas incompleta(o)s. ¿Lo sería el hijo de Afrodita y Hermes? La mitología griega así lo presenta. Volviendo a la realidad, digamos que nuestra vida transcurría con los sobresaltos propios de los peligros externos, la sequedad ambiental y los malditos depredadores. También había disputas familiares por el territorio. Vamos, lo normal.
Pero algo extraño iba sucediendo a mi alrededor, o en mí mismo. En mi periodo hembra (Frodita) estoy menos receptiva que de costumbre; muy desdeñosa de la proximidad de mis congéneres fase macho. Barruntaba que estaba sufriendo una transformación total, menos en las antenas. Me quedé parada, respirando lento con mis pulmones llenos a ver si entraba en fase macho (Hermo). Parecía que sí. Me acerqué a un grupo de congéneres. Mis tentáculos me indicaban que varios estaban en fase hembra. Debía intentarlo más que nada por costumbre copulatoria. También para que la especie no desapareciera de la faz de la Tierra. Notaba que me faltaban flujos. Hasta la rádula se me quedaba pastosa; ¡qué decir del pie! Me palpé y noté que la daga se me había empequeñecido. Me daba cuenta de que había perdido todo el apetito sexual. Una tragedia rondaba por mi cerebro: ¿Habría dejado de ser hermafrodita definitivamente?
NOTA DEL EDITOR: Se dice que todo sucedió tras la llegada al poder de Europia de unos partidos que consideraban que ser hermafrodita era una desviación sexual, muy peligrosa para el género humano. Esto se dice en “Mitos y leyendas; verdades y mentiras. Cambios zoológicos en la moderna Celtiberia”. Encontré el libro, al que le falta la primera hoja y por eso se catalogaba como de autor desconocido, en la Biblioteca Nacional, escondido en la estantería de los cómics manga. Explicaba que se había producido un cambio espectacular en casi toda Celtiberia: los caracoles habían dejado de ser hermafroditas.
Era vox pópuli por toda Europia que se quería legislar una censura biológica. Se contaba que las nuevas autoridades se habían aliado con una compañía anglofrancoamericana “Montesano”. Dicha multinacional estaba empeñada en fabricar semillas de maíz que produjesen plantas con panochas muy grandes. Los campesinos observaron grandes caracoles en los maizales. Los recolectaban y se los comían asados a la plancha, con ali-oli. En unos meses, aparecieron los primeros desequilibrios hormonales en los lugareños que los habían consumido. Científicos de todo el mundo, incluso japoneses, viajaron a los maizales para recoger muestras y entrevistar a los campesinos. La Universidad Autónoma de la Celtiberia interior subvencionó seis becas de investigación pos doctoral para estudiar el fenómeno; las conclusiones serían secretas. En un avance de sus averiguaciones aconsejaron recoger los hermafroditas, más pequeños, y que se tunearan para convertirlos en unisexuales.
Caracoles hermafroditas relictos en clínica de reeducación sexual. (Fot: Fernando González Seral. https://fgseral.blogspot.com/)
Se filtró, otra vez los de Wisquileas en acción, que la modificación genética de los maizales era provocada y tenía repercusiones hormonales en los consumidores, los hacía más seguros de su sexo. Como lo leí lo cuento. ¡Vete a saber lo que hay de cierto o imaginación en los informes de esa compañía! Lo habían visto en un informe pirateado de la Multinacional Montesano (sus productos eran infalibles en cargarse todo bicho malo del monte, fuese animal, vegetal, hongo o bacteria) titulado Mitos y leyendas de la Celtiberia transgénica. ¿Cómo hacer virtuosa la Madre Patria Celtibérica Moderna a partir de los caracoles tuneados? Avance 2030. Se había sabido también que varios grupos ultrarreligiosos celtibéricos querían acabar con la aberración evolutiva, presente también en ciertos humanos, que suponía la bisexualidad nata o adquirida. Las lombrices, otra(o)s hermafroditas incompleta(o)s, ya estaban temblando. La multinacional biocida selectiva fue acusada por “Solidarity and Peace Green” de prácticas biogenocidas ante el “Tribunal de la Baja Nederlandia”. A raíz de eso, colgó en los periódicos on-line de más tirada mundial, menos los chinos, un anuncio que decía en letras grandes sobre la bandera del arco iris: “The road to perfection does not exist”. Y en español ponía: Fastidiaos, en la mar océana no valen vuestras tretas, seguido de un emoticono de burla tipo así.
P.D.: Esta entrada fue publicada en 20minutos.es el 9/7/2023.
La tragedia y el odio creciente sacuden varias veces a los inmigrantes
Asustados estamos de la pandemia de odio que se está generalizando en Europa, en España incluso en los parlamentos y gobiernos regionales. ¿Qué será pasado mañana? España fue mucho tiempo lugar de salida, de búsqueda de una vida mejor. Juanito Valderrama puso canción a las añoranzas pero se dejó olvidado el sufrimiento. La huida, lo que dejan atrás, les hará sentirse extranjeros allá donde vayan, como canta Bunbury.
Hace ya casi seis años que publicamos, tras un verano sangriento, esta entrada en el blog: 6.300: algo más que el número de inmigrantes rescatados del Mediterráneo en un solo día. Es una tragedia humanitaria que lastrará para siempre la ética global. La podríamos publicar cada mes. Podríamos preguntarnos cada día por qué ese odio a los extranjeros. Los detentadores del odio deberían explicarnos sus razones. Nosotros a escuchar con atención aquello que dice Leonard Cohen en Le partisan.
Asusta pensar lo que hay detrás de esa gente que va en la barca, que salta al agua en busca de un agarradero que le abra las puertas de la vida. Cuántos de los más de 5 millones que habitan en España llegaron así. Tragedia tras tragedia; aquí encontraron casi siempre exclusiones y odios.
Cada vez aumenta más rápido el número de inmigrantes fallecidos. Han transcurrido seis años y la indiferencia social no deja que entre en su mente la solidaridad. Más bien gana terreno el odio al inmigrante pobre, mal vestido; mucho peor si no es blanco. No si es estrella de un deporte, aunque el odio a los futbolistas negros se especifica en varios campos de España. Es negro simiesco el del otro equipo y es negro admirable el del nuestro, mucho más si mete goles. Asusta pensar lo que habrá detrás de las palabras del señor Abascal asimilando extranjeros y delincuencia. El fomento del odio -estilo Urban en Hungría- es un delito que debería tener responsabilidad penal.
Aunque nada más fuera por egoísmo laboral tendríamos que llamarlos. Dentro de unos años la mano de obra en determinados sectores económicos será casi toda extranjera. Los xenófobos pedirán echarlos aunque se hunda nuestra economía, como en cierta manera ocurrió en algunas zonas de España con los moriscos en 1609 para salvar nuestra identidad política. Qué decir del pensamiento de los europeos-as hace año y medio: sobran inmigrantes.
Caminando fronteras denuncia que 951 personas han perdido la vida en su intento de llegar a España en lo que llevamos de 2023. En su intento de llevar una vida compartida con el continente donde para ellos mandaban la ética y la democracia. Allí donde hoy, suma y sigue, los partidos políticos que quieren expulsar al inmigrante como primera acción política entran en los Parlamentos y Gobiernos -votados por mucha gente que se deja arrastrar por sus mentiras hacia los extranjeros-. Miedo da pensar de qué son capaces los votantes. Unámonos en torno a las palabras de Manu Chao, para evitar llamar clandestino o sin papeles a aquellos que de forma irregular llegan a Europa.
Nos quedamos con la tristeza amable, a pesar de eso reivindicativa, de Georges Moustaki y Zazie en La métèque, con su facha de extranjero, judío errante y pastor griego. Para que hagamos de cada día una eternidad de reconocimiento a los extranjeros, como Nícola di Bari versionaba la canción del griego errante. Sin ellos nada seríamos nosotros. Así decíamos aquí de la contribución de los españoles (y otros extranjeros) al poderío económico de Alemania, Suiza, Bélgica, Francia. etc., hace 50 años. Con pocas secuencias podríamos componer la tragedia de la desmemoria. Pero viene a cuento pensar en los motivos de la caída del Gobierno holandés por querer restringir su política de asilo.
En la mitigación del cambio climático todo cuenta
Mi impresión es que hasta los más negacionistas o retardistas del cambio climático se están dando cuenta de que algo raro pasa con el clima. Por supuesto que no lo achacan a la acción humana, faltaría más, sino que lo justifican en que en la historia de la Tierra, conocida o no, siempre habrá habido periodos más o menos cálidos, tormentas destructoras, sequías como aquellas que pasaban en Egipto, etc. En qué por mucho que hagamos poco podemos hacer ante lo que viene porque sí. Por este dejar de hacer también transitan los creacionistas y ciertos apocalípticos.
Pero frente a ellos hay mucha gente que está convencida de que algo podrá hacer por mitigar los impulsores del cambio climático con su vida diaria, que no es más que una adaptación responsable a la crisis climática y sus repercusiones que pueden venir y sumirnos en emergencia varias. Y lo decimos así para que no nos tachen de predicadores. Lo enunciamos simplemente como hipótesis. Vamos en plan positivo, no queremos echar la bronca a nadie. Por eso traemos aquí esta estupenda ilustración, cedida por «València. Clima i energía». Hasta el título es bonito y esperanzador: tus decisiones cuentan.
Todo cuenta porque todo depende de las decisiones que alguien toma. Algunas acciones van antecedidas de reflexiones y compromisos. Esas son las que más valen. En el gráfico de la Generalitat Valenciana se representan los ahorros mensuales que cada cual puede sumar en la cuenta global de emisión a la troposfera (atmósfera). Son acciones cotidianas pero al final suman mucho. Hay ahorros más o menos bajos pero si se hacen cotidianamente suman mucho; otros ahorros medios que suponen mucho más aunque se hagan menos veces y finalmente se representan con los iconos correspondientes los ahorros altos.
Al final de la vida de cada cual todo cuenta; para los seres actuales y los venideros. Seguro que lo tiene en cuenta de ahora en adelante, o le ayuda a perseverar porque se había hecho las cuentas.
El hombre que amaba a los Monegros.
Hay entradas que cuesta escribir porque por encima de las ideas están los sentimientos. No me ha resultado fácil. Perder a un tan querido familiar, tan pronto, deja una huella emocional que tarda mucho en cicatrizar. Pero no voy a hablar del pariente, al cual tenía un cariño especial como cualquiera que lo tratase, sino del hombre que amaba a los Monegros. Para alguien que no sepa de qué hablamos, le traemos cómo La Bullonera cantaba este espacio tan singular en la plaza de nuestro pueblo hace casi 50 años, cuando el protagonista de nuestro homenaje era un chaval.
Tras dejar los estudios se dedicó a trabajar en el campo, recolectando la paja de los cereales para que tuvieran una segunda vida. Entonces conoció la belleza y a la vez la dureza de la vida rural. Allí mandaba el cegador sol, la sed y la fatiga. Retomó los estudios para aprender a delinear el espacio; él que ya era un observador delicado necesitaba acotar el volumen y la forma. La delineación fue su segunda vida laboral, pero siguió pegado a lo rural ayudando a rescatar muchas joyas del patrimonio de la provincia de Zaragoza a punto de perderse.
A menudo, cada semana al menos, volvía a los Monegros para sentirse uno más del paisaje. Capaz de estarse horas enteras para observar un pajarillo de cualquier rincón de nuestro monte o una migratoria acuática que había recalado para descansar y aprovisionarse en el salobrar que nosotros llamamos El Siscal. Observador meticuloso de plantas e invertebrados conocía sus vidas y pesares. No iba solo, sorprendería conocer la cantidad de naturalistas que hay en los Monegros: la tierra discreta y sublime donde parece que no pasa nada pero de todo sucede pausadamente. Amigo de cientos de plantas poco glamurosas como las ontinas y sisallos, sin faltar alguna gypsófila o nuestras identitarias sabinas, carrascas o coscojas; y los excelsos lentiscos de los cuales hablamos en más de una ocasión. Ejemplos todos de adaptación a las condiciones de dureza del territorio, que no gasta energías en adornarse de la belleza de colores; más bien disfruta de los grises y blanquecinos que componen el ecosistema estepario monegrino. Aún quiso recuperar la garnacha centenaria, parecía otro homenaje a su tierra, y se unió con otros jóvenes para elaborar un exquisito vino de consumo particular y limitado.

Así era él, consecuente con el paisaje; sobrio en el vestir, comedido en el aparentar, nada capturado por el consumismo, amigo de muchos elementos de los Monegros que no se singularizan para no estropear el conjunto. Y siempre con una sonrisa amable. Así pasaba desapercibido, casi como todo en el horizonte de esta estepa única. Humilde como aquellos asnallos que tan bien conocía, pasaba por el suelo sin dejar pistas. Valdría aplicarle, él lo practicaba con sus paseos por el campo, aquello que manifestaba el gran conocedor de la estepa rusa, Leon Tolstoi: no hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad. Atributos todos que también sostienen a bastantes de sus habitantes. Además, para él su biodiversidad era el bálsamo del espíritu.
Tanto amaba esta tierra que se implicó con su compañera en construir un alojamiento rural en la subida a la Sierra de Alcubierre. A los visitantes les enseñaba el entorno y sus habitantes. Disfrutaba sintiéndose libre y a la vez compartiendo con los demás sus amores con la sencilla belleza del monte, de los bosquetes que resisten desafiando sequías veraniegas y nieblas invernales, descubriendo tesoros ocultos para quienes no están entrenados en ver. Las sabinas se lo agradecerían prestándole sus olores y figuras. Por eso, cuando viajen por la A-129 y vean un cartel indicador de “El Serral” acuérdense que ese fue uno de los sueños de este personaje singular y excelso en su anonimato global. No sé por qué me lo imaginaba como aquel beduino que rescató a Sant-Éxupery y nos dejó el tesoro de El Principito. No tuve tiempo de conversar con el pariente sobre estas cuestiones. Algún día intentaré la reconexión, a ver si hay suerte. Las esquivas picarazas nos guiarán.
Pero el infortunio se cebó con él y fulminó su salud. Cuando la quimioterapia lo permitía se escapaba a los horizontes esteparios para recargarse de salud mental hasta la siguiente sesión; era su terapia de sol, viento y suelos yesosos. Largo tiempo hizo gala de la resistencia monegrina pero al final los rigores de la vida se lo llevaron. Y nos dejó con el alma partida. Su figura no será resaltada en libros ni periódicos, como le sucede a tanta gente grandiosa que desaparece en el anonimato. Un día de estos iremos a pasearnos por la estepa para intentar encontrarnos con algo de lo que él vio en amplitud. Hasta entonces lo dejamos a la escucha de Els ocells de Pau Casals, los pájaros a quien tanto respetaba -hasta les mantenía bebederos en el seco verano-, que tanta sabiduría le proporcionaron.
¿Será la efímera belleza de las amapolas lo que nos cautiva tanto?
Hace unos días leía que los japoneses, que están por todos sitios buscando el arte, también la plástica en la naturaleza, habían descubierto un campo de amapolas de Zamora. Publicaron la foto en algún medio de comunicación de su país, instantánea que ha dado la vuelta al mundo. Tal recorrido tuvo la noticia que el lugar recibió tantos visitantes que con sus pisadas acabaron con la belleza natural. El enclave estaba situado en el Campo de la Verdad. Qué verdad es que todo lo que se populariza en la naturaleza genera la visita multitudinaria de fotógrafos móvil, que no se contentan con guardar la bonita foto que acompañaba la belleza efímera de los ababoles, así se llaman en mi tierra.
Juan Ramón Jiménez seguro que conocía que las amapolas se asociaban a la fertilidad en la mitología griega, que había surgido de las lágrimas de la diosa Deméter (agricultura y fertilidad). Será por ello y más cosas que nos legó aquello de: novia del campo, amapola/que está abierta en el trigo,/ amapolita, amapola/ ¿te quieres casar conmigo? La única pega que tienen la amapolas es que son efímeras; la belleza nunca es eterna. Así lo vio Alfonsina Storni en su poema odio:
Oh, primavera de las amapolas,
Tú que floreces para bien mi casa,
Luego que enjoyes las corolas,
Pasa.
Beso, la forma más voraz del fuego,
Clava sin miedo tu endiablada espuela,
Quema mi alma, pero luego,
Vuela.
Risa de oro que movible y loca
Sueltas el alma, de las sombras, presa,
En cuanto asomes a la boca,
Cesa.
Lástima blanda del error amante
Que a cada paso el corazón diluye,
Vuelca tus mieles y al instante,
Huye.
Odio tremendo, como nada fosco,
Odio que truecas en puñal la seda,
Odio que apenas te conozco,
Queda.
Este año de calores prematuros en el Hemisferio Norte despistó a las semillas, que germinaron pronto, a las plantas que crecieron pronto y murieron pronto.
En una ocasión cuando loaba en clase a las amapolas, alguien me preguntó si servían para algo, como ocurría con otras muchas cosas de la naturaleza como moscas o avispas. Así de entrada no supe qué decirle pero le argumenté que todo servía para algo. Pocos día después me fui a internet que todo lo sabe y encontré una noticia en un periódico serio como La Vanguardia.Le regalé una fotocopia del artículo y que él juzgara.
Animado de curiosidad me fui a las etimologías. Y me enteré que viene de «habapaura», un arabismo hispano formado del árabe habb (semilla) y latín papaver. Papaver se refería tanto a la amapola común como a la planta adormidera de donde se extrae el opio. Conocí que amapola era un sinónimo de abundante. Pero mira por dónde, ababol, que siempre pensé que era un aragonesismo, resulta que es más antiguo que amapola. Violeta Parra decía: cuando se muere la carne el alma busca su sitio adentro de una amapola o dentro de un pajarito. A lo que Pablo Neruda respondió haciéndose una pregunta: ¿hay una estrella más abierta que una amapola? Aunque el pastor de mi pueblo me ha contado que este año ha visto menos; mala señal y cosechas mínimas.
El valor de lo diminuto, de lo aparentemente insignificante es lo que hace vida. Hasta Van Gogh las pintó metidas en un jarrón, aunque durante mucho tiempo se negó su autoría, como si una planta/flor tan poco comercial no mereciese estar en un cuadro del inigualable pintor holandés. Al escribir esta entrada me he enterado que en el Rincón de Ademuz editan una revista llamada Ababol. Por todo esto y por mucho más en su función biodiversa, en los ecosistemas donde habita, no nos extraña que Miguel Fleta quisiese interpretar hace casi 100 años Amapola de José María Lacalle. Todo lo anterior sirva como homenaje al papel que los ababoles han tenido siempre en la vida.
A camiseta regalada___mírale la etiqueta y demás
Cada carrera popular que se precie, cada evento más o menos multitudinario o reivindicativo lleva implícita el regalo, o la compra, de una camiseta. Pasear por un parque, incluso por la calle, es sentir la presencia de algo más que las personas, que a menudo portan camisetas con algún signo de algo. La «camisetitis» ha llegado incluso a las progresiones educativas; hasta se hacen camisetas para recordar que se ha pasado de primaria a secundaria. Una buena parte sirven de reclamo social hacia un empeño, una marca o un interés desinteresado. ¡Y no digamos nada de las camisetas futboleras de afamados jugadores que llegan, imaginamos que pirateadas, hasta la aldea más recóndita en los confines del mundo!
No somos quién para cuestionar esos gustos porque desconocemos el papel de los signos que se exponen y las ganancias dinerarias o afectivas de quienes las promueven. Pero sospechamos que una buena parte de esas camisetas tienen un reinado efímero; se portan unos pocos días y enseguida pasan al rincón de los olvidos en los armarios. En esto, como en tantas cosas de la vida se mezclan las necesidades (problemáticas objeto de atención, comerciales, etc.) con los deseos (a camiseta regalada no le mires el porqué). Lo peor es que algunas han entrado en el reino consumista del usar y tirar.
Todos esto viene a cuento, ya hemos hablado de estas costumbres más de una vez en este blog, de que hemos leído que además en Europa se estima que se destruyen entre 11 y 32 millones de camisetas. Se calcula que el total de los textiles que se producen pero no se venden, puede acabar en la basura como desperdicio, llegando incluso al 10%. La noticia se completaba con que también la electrónica ayuda a dilapidar de millones de toneladas de recursos (algodón, agua, acero, cobre, cristal y energía); a provocar emisiones al aire que empeoran la vida de todo el mundo. Producir y tirar es un signo de estupidez no analizada, pero exageradamente banalizada.
Mirar la etiqueta para entender qué contienen y de dónde vienen. Rtve ha dedicado a las camisetas documentales extraordinarios, como aquel del 12 de 2019, Día Mundial del Trabajo Infantil que contenía un encabezado estremecedor: Fabricar una camiseta puede implicar el trabajo de diez niños esclavos. La niñas más pobres de las aldeas trabajan para las industrias del algodón, en semiesclavitud, por sueldos de 120 € en 3 años. Cómo olvidar aquel documental de hace más de 20 años en El escarabajo verde sobre «Vestidos de ética«. O el reportaje del año pasado que sonroja hasta en su título «El precio de lo barato«. O aquella denuncia de diciembre pasado en El Economista que titulaba «la esclavitud de la moda mundialista: la camiseta de España se fabrica a 6 euros al día en Camboya.
Por eso hay que atender aquello que decían los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre “Producción responsable”, ODS 12 e “Industria, innovación e infraestructura”, ODS 9. Por eso hay que aplaudir y practicar lo que propone una carta dirigida al Comité Medioambiental del Parlamento Europeo para que prohíba la destrucción de artículos textiles y electrónicos sin vender. La alerta en forma de carta de petición del European Environmental Bureau ha sido firmada por 46 organizaciones europeas que representan a cientos de ONG, empresas y sindicatos. Que velan por la coherencia ética y la justicia social en este ancho mundo. Por cierto, cuánto cuesta la camiseta del ídolo futbolero más conocido; ¿sabría decir cuáles son los equipos de fútbol que más camisetas venden? Apetece imaginarse esas cifras convertidas en un par de euros el ejemplar y dedicarlo a favorecer la educación de niñas y niños de África central, por ejemplo.

Por eso, hay que reconocer lo que implica consumir camisetas de un solo uso. Las industrias textiles deben implementar mejores estrategias de producción (todos los componentes deben ser reciclables) para reducir stocks, diseñar de manera que se puedan reutilizar esos artículos y facilitar la salida de los remanentes al mercado. ¿Qué se ha perdido? Busque aquí.
P.D.: Para gente responsable y con compromiso. Cuente el número de camisetas de esas que llevan llamadas sociales o comerciales, deportivas o de cualquier tipo y divídalo por el número de miembros de la familia en edad de portarlas. Por cierto hoy se nombra en todo el mundo el Día contra el Trabajo Infantil. Pues eso.
Lamento por los gorriones en el Día del Medio Ambiente
“A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre.”
Pablo Neruda
Derrota
Lo esencial es sobrevivir; lo dice la genética de la especie.
Al principio volaba despreocupada. Casi aprendí a cantar como los canarios, pero lo sonoro no es lo mío.
Me sentía bella con mi traje, por más que no tuviese los colores llamativos de las migratorias.
Hay que adaptarse. Pero me temo que sea casi imposible.
Apenas llueve. El calor del verano es sofocante ya en primavera.
Poco a poco van cayendo mis sustentos. Todos dejan de ser, desde pequeñas hierbas (con semillas menguantes) a invertebrados.
Da la impresión de que una no vive en la realidad que cree, o no cree la realidad que sobrevive en el tiempo. Ni el baño en tierra me tranquiliza.
A veces me siento como apátrida; no me veo reflejada en otros pájaros.
Queda la sombra, cada vez más oscura; como el porvenir.
Voy a perecer en los suburbios del tiempo. Además los humanos ya no nos echan en falta en sus casas y ciudades.
Una ruina, porque el más allá de la especie está lleno de miserias, como hacer las casas humanas sin agujeros donde anidar.
Me sabe mal morir, no haberme adaptado. Solo quedará mi testamento óseo.
Voy perdiendo la conciencia de mi cuerpo pues la mente se me desordena.
Ya no me sitúo en el espacio de las cosas que son; los recuerdos me nublan el futuro.
Me puede la nostalgia. Siempre tuve añoranzas de lo que J.M. Serrat me cantó, que bien podría ser mi epitafio.
NOTA: Interpretación científica del registro del ADN de un fragmento del fémur izquierdo de una hembra de “Passer domesticus”, de edad indeterminada -viviría hacia el año 2023- localizado en las excavaciones de una aldea abandonada, de nombre desconocido, de la antigua Celtiberia esteparia y yesífera. Los resultados completos de la investigación se encuentran recogidos en “Mitos y leyendas de la extinta Celtiberia. Primeras conclusiones de la incidencia de las transgresiones climáticas y la agricultura extensiva en la población de volátiles asociados en tiempos a la vida de las poblaciones sedentarias humanas. Tomo I.». Adelanto editado en inglés por el consorcio europeo University Presses on line.
Si quiere saber algo más de los casi extinguidos GORRIONES mire en Seo/Bird Life.
Un amigo me ha avisado de que había olvidado la masacre maoísta de los gorriones en China -por comer demasiado grano según rezaba el iluminado-. Los desastres que provocó fueron cuantiosos, entre otros una hambruna que parecía no tener límites.
Por cierto, no se crean lo que dice el diccionario de la RAE «muy abundantes en España». Escribiremos para que lo cambien por «en peligro de extinción en España».
La polí(é)tica climática de los vencedores en las elecciones
Las elecciones de ayer en España suponen una buena ocasión para renovar el proceso de la adaptación climática. En este cometido no caben medias tintas sino alianzas fuertes. Cuando escribo esta entrada desconozco los resultados del domingo. En un día no cambia nada y puede cambiar mucho, por más que las elecciones estén restringidas a territorios concretos. El poder de lo pequeño es importante para contener la crisis climática, en la que no vale esconderse en la poca trascendencia de lo minúsculo e individual; en que lo deben hacer todo las grandes empresas y los gobiernos. Por eso me apenan los ausentes debates sobre la movilidad o las ciudades resilientes que tanta falta hacen en la vida urbana, o la gestión del agua cada vez más escasa.
Como parte integrante de toda esa gente sin poder político, deseo que quienes triunfen en la elecciones lo hagan también en la mitigación climática; que lleven a cabo una reflexión crítica sobre el presente y el desconocido futuro, que para la ciencia tiene demasiadas incógnitas reveladas delante.
Es tiempo de pensar en común, porque algo de común tendrá el destino. Un grupo de profesores y profesoras, que incluye miembros de las comunidades educativas (Teachers for future España), junto con unas cuantas asociaciones ecologistas enviaron una carta a los partidos políticos antes de las elecciones. Sirve de maravilla para las mujeres y hombres elegidos, tanto en un pequeño pueblo como en la CCAA con más habitantes. En la carta se pedía que expresasen su visión y compromiso frente a la emergencia climática. Quería proponerles que se implicasen en la pedagogía de la esperanza climática, asumiendo medidas contundentes.
Al decir de los periodistas que siguen a las candidaturas por toda España, solamente algunas personas, más en partidos políticos que obtendrán pocos escaños, recalcaron la necesidad de que la sociedad se parase a pensar y repensar en el cambio climático, que unido a la falta de agua cuándo y dónde se necesita puede hipotecar la vida.
El resultado de las elecciones es la (a)puesta del presente y del futuro en manos de quienes nos representan. Se han escuchado estupideces ambientales en boca de algunos partidos, otros ni siquiera han abierto la boca para pronunciar crisis climática. Más bien al contrario: más consumo, más coches, más crecimiento, más movilidad urbana e interurbana, más turismo insostenible, más felicidad a raudales desentendiéndose del medioambiente sin importar las consecuencias, etc. Como si ofrecer e incentivar todo esto en la ciudadanía fuese un símbolo de su patriotismo. Lo peor es que ese patriotismo viene impregnado de un individualismo sin límites.
Sospechamos que les costará asumir la poliética climática. Nos atrevemos a proponerles que busquen alianzas con el objetivo de aunar visiones diferentes de la vida colectiva. ¿No podría ser la lucha contra las crisis sobrevenidas con el cambio climático el eje sobre el cual se organizan esas alianzas? No es cuestión de ideologías sino concertación de acciones que a todos benefician. Al fin y al cabo se trata de mejorar la cotidianeidad, ¿no? Al menos eso predicaban durante la campaña electoral.
El utilitarismo económico de lo individual debe apartarse del diálogo poliético. Hay que poner en primer lugar la cultura (cultivo) de la vida buena para cuanta más gente mejor. Caminando hacia la mejora de la crisis climática es cuando se aprende a ser, porque se contrasta presente con futuro. Reflexionando sobre el actual estilo de vida nos daremos cuenta de que así no tenemos asegurada la vida buena. Hemos perdido mucho tiempo en pelearnos; ahora tocan aliarse. Seguro que cualquiera de nuestros ediles y miembros de los parlamentos dirían un estruendoso NO a la mala perspectiva que presagian los factores añadidos a la crisis climática. Entonces, ¿por qué no aunar esfuerzos en la contienda climática? Sobre ella ni vencedores ni vencidos tienen argumentos para desentenderse. La grandes obras requieren sacrificios de la ciudadanía. Qué mejor manera de invocarlos dando ejemplo de alianzas multiperspectivas.
Si así se actúa se construye un argumento para la convivencia. Alguien que esto lea considerará iluso a quien lo escribe. Pero ¿no es la mejora de la vida colectiva una pretensión de la mayoría de las personas, de la cual se beneficiarán individualmente? Pues eso: mucha ética global en la política de las alianzas climáticas, porque dentro de una democracia participativa son posibles; la política debe sustentarse en la ética. La coherencia ecosocial está por encima de los partidos. ¡Qué bien vendría esa visión positiva!
Chuflas al medioambiente, que somos todos
Océanos de plástico que nos rodean y apenas preocupan, es como si quisiésemos burlarnos de los peces y otras criaturas marinas. Luego no importa que los microplásticos vengan envueltos en el pescado que nos comemos. A veces los países ricos somos «cuidadosos» y los enviamos a varios países pobres como si fuera una ayuda al desarrollo para dar trabajo a unas gentes que enferman en sus montañas de plástico, en sus ríos contaminados hasta más no poder.
Calores odiados que nos achicharran porque el medioambiente global, que no tiene fronteras, se desajustó por unos llamados gases de efecto invernadero. Calores ninguneados por los negacionistas y retardistas que desdicen con sus argumentos pueriles lo que la ciencia lleva tantos años demostrando. ¡Vaya cuchufleta más estúpida!
Otra que va. Desde la guerra de Ucrania los subsidios a los combustibles fósiles -esos que dicen que consumidos son unos de los principales impulsores del cambio climático- no hacen sino aumentar, superando el billón de dólares, lo que supone el doble del año anterior. No es chufla mía; lo dice la Agencia Internacional de la Energía (IEA). La contaminación del aire urbano que tanto quebraba la salud ciudadana pasará al olvido porque la Cumbre el Clima próxima, a instancias de la presidenta de Madrid, va a proponer el «Madrid model»: macetas en los balcones -al menos 6 por familia- para la absorción del dióxido de carbono. Se multará a las viviendas que no las tengan y se gratificará a las que sí. Así se podrán eliminar las zonas restringidas al tráfico urbano, que tanto daño hacen al mundo comercial. Otro notición: se instalarán maceteros biodegradables con plantas ad hoc en todos los edificios gubernamentales de la UE. El modelo zaragozano, poner pérgolas con plantas de plástico, solamente ha sido aplaudido por quienes están por reciclar ese material.
Rechufla esquiable la de la Diputación Provincial de Huesca y del Gobierno de Aragón. Pretendían invadir con pilonas y más cosas uno de los pocos espacios casi vírgenes -ejemplo de valle en U glaciar- que quedan en los Pirineos. Para más cuchufleta quería hacerlo con los dineros verdes de la UE. ¡Menos mal que han dado marcha atrás!, por ahora. Sin duda debido a la gran chiflada de gente de ciencia, de los habitantes del territorio, de la ciudadanía aragonesa, de algún soplo de la UE, de las plataformas varias de la defensa de la montaña. Esperemos al resultado de las elecciones pues el PP ya nos ha anunciado su «requetechufla esquiadora» si gana.
!Qué el Parque Nacional de Doñana está casi seco! No pasa nada. Se hacen muchos más pozos y se seca del todo. Así no correrá peligro esa macro urbanización que el Gobierno andaluz quiere aprobar en terreno inundable. De paso habrá más hectáreas para cultivar. Por el agua no hay problema. La llevarán desde el sistema Tinto-Odiel-Piedras y así llegará entintada -dicen que con tóxicos- para darles color a las fresas. Lo que venga después, ¡vete a saber! Por si acaso, las comparsas del Carnaval de Cádiz ya han tomado nota.
Las gentes de SEO-Bird Life dicen que nos quedamos sin pájaros: el 37% de las especies que reproducen en España están sufriendo reducciones en su población. No hay problema; también reciclaremos el plástico coloreado y pondremos al menos seis gorriones en todos los cruces de caminos de la España transferida al olvido que somos. Además de seis golondrinas en periodo primaveral y veraniego, que el resto del año quedaría feo y no pintan nada. Cuervos dicen que no, por la infundada manía que les tiene la gente, que hasta los convirtió en insulto.
Pero para chufla descomunal la de un cartel electoral para las autonómicas en Murcia que, más o menos, dice: para salvar el Mar Menor vota al PP. Será que se han puesto como penitencia resucitar aquello que dejaron morir a base de echarle vertidos tóxicos.
¡Qué los ríos no llevan agua! No hay problema. Construiremos enormes pantanos exprés muy grandes que almacenarán agua de mar desalada. Pero solo para la España costera, que es donde vive mucha gente. La del resto, poca y muy dispersa, que se las arregle como pueda; siempre lo han hecho en la España desauciada. Como compensación se pedirá la declaración del agua como patrimonio inmaterial. Al menos hasta que los dioses se amparen y dejen de hacernos cuchufletas.
Además España no debe preocuparse por la energía consumida en departamentos estancos: díganse domicilios, alumbrado de ciudades, consumos de empresas, etc. Se instalarán molinos de los enormes (unos 300 metros) en cada plaza del pueblo. Las iglesias tendrán en los tejados placas fotovoltáicas, como los campos de fútbol donde se celebran competiciones internacionales. Así seremos la envidia del mundo entero; a quijotes molineros no nos gana nadie. Se me olvidaba, las placas solares también cubrirán los secos embalses, para evitar la evaporación por los calores que dicen nos esperan. Lo de la energía de movilidad todavía no lo han resuelto pero pronto llegará. Están a la espera del llamado hidrógeno verde, ¡qué está más verde..!
Y tanto hablar del medioambiente nos habíamos olvidado de todos nosotros, de usted. ¿Cómo se calificaría: colapsista, negacionista u optimista, o directamente creyente. ¿Del medioambiente o de las personas?, y esto no va de chufla. Por cierto, el disfrute de un medioambiente lo más saludable posible sirve a todos pero a nadie pertenece. ¡Qué pena que no lo expresara una mente lúcida! ¿O lo dijo Rachel Carson, en La primavera silenciosa?
P.D.: Decimos todo esto con tiempo, dos semanas, para preparar los cohetes del Día del Medio Ambiente, el 5 de junio en los países ricos, y los cañones de luz verde que coloreen los edificios oficiales de toda España urbanita.
Los grandes contaminadores del aire se ríen del cambio climático
Por aquí, incluso profesores de universidad, se resisten a hablar del cambio climático, incluso les cuesta admitirlo como conjetura. El problema no es solo suyo pues imaginamos a sus alumnos y alumnas perplejos al escuchar semejantes hipótesis. Las tendrán que aprender y quién sabe si les servirán solamente para aprobar o les durarán más tiempo.
Uno, que ni siquiera es ya profesor, se ve exonerado de culpas en lo que afirma en este blog o fuera de él. En esta ocasión va a hablar de personas que respiran, asunto que no pueden evitar. Hay cambio climático, según aseguran los científicos del IPCC -imaginamos que todos no estarán comprados por lo divulgadores de la emergencia como afirman los negacionistas y los retardistas-; en buena parte debido a los Gases de Efecto Invernadero. Que no solo hacen eso sino que acortan la salud y la vida de los niños según denunció recientemente la EEA (Agencia Europea del Medio Ambiente).
Lo de se ríen no sé si está bien puesto, pero cómo llamar a quienes a sabiendas de que está mal lo siguen haciendo, mintiendo o incentivando. Incluimos esta imagen del WIR para que se hagan una idea de cómo va la cosa en emisiones per cápita. Aquí están los principales responsables actuales del desaguisado climático.
Es para ponerse a temblar si se multiplican las emisiones per cápita por el número de habitantes de cada país. Pero claro, como uno quiere ser crédulo de que va disminuyendo piensa que se han acabado los subsidios a los combustibles fósiles, y resulta que no. De modo que también somos nosotros los que nos auto reímos de nuestra desidia, al no sentirnos partícipes de la solución. Lo explica mejor este mapa que hemos tomado prestado de climática.lamarea, en donde se ve la subvención de combustibles totales, incluidos los destinados a la generación de energía eléctrica . ¿Será por eso que se me ríen cuando hablo de la vida feliz con fuentes renovables?
¿De modo que en el año 2022 los combustibles fósiles han estado más subvencionados que nunca? No hay quien entienda nada. Menos mal que el carbón (coal) ha desaparecido de esa lista perturbadora. Al final todos adoptaremos la estrategia del avestruz, simpleza mental que se va generalizando.
No nos olvidamos del calor aumentativo y su distribución en áreas superpobladas gracias a esta animación de Carbon Brief.
Analysis: Half the global population saw all-time record temperatures over past decade | @hausfath @tomoprater
Read here: https://t.co/5AiiRXutoQ pic.twitter.com/nIxad3pOml
— Carbon Brief (@CarbonBrief) May 11, 2023
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