El rescate de la juventud necesaria. Una muestra de esperanza capturada en el laberinto de la desilusión
La juventud es España (16-29 años) soporta un paro superior al 42,4% según un estudio realizado por los doctores Sorando y de Marco para el Instituto de la Juventud (INJUVE). Los jóvenes huyen, sobre todo los universitarios. Si se mantuviera esta tendencia, España tiraría el equivalente al 3,4% de su PIB en inversión en educación universitaria en 10 años, que iría a parar a los países receptores de inmigrantes. La situación es reversible, dice el informe.
Lo nuclear de la vida es que la verdad y las mentiras viajan juntas, diría Esopo.
La gestión de los residuos radiactivos es un mundo de oscuridades. La aprobación de la ubicación del Almacén Temporal Centralizado (ATC), previsto en Villar de Cañas (Cuenca) en diciembre de 2011 estuvo llena de ocultaciones. Greenpeace interpuso un recurso que fue desestimado por el Tribunal Supremo. Ahora resulta que los suelos no son aptos, o que la obra plantea problemas. No lo sabremos nunca. A un mentiroso nadie lo cree, aunque una vez diga la verdad. Ya está preparado Esopo para escribir la segunda parte de “Pedro y el lobo”.
La gente da por supuesto que vive segura, o tiene miedo a preguntárselo. Cuando sucede la catástrofe, el ambiente se llena de funestos presagios.
La reciente explosión y las consiguientes emanaciones tóxicas de una industria barcelonesa han puesto de manifiesto el riesgo vital que supone congeniar seguridad de la población y actividad industrial potencialmente peligrosa. Por esta vez se ha resuelto sin demasiados costes humanos y ambientales. Pero, ¿estamos preparados para solventar situaciones más complejas? Solamente a título de anecdotario: Minamata en Japón (1932), Seveso (1976), Bhopal en India (1984), Chernóbyl (1986), Al-Mishraq en Iraq (2003), etc.
Se inventarán ríos nuevos, limarán montañas. ¡Qué osados! Diría Averroes si los viera.
La natural preocupación de los afectados por la últimas inundaciones y nevadas ha llevado a los políticos aragoneses a afirmaciones ciertamente esperpénticas. La remodelación integral de un gran río de régimen mediterráneo es técnicamente imposible, jurídicamente cuestionable, económicamente un despilfarro y ecológicamente una auténtica barbaridad. Caben otras soluciones parciales, sin olvidar que donde hay ríos siempre habrá inundaciones. La naturaleza hablará, por más que el género humano no la escuche. Lo hubiera dicho Víctor Hugo de haber estado entre nosotros.
Los hambrientos le sobran al mercantilismo del siglo XXI. ¿Qué hacer para que encuentren el camino de la dignidad?
Conseguir una justicia alimentaria global debería ser uno de los principales retos de la humanidad. El tiempo y espacio se alían para retrasar este reto. El mercantilismo feroz actual juega con las ilusiones: trastoca el ritmo del tiempo y agranda o encoge los espacios. El Reto del Hambre Cero que promueve la ONU, apoyada por muchas ONG, no debe ser una quimera, sino una esperanza para encontrar el camino de la dignidad, de los hambrientos y de los saciados.
La pesadumbre en la que viven los bosques del mundo es la metáfora de nuestra existencia. Nadie se hace cargo del largo plazo
La pesadumbre se apoya en el hecho de que el 50% de las selvas tropicales del planeta han sucumbido por la tala de árboles para exportar su madera o abrir claros para plantar soja o que paste el ganado. De lo que queda sin esquilmar, más de la mitad está muy degradado. La pesadumbre de nuestra existencia conjunta es que se sabe quienes son los responsables y las medidas para evitarlo según demuestra el Programa Global de la Cubierta Forestal (GCP).
La educación verdadera necesita el compromiso ético de la ciudadanía
Mientras desciende el número de profesores en la enseñanza pública -la que siempre se ha distinguido por generar igualdades-, a la vez que la educación es visible solamente cuando se utiliza como campo de batalla para medir fuerzas políticas, los ciudadanos callan. Los pudientes porque suponen que no les afecta, los desfavorecidos porque no tienen voz y se ven superados por otras preocupaciones. Reclamamos el papel activo de la comunidad para deliberar sobre la justicia y la injusticia educativas.
La pobreza no se ve fuera de las personas que la sufren; si las estadísticas nunca dejan de ser un número
En España casi 13 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social; casi uno de cada tres ciudadanos (el 27,3% de la población). Los datos corresponden a 2013 y los ha presentado este martes la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que ha hecho público hoy un informe sobre la evolución de la vulnerabilidad social entre los años 2009 y 2013. Algunos seguirán negando que haya pobreza en España.
Me pareció oír Educación, me volví. No hablaban de mí. ¡Cuánto dicen los silencios cómplices!
En el runrún político que nos atosiga estos días en España, nos ensordecen palabras cargadas de logros económicos y pobrezas inducidas, de privilegios de unos pocos y miserias de otros, de devolver el poder al pueblo, tanto tiempo olvidado. Falta hablar de Educación, del necesario encuentro político -otros lo llaman pacto- para hacer realidad el despegue social y devolver el poder al pueblo. Tampoco los medios de comunicación nombran este objetivo siempre pendiente. ¿Se habrán puesto de acuerdo todos para mantener un educado silencio?
La desigualdad educativa castiga a los más pobres. Otro daño colateral de la maldita crisis
Aunque muchos responsables gubernativos no lo quieran ver, en España crece –hasta el 15,8%- la desigualdad en el rendimiento educativo entre los alumnos de 3 a 12 años según su origen socieconómico. Son datos expuestos por la OCDE. Habrá que leerse sus recomendaciones. Alguno ya lo hizo hace tiempo, como eldiario.es.
Acciones de las que se está orgulloso. Son como fuentes de vanidad.
La puesta en marcha del proyecto APIA (Apoyo a Políticas Inclusivas Africanas), dotado con un millón de euros, beneficiará a seis países africanos. Va a ser impulsado por la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo. Una buena noticia dentro de la dejadez global de ayuda internacional en la que se ha escondido el Gobierno de España en los últimos años, como denuncia Oxfam Intermón. ¡Qué orgullosos estaremos si permanece ligada a una preocupación real por rescatar del olvido a quienes más sufren en África!
Quitaron la cerraduras que nos protegían y nos infectaron a todos. Nos pillaron desprevenidos.
El tratado transatlántico TTIP que están negociando EE.UU. y la Unión Europea preocupa a las organizaciones ecologistas y movimientos ciudadanos. Dicen que pone a las empresas por encima de la legislación, de la soberanía popular. Habremos de estar atentos porque las consecuencias son importantes.
El mundo se desgarra por los armamentos ideológicos. Unos ponen ejércitos para evitarlo, otros prefieren la educación.
Durante los últimos días de enero tuvo lugar en París el Segundo Foro de la UNESCO sobre Educación para la Ciudadanía Mundial (GCED). Allí se habló de la necesidad de desarrollar con los jóvenes estudiantes actuaciones para fomentar el respeto y la comprensión entre las culturas, elaborar nuevos valores y nuevas conductas de solidaridad y responsabilidad. La GCED es el único camino para erradicar la pobreza, fomentar la integración social y forjar poco a poco una cultura de la paz, mucho antes que las leyes de seguridad o las batallas militares. En una Europa donde hay cada vez más ruidos xenófobos se hace imprescindible.
El espacio de la invención y el estudio, limitado por el recurso a lo fácil, a lo temerario
La Universidad española protesta, transita por la incertidumbre. Los alumnos deambulan sin conocer el final de sus caminos. Los programas de estudio cambian y permanecen. El profesorado acumula ilusiones perdidas. Al final, casi nadie sabe si el ayer es mejor que el mañana. En la controversia entre el Ministerio de Educación y las universidades. En esta pelea, cada cual defiende lo suyo, lo que impide abrir la Universidad al siglo XXI. Mientras los jóvenes españoles se temen que todo quede en un nuevo escaparate de titulaciones que atraerá más o menos a quien tenga recursos económicos.
Muchos hablan, pocos dicen, menos hacen. Al final, un mundo de palabras inútiles
Los desastres provocados por la contaminación les salen gratis a las empresas. Tenemos recientes los del Prestige, Aznalcóllar, la potasa en Sallent, la de Ercros en el Ebro en Flix, la del lindano en el Gállego. Si miramos fuera nos acongojan Chernóbil, Bhopal, el delta del Níger, Seveso, etc. La naturaleza agoniza en esos lugares, los seres vivos desaparecen, las personas llevarán su rastro contaminante toda la vida. ¿Es tan difícil legislar para que se cumpla, el menos en parte, la restitución ambiental? Tras las primeras palabras dolorosas, silencios gubernativos. La justicia no los persigue.