Las escuelas ecosociales

Casi nadie duda hoy de que la dimensión ecosocial planea sobre la mayor parte de las estructuras de la vida. Esta no es sino un compendio de relaciones entre sociedad, economía y ecología; tanto que la interacción no traumática entre los tres ámbitos es el camino deseado para transitar por el siglo XXI y los siguientes. Además todo este entramado trasciende de lo próximo y alcanza una dimensión global. La mayor parte de las cuestiones de la vida, incluso las más sencillas, tienen enlaces con territorios, sociedades y futuros diversos. El simple hecho de utilizar un libro, encender una luz o manejar una tablet enlaza una malla de consecuencias múltiples. Este asunto debería ser un argumento principal en la enseñanza obligatoria, dado que los actores principales del devenir, por activa o por pasiva, para mejorarlo o empeorarlo, pasan todos por ella.

No se trata de fomentar un adoctrinamiento nuevo sino de preparar ciudadanos responsables que sepan entender las problemáticas actuales. Frente a la múltiple y variada crisis ecológica y social que tenemos planteada -ya son pocos los que la niegan- se necesitan chicos y chicas que se ejerciten en el pensamiento crítico para que hagan de este un argumento de vida. Hemos de ayudarles a conseguir las estrategias necesarias para cuestionar el presente, para prepararse y adaptarse al futuro cambio ecológico que les espera. Revisemos en la página de la Fundación FUHEM algunas de las temáticas que propone para convertir las escuelas en escenarios ecosociales que ilustren las relaciones cotidianas entre socioecología y economía, para que generen compromisos personales y colectivos; sí es posible y necesario, además el tiempo apremia.

  • Publicado en Escolar, de Heraldo de Aragón, el 21 de noviembre de 2018.