Este cobra protagonismo cada vez que se remodela la enseñanza, o se comienza un nuevo curso. Parece el eje alrededor del cual gira la educación, cuando no debería ser así; la metodología -su desarrollo adaptado a quienes aprenden- condicionaría todo lo demás, incluida la parcelación del tiempo. Alguna otra vez hemos propuesto aquí disminuir el peso de las asignaturas en Primaria, al menos en los cuatro primeros cursos, para intentar un aprendizaje basado en el tratamiento de módulos de vida, el desarrollo de talleres; de tal forma que se favoreciese la aplicabilidad de lo que los alumnos aprenden, las destrezas y capacidades que desarrollan, a la existencia personal y social. Por desgracia el tiempo escolar no siempre cunde, lo que habría que aprender manda más que quién aprende y cómo lo hace. Además, la asignación horaria a las materias debe soportar presiones de fuera de la escuela o del profesorado, intenciones de las normativas y modas del momento, que va en detrimento de aquellas que carecen de defensores gremiales.
Ahora se propone un horario diferente, pero similar al tradicional. Seguro que se intenta hacer las cosas bien; lo mismo el Departamento de Educación al proponerlo que los colegios al ejecutarlo. Pero parece que los 1.350 minutos semanales admitirían otra distribución. Los ritmos de aprendizaje difieren en los distintos cursos (se mantiene prácticamente parecido horario de 1º a 6º), en el alumnado heterogéneo, en las horas primeras y últimas. Dividir las clases en tiempos de 45 minutos imposibilita el aprendizaje lento, tan necesario y común en estas etapas de atención personalizada. Es posible que cuando la curva de rendimiento sea favorable haya que pasar a otra materia, para volver a retomar todo el proceso. Muchos de estos problemas se limitarían trabajando más por proyectos o talleres, que permitirían horarios más flexibles. Quizás las horas de los proyectos de autonomía del centro reconduzcan los posibles tiempos perdidos. Convendría debatir, mucho y pausadamente, sobre todo este asunto, y ser atrevidos.
*Publicado en Heraldo escolar el 19 de octubre de 2016.