Cuadernos nuevos

Pasó el verano y el ciclo de la vida escolar se puso otra vez en marcha. Atrás quedaron los esfuerzos de final de curso pasado, plagados de más de una desorientación porque la escuela sigue siendo escenario de combate de quienes organizan la vida. El cuaderno del año pasado terminó con bastantes deterioros: ideas nuevas que no llegaron a desarrollarse, problemas planteados que no tenían solución. Pero también reflejó frutos conseguidos con la implicación de todos: administración, profesorado y alumnado. No es extraño que el viejo cuaderno recoja frustraciones. De un lado es claro que la educación obligatoria necesita cambios profundos. Lo primero en su estructura, sí. Seguimos casi calcado un modelo basado en principios que parecían recomendables hace unos lustros, empujados por apuestas organizativas del currículo que no sirven ahora, remendados por siete leyes educativas rigurosamente mejorables en su concepción y aplicación. El viejo cuaderno padece también los tachones que le infligió la Lomce, aquella ley escrita sin debate e implantada a contracorriente, de cuyo adalid nada más se supo.

Empezamos nuevo curso escolar en Primaria y en Secundaria. El viejo cuaderno debe apartarse. Pero no hay que llevarlo al contenedor azul. Hemos de guardarlo para que nos ayude a escribir el nuevo, para aprovecharnos de lo que hicimos bien, que remarcaremos en rojo, para no repetir los errores pasados. El escenario político muestra episodios de dislate educativo por su inconcreción; esta misma situación, por honradez social y porque nadie maneja la varita mágica de la educación, debería favorecer la búsqueda de acuerdos renovadores. El nuevo cuaderno debe servir de agenda para el cambio. Ha de recoger en sus páginas iniciales los compromisos, elaborados en grupo, con separatas de responsabilidades de cada uno de los colectivos implicados. Nos gustaría que sirviese para concertar un verdadero pacto por la educación, que no se quede en la cosmética reproductiva de la vieja escuela, que sea atrevido; aunque para ello deba romper varios moldes.

  • Publicado en Heraldo escolar el 14 de septiembre de 2016, recién comenzado el nuevo curso en colegios e institutos.