Instituciones educativas

No es fácil enseñar, quien lo dijo se equivocó. Las instituciones educativas tratan de preparar rápidamente para el futuro a quienes, sin la necesaria madurez de entendimiento, deben construir conocimientos para los cuales se necesita un complejo ejercicio de razonamiento. Tarea complicada, porque ante la continua tesitura de qué y cómo enseñar no caben las prisas. Los maestros y profesores conocen que el entendimiento se forma, sí, pero a base de experiencia y con algo de juicios, muchos intuitivos, que acercan a los fundamentos y consecuencias de los conceptos, los cuales necesitan ser razonados y, poco a poco, organizados en el complejo entramado de los diferentes saberes. Las escuelas son escenarios de vida, no academias del saber.

En consecuencia, la tarea educadora empezaría por mejorar la comprensión de quienes aprenden y modular su desarrollo, basándose en su experiencia cotidiana y apoyándose en todo aquello que permita contrastar las primitivas impresiones de los sentidos. Una vez conseguidos estos juicios o conceptos, de construcción progresiva, no hay que tener prisa en saltar a otros más elevados y que requieran abstracciones considerables. Poco a poco la capacidad de entendimiento va creciendo con el ejercicio, y solamente si los que aprenden son conscientes de este progreso. En pocas palabras: “No se deben enseñar pensamientos de otros, sino enseñar a pensar los propios”. El entendimiento es interno, acompañado de emoción por saber, por eso a veces no se percibe con seguridad lo que los alumnos aprenden.

Tales comentarios sobre los procesos de maduración de los escolares, de los caminos que estos recorren en su armonización entre el proceso cultural y el desarrollo natural no son nuevos. Los he transcrito de un texto de Kant (de 1765) que Emilio Lledó recogió y divulgó. Este aboga porque las instituciones educativas entiendan que los niños y jóvenes son “un espejo de posibilidades y no meros receptores de realidades que tienen que incorporar de manera refleja e insustancial”, tal como a menudo se estila.

  • Publicado en Heraldo escolar el miércoles 16 de marzo de 2016, al tiempo que las escuelas seguían en silencio; es posible que buscando su razón de ser.