Las razones por las que alguien se presenta para ser director/directora son muy diversas. Las habrá relacionadas con la creencia de que se puede ser útil, algunas serán inquietudes personales de difícil catalogación, otras tendrán que ver con la ausencia de compañeros que quieran asumir semejante compromiso. No debe extrañarnos la poca querencia por este cargo. El desempeño de su función conlleva un exceso de requerimientos en cuestiones tan diferentes como es la gerencia del centro educativo y la mejora didáctica del conjunto educativo y de cada una de las aulas. Para dirigir un centro escolar no basta con buenos profesionales. Se necesita gente que sepa manejarse en el complejo mundo de las relaciones humanas. Una queja bien escuchada, un ánimo dado en el momento oportuno, una falta bien dimensionada, una recriminación atemperada, la asunción de un error cometido, un buen manejo de las reuniones colectivas, etc., son ejercicios cotidianos que ayudan a mejorar la eficacia de su tarea. Porque un centro educativo es un organismo vivo, un poco diferente cada día.
A veces la soledad marca sus decisiones. Ahora todavía más, pues con la Lomce se han eliminado las funciones de los órganos colegiados en los centros. En esos momentos críticos se echa de menos la formación recibida en cuestiones organizativas y pedagógicas, la escasa asunción colectiva de responsabilidades, la insuficiente implicación de los compañeros en la vida del centro y en la generación de planes de mejora en la gestión escolar. Tampoco encuentran en la administración interlocutores ejecutivos que les resuelvan los problemas que la maquinaria educativa les ha generado. Además, tienen sobre sus cabezas el espectro de las evaluaciones. Han de gestionar la postura de la administración, que las presenta como remedio a todos los males, con la del profesorado, que las ve como poco adecuadas en la dimensión con la que se formulan. En verdad, se merecen la comprensión generalizada y el aplauso unánime.
- Publicado en Heraldo escolar (12-11-2014) para homenajear a los profesores y profesoras que ejercen una alta responsabilidad en los centros educativos y provocar una reflexión sobre su figura.