Hay palabras que resultan engañosas, otras casi se las podía calificar como traidoras. Ratio sería una de estas, máxime si se emplea en la escuela. Porque si bien es verdadera en su acepción académica: relación o proporción que se establece entre dos cantidades o medidas, esconde muchas cosas detrás del número que asocia las magnitudes que relaciona. Constatar que en casi 300 aulas de Primaria de Zaragoza se superan los 26 alumnos por clase es un dato objetivamente peligroso. Significa que, si la atención de quien enseña se repartiese de manera equitativa, otra ratio, los alumnos tendrían a su disposición a sus profesores menos minutos que si fueran 20. Si, como hacían y hacen nuestras autoridades educativas, se divide el número total de alumnos de Primaria entre el conjunto de todas las clases de todos los colegios la cifra todavía es más traidora. Además arrastra fallos de planteamiento.
Por otra parte, el valor de esa relación está condicionado por la heterogeneidad del alumnado de cada agrupamiento. No significa lo mismo en aulas con leves diferencias en capacidades e intereses del alumnado, que en otras con muy variadas estadios de aprendizaje. Podemos encontrar un aula saturada en la que casi todos los alumnos marchan con los mismos ritmos, pero también otras sin saturar con alumnos con necesidades educativas diferentes, algunos con trastornos de aprendizaje de cualquier tipo, con actuaciones disruptivas, con diferentes motivaciones, etc. Además de esas variables, hay que reconocer que no se gestiona el número de alumnos igual en todos los cursos, de 1º a 6º. Tampoco las necesidades de las materias curriculares son iguales. En aquellas en las que prime mucho la participación en los aprendizajes, estamos pensando en los idiomas o lengua, un número elevado de alumnos disminuye la posibilidad de aprender de todos, a la vez que condiciona las estrategias de atención personalizada que se deberían utilizar. En fin, que en esto de la ratio habría mucho que hablar.
- Publicado el 5 de noviembre de 2014 en Heraldo escolar.