Ecosistemas y bienestar humano

Hay quien cree que preservar el medio ambiente va contra el desarrollo económico, que defender la ecología en este momento de crisis es poner en cuestión el bienestar colectivo. Así lo expresan bastantes ciudadanos, también gobernantes y empresarios, aunque unos y otros dediquen a veces frases bonitas al medio ambiente para quedar bien. Todos olvidan que el capital natural de un territorio (todo el conjunto de ecosistemas) ha condicionado siempre el devenir social, cultural y económico de sus habitantes. Sin duda son conscientes de que nunca como ahora el bienestar humano se había mostrado tan frágil a escala global pues lo sienten ya en sus proyectos de vida personal o de desarrollo local. Además, seguro que conocen que la capacidad de la Tierra, de los ecosistemas, para generar los servicios básicos esenciales que siempre nos ha procurado (agua limpia, alimentos, regulación climática, biodiversidad y espacio para actividades recreativas o de ocio) está cerca del límite. Habrán oído que una parte de estos servicios empiezan a faltar para algunas personas, que sobre otros muchos hay serias dudas de que los pueda disfrutar a medio y largo plazo toda la población mundial. Por consiguiente, habrían de entender que la conservación de los ecosistemas es una necesidad en este momento si se desea el mantenimiento de ciertos niveles de bienestar colectivo, además de una responsabilidad ética con las generaciones futuras.

Los planes estratégicos proyectados en el Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica y en la Estrategia de la Unión Europea sobre biodiversidad para 2020 pretendían tener toda la información necesaria, validada científicamente, para que gobernantes y ciudadanos conocieran de forma veraz el estado de los ecosistemas y las consecuencias que tienen su degradación y la pérdida de la biodiversidad. La reciente publicación por parte de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente del Informe “Ecosistemas y biodiversidad para el bienestar humano en España” elaborado por especialistas de varias universidades españolas supone una seria evaluación de los ecosistemas. En el informe quedan demostrados los estrechos vínculos que existen entre su conservación y el bienestar humano. También que el 45% de los ecosistemas evaluados se han degradado, en particular los acuáticos, los cuales han visto disminuir su papel regulador hídrico, climático y de calidad del aire. Se subraya que el deterioro sufrido por estos en los últimos 50 años, debido a la insostenibilidad del modelo económico predominante y a los estilos de vida asociados, ha podido incrementar el nivel de vida en España pero no ha mejorado la calidad de vida. Además, la concentración urbana ha ocasionado una explotación insostenible de los servicios de abastecimiento de aguas, alimentos y energía pero no ha impulsado dos aspectos básicos del bienestar humano: la libertad en el uso del tiempo y la cohesión social como ejes vertebradores a escala local y global. Los autores del Informe han redactado un resumen dirigido a los gestores, a quienes tienen más poder en la toma de decisiones. En él incluyen pautas y recomendaciones para invertir en España la tendencia depredadora actual, que también valdrían para ser presentadas al resto del mundo.

En esta compleja tesitura, sería deseable que los representantes de los países fuesen capaces de concertar un futuro común en las cumbres mundiales, esas que tanto prodigan pero que apenas sirven para escenificar su débil sensibilidad ante los temas ambientales o de desarrollo humano. El fracaso de la reciente Cumbre del clima de Durban, a pesar de la prórroga del Protocolo de Kioto, es solo una muestra del egoísmo global. Produce tristeza, ya lo decía Víctor Hugo, que el género humano no escuche mientras la naturaleza habla; quizás -como denuncia Jorge Riechmann- es que no tenemos afán de ir a las raíces de nada porque nos ocupamos demasiado en decorar las consecuencias. Si queremos aportar algo en la solución global hemos de incrementar la conciencia de la sociedad española (todos los sectores y agentes) sobre la importancia de los ecosistemas y la biodiversidad para el bienestar colectivo y la necesidad de preservarlos. Nos va la vida en ello.

  • Publicado en Heraldo de Aragón en la edición del 20 de febrero de 2012. Unos días antes se había dado a conocer el Informe Ecosistemas y biodiversidad para el bienestar humano en España por parte de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.

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