Después de las batallas

Durante el curso escolar tuvieron lugar demasiadas escaramuzas en la educación, batallas que no condujeron a nada más que a deteriorar muchas ilusiones transformadoras, porque la contienda se hizo interminable. Las formas de plantear cada nueva iniciativa por parte de la gestión administrativa impidieron analizar lo que contenía en el fondo; quedaron muchas cuestiones pendientes porque no se favoreció su reposado análisis, habida cuenta de las prisas por poner en marcha su ley educativa. No se valoró, por ejemplo, si la metodología que se defendía llegó a ser interiorizada y puesta en marcha por el profesorado. Este supuesto, querámoslo o no, nos cueste más o menos desarrollarlo, es el primer paso a consolidar en cualquier proceso educativo. Hemos asistido a demasiados cambios legislativos que han soslayado este análisis previo. Han dado por descontado, sin más, que el profesorado estaba preparado para poner en marcha unos métodos didácticos determinados en los que solamente los legisladores creían. El profesorado necesita tiempo y escenarios de debate adecuados para cuestionar si su práctica cotidiana coincide o no con lo nuevo que se le pide. Las inercias didácticas son resistentes al cambio, los procesos son lentos y exigen una formación acorde. Esta debería priorizar, antes y más, el debate pedagógico que el entrenamiento para la cumplimentación de las formalidades que cada nueva ley trae consigo. En algunos centros se argumenta que el rellenado de papeles quitó todo el tiempo a la reflexión colectiva.

Después de tantas escaramuzas debe restaurarse la calma pero no para mantenernos inactivos sino para aunar propósitos. Las metodologías han de ser: compartidas por el colectivo, serenas porque disponen de los necesarios tiempos para analizar los puntos de partida y los horizontes de llegada del alumnado que tan heterogéneos son, críticas con la sobrecarga de contenidos y actividades, y reflexivas para enfocar la tarea siempre pendiente de evaluar para educar. ¡Adelante!

* Publicado en Heraldo escolar el 30 de septiembre de 2015


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