Decía José Antonio Marina que desde niños vamos aprendiendo a ser libres, y que lo hacemos obedeciendo. ¡Vaya paradoja! Algunos pedagogos amigos –padres también- piensan que lo que afirma el profesor –obedecer para ser libres- es imposible, por eso abogan porque los niños crezcan en total libertad, para que ellos mismos se eduquen y aprendan a controlarse. En general, diríamos que en todos los escenarios educativos, familia y escuela pero también la sociedad que acoge, se combinan estrategias diversas en la tarea educadora, unas veces reparamos en ellas y otras quedan inadvertidas. Viene esto a cuento, siguiendo con el tema que tratamos en esta sección la semana pasada, de lo difícil que resulta interpretar desde dentro las normas que vienen de fuera.
Se dice que la autonomía personal, necesaria para ser libre, se consigue mucho mejor cuando se obedecen las órdenes que nos damos a nosotros mismos. Aunque uno empieza obedeciendo a su madre, después le llegan normas desde todos los lados, pero solamente son eficaces aquellas que él mismo se da en cada momento, o las que por costumbre le resultan útiles. Cuando se presenta una situación cualquiera, conocida o no prevista, una persona –también los niños en la escuela- valora las consecuencias de su acción, echa mano de lo que almacena en la memoria –incluso de los errores vividos- y se lanza en una u otra dirección. Eso sí, un poco mediatizada por los valores o las cosas que quiere proteger, por órdenes y normas previas. Algo de esto pasa cada minuto, de forma consciente o no, por las cabezas de quienes convivimos en los centros educativos. Porque no solo transitan niños por los colegios e institutos. Los profesores son detentadores de normas, a la vez que controladores de las mismas. Deben cumplir las órdenes que parten del equipo directivo pero, al mismo tiempo, ejecutan mejor las normas que ellos mismos se han forjado. Una verdadera proeza que los centros funcionen más o menos bien, porque las libertades individuales que hay combinadas por allí añaden complejidad a la construcción de normas propias. ¿Será que sobran, o faltan muchas normas, o hay demasiadas que son impuestas?
- Publicado en Heraldo escolar el 6 de mayo de 2015