Entender el comportamiento humano es una tarea compleja. A nuestro lado, las personas actúan y reaccionan siguiendo pautas culturales o mostrando rebeldías individuales. Cuando la cultura tecnológica se universaliza, se podría pensar que lo bueno y lo malo llegan antes a todo el mundo. Entre los efectos más llamativos que esta facilidad de comunicación podría provocar estarían la mejora de la cultura universal -al compartir expresiones artísticas o avances científicos- y la reducción de los tiempos de respuesta ante una emergencia o dentro de un escenario no grato que se ha hecho persistente.
Todo esto viene a cuento del escaso efecto que tienen las llamadas a la actuación urgente y contundente ante el cambio climático. El último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), de este mes, alerta de que la acumulación de gases de efecto invernadero ha alcanzado los niveles más altos conocidos y el incremento de los niveles de dióxido de carbono –el principal responsable del calentamiento global- es el mayor en los últimos 30 años. HERALDO (22-9-2014) recoge que esas emisiones aumentarán este año un 2,5% según el “Global Carbon Project”. El metano, otro de los gases de efecto invernadero de larga duración, ha alcanzado sus mayores niveles en 2013. La ONU avisa, a un año de examinar los logros de los Objetivos del Milenio, que en el séptimo de ellos, “Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”, el mundo camina en una acelerada dirección contraria. En palabras del Secretario de la OMM, “se nos está acabando el tiempo”. Íbamos a encabezar este artículo con esa frase entrecomillada, pero tememos a la incredulidad y al pasotismo. Hemos preferido elegir una frase que llame más la atención y nos dé idea del precipicio al que nos aproximamos. La reunión que debe celebrarse en París a finales de 2015 para signar un nuevo acuerdo climático global está muy cerca. En este mes de septiembre la sociedad civil se siente amenazada. Acaba de firmar la “Declaración de Nueva York”, que es algo más que una petición; parece una súplica. Quiso hacer visible el peligro y se concentró en muchas ciudades el pasado día 21. En Zaragoza asistieron apenas dos centenares de personas, la mayoría mujeres y jóvenes. Los dignatarios mundiales se reúnen a partir del 23 convocados por la ONU. Como siempre, mariposean en torno al problema, sin comprometerse realmente.
La transición energética –dar más peso a las energías renovables a la vez que se aminora el uso de las fósiles- se nos antoja difícil. Es la única solución para paliar el desastre anunciado. Así lo consideran el Panel para el Cambio Climático (IPPC) y la Agencia Internacional de la Energía (IEA). Frente a ellos, la política del Gobierno español es una de las más retrógradas de Europa en materia de energía. Quedan dudas sobre cómo actuará la UE ante esa sugerencia del IPCC y la IEA. El señor Arias Cañete, conocido por intereses privados en empresas petroleras -de los que ahora se ha desprendido-, será el nuevo Comisario europeo de Cambio Climático y Energía. Las sospechas de su inacción ante el riesgo climático expresadas en toda Europa no son gratuitas. Aunque era Ministro de Medio Ambiente hasta hace unos meses, nunca hizo de contrapeso a las políticas energéticas insostenibles que se promovían desde el Ministerio de Industria. Además arrastra otras boutades que descalifican a cualquier persona ante el compromiso socioambiental.
A pesar de la rotundidad de las preocupaciones de los organismos internacionales, los gobiernos callan y la mayoría de los ciudadanos estornuda de vez en cuando o firma manifiestos, pero poco más. Casi nadie se cree el titular de este artículo. Negar el mañana mientras se exprime el hoy es una estrategia equivocada, similar a la del avestruz ridiculizado. Las consecuencias más evidentes ya asoman por el horizonte: progresivos problemas de salud en la población mundial, transgresiones climáticas bruscas y un aumento de la altura de los mares con la consiguiente desaparición de metros de costas. Este parece un artículo apocalíptico. Ya lo sentimos. Ante los escasos resultados en la mejora de las afecciones climáticas, solo nos queda la insistencia a quienes reclamamos actuaciones contundentes. Ese es otro de los distintivos del comportamiento humano.
- Publicado el 23 de septiembre de 2014. Cada vez más desgana ciudadana, más intereses especulativos, pero el reloj no para de descontar. Ya quedamos pocos voceros.