Una tierra escondida en la Celtiberia multidimensional: Aragón. Un amplio territorio pleno de sabiduría ancestral, de hechos históricos relevantes, pero cada vez más vacío de gente. Sus pobladores, bastante rurales -aunque moren en las capitales- y sencillos a más no poder, practican la honradez y el humor somarda, no se sabe bien en qué proporción. Los dirigentes que los gobiernan han perdido diligencia para ser ellos mismos y reclamar lo que a su tierra le corresponde. Ese espacio conjunto, que es la mezcla de muchas secuencias, es como un cofre sin descubrir en donde lo bello parece simple, a pesar de su grandiosidad, o por eso mismo. Por estas razones, hemos querido dedicar un sitio a estos territorios dentro de \»Blues ecológicos por la tierra\», para que si el destino no los premia como se merecen al menos tengan un recuerdo en este lugar, que es tan recóndito como ellos. Esta tierra tiene un canto que se llama la jota, con el que expresan alegrías y sueños. Pero aquí le hemos puesto una letra un poco acusadora -como hubieran hecho nuestros admirados Baltasar Gracián y Ramón J. Sender- y le hemos dado una secuencia musical de blues. ¡Qué pena que no nos la pueda cantar el gran Labordeta!, como hizo con su \»Zarajota blues\», pero nos imaginamos como sonaría.