La educación verdadera necesita el compromiso ético de la ciudadanía
Mientras desciende el número de profesores en la enseñanza pública -la que siempre se ha distinguido por generar igualdades-, a la vez que la educación es visible solamente cuando se utiliza como campo de batalla para medir fuerzas políticas, los ciudadanos callan. Los pudientes porque suponen que no les afecta, los desfavorecidos porque no tienen voz y se ven superados por otras preocupaciones. Reclamamos el papel activo de la comunidad para deliberar sobre la justicia y la injusticia educativas.