De la educación formativa a la escuela del rendimiento; solo así se entiende la obsesión por llevar el emprendimiento a la educación obligatoria.

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Podía ser un mundo en el que todo estuviese orientado al beneficio mercantil, en el que a la gente se la valorase por lo que produce o sabe hacer, antes que por lo que es o comparte con los demás. Podría ser una escuela colaborativa, formativa en lo personal, capacitadora para acometer procesos de desarrollo personal. Pero se desea que los alumnos sean competentes, que demuestren sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, desde la Educación Primaria. La escuela, la educación obligatoria tanto en Primaria como en Secundaria, se configura en la actual Ley educativa de España como una nueva dimensión de la «factoría educativa».

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