Treinta años ya del Protocolo de Montreal, un acuerdo básico para la vida

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En ocasiones triunfa el sentido común, incluso en las relaciones entre países, y se conciertan iniciativas globales para proteger a la gente y a la compleja biosfera en la que esta vive. El Protocolo de Montreal -negociado largo tiempo antes tuvo su antecedente en el Convenio de Viena para la Protección de la capa de ozono y fue firmado en 1987- entraba en vigor del 1 de enero de 1989, al ser ratificado por los países necesarios. Supuso un hito en las relaciones internacionales, un ejemplo que podría haberse seguido en otras muchas problemáticas ambientales y sociales, una lección para la lucha contra el cambio climático. Después se han hecho correcciones que han mejorado estrategias y compromisos. La realidad es que se ha salvado la capa de ozono, tan importante para nuestra vida. De la destrucción de la capa de ozono ahora casi nadie habla, pero hace cuarenta años las perspectivas eran muy sombrías. Si no las recuerda, si quiere saber más, aquí tiene dónde mirar.

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