La insostenible huella de la carne en España empalaga al más hambriento
Comer carne es una opción alimentaria cada vez más impactante. Criar animales de forma intensiva amenaza varios parámetros ambientales en particular en el clima, con graves repercusiones en la vida colectiva, incluida la huella sanitaria por el uso de antibióticos de manera preventiva. Animales industrializados en ganadería intensiva, granjas cada vez más grandes, con consumos de agua y energía difícilmente sostenibles en el lugar de emplazamientos. La producción y consumo tienen desajustes graves; solo nos superan en consumo per cápita EE.UU., Argentina y Brasil. Frente al declive del ovino extensivo aumenta el porcino intensivo. Por cierto, se plantea una granja en un pueblo de 158 habitantes, Noviercas (Soria), para 20.000 vacas. Sobran comentarios. Un momento: ¿Quizás la solución sea comer menos carne y productos de ganadería intensiva? Habrá que probar.