Ensojados transgénicos desde las carnes hasta la sopa; Europa vive en el intencionado despiste alimentario
En este mundo globalizado casi nada es lo que parece, tampoco en la cuestión alimentaria. Hace unos años se publicitaron las propiedades de la soja. En particular se decía que reducía el colesterol y era cardiosaludable. Eso sí, debía de ir acompañada de una dieta saludable y un estilo de vida adecuado. Luego se defendió la sustitución de las proteínas cárnicas por las de esta legumbre. También se habló de la leche de soja, y se comparó con las de origen animal. Ahora nos hemos enterado que sí pero no se sabe si es buena totalmente. ¿Por qué? Parece ser que buena parte de la soja que alimenta los animales europeos tiene una elevada carga ecológica en los países que la producen y nos la venden; Argentina y Paraguay por ejemplo. Lo que algunos han titulado como “La crisis evitable: la catástrofe medioambiental de la industria europea de la carne”. Así pues, con tanto comercio al final no nos enteramos de qué es ni cómo se produce lo que comemos. Y además una buena parte de ella es transgénica, para bien de unos y para mal de otros. ¿Será el signo de los tiempos?