Los conversos ambientales tienen pensamientos efímeros; incrédulos como son, acabarán por asfixiarnos a todos
En esto de la contaminación del aire hay gente despistada, que no llega a percibir que respirar se está convirtiendo en una aventura de alto riesgo. De vez en cuando, si es ciudadano-a deja su coche en casa. Otras veces, se hace cientos de kilómetros durante el fin de semana para respirar aire «puro», como si lo almacenara en depósitos para pasar la semana; en el día a día no tiene problemas para sentarse en una terraza al lado de un vía atestada de tráfico. Si es autoridad, parchea su incredulidad con prohibiciones de circulación, durante poco tiempo y soportando las iras de los incrédulos ciudadanos que antes parecieron conversos. Pocos quieren reconocer que es el modelo de vida el responsable de nuestra mala salud ambiental y personal, que es urgente descarbonizar, y mucho, el transporte y más cosas. Hace casi dos años asistíamos a una pelea absurda en la capital del Reino sobre la prohibición de los vehículos diésel. Así pasan los días, y el mundo adormece sus pesares. ¿Hasta cuando?