En los países ricos un simple movimiento mecánico nos trae agua de inmediato en casa, y sale limpia. ¿Y en los pobres?
Acostumbrados a no valorar lo que poco esfuerzo personal nos cuesta, no reparamos en que con un simple movimiento mecánico sale agua en nuestra casa. En otros países, conseguirla en pequeñas cantidades implica recorrer muchos kilómetros, así cada día, casi siempre mujeres –no solo en África sino también en América latina– y niños; y en muchas ocasiones no se encuentra. Además, desgracia añadida para los pobres, suele estar plagada de bacterias y otros contaminantes. ¡Hasta cuando permitiremos esta situación de desigualdad? No se pierdan “Qué distancia recorrerías para obtener agua potable” de Unicef. Véanlo despacio en familia, utilícenlo los profesores en sus centros y si después siguen impasibles es que deben volver a verlo otra vez y comentarlo con el corazón. A veces un pozo de agua es el futuro, al menos eso piensan varias ONG, pero cavarlo y ponerlo en funcionamiento cuesta dinero.