Inundaciones por todo el mundo; los signos del tiempo, la fuerza del destino o la despreocupación colectiva
Tiempos que traen nuevos retos, o amplifican los que ya teníamos. Las zonas costeras van a sufrir las inclemencias de agua y viento, sean azotados por los huracanes o los ciclones. Pasarán y la gente se olvidará de ellos, como lo hizo anteriormente. Las sociedades en su conjunto desafían a la naturaleza: se instalan allí donde saben que hay riesgos, convencidos en su dominio sobre toda la naturaleza. Se equivocan. Harvey a Irma se lo acaban de demostrar en América Central y del Norte, los monzones azotan Asia una y otra vez, las ciudades africanas están siendo atacadas por el mar, los ríos europeos no tardarán en mostrar su garras. Los países ricos tardarán en reponer sus infraestructuras y reparar los daños particulares, los pobres no lo conseguirán nunca. Unos y otros seguirán hacinando millones de personas en territorios frágiles. Ante esto cabe preguntarse: ¿Es sabia la humanidad?, cuando prefiere retar al cambiante e imprevisto riesgo climático. “Es la fuerza del destino”, dijo un mesiánico que no sabía leer el tiempo.