El CC se nos escapa. Informe sobre la brecha de adaptación 2023

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Dicen quienes de esto entienden que cada vez aumenta más, y más rápida, la brecha de adaptación al cambio climático. Lo hemos leído en el Informe sobre la brecha de adaptación 2023 del PNUMA. Resulta elocuente que en el título incluya la palabra subfinanciado. Y añada en el subtítulo que se extiende una Falta de preparación que se aprecia en que la inversión y la planificación inadecuadas para la adaptación climática dejan al mundo expuesto. 

Algunas personas así lo sienten mientras que la mayoría pasa de leer estos informes y consume detalles que le proporcionan medios de comunicación o la Red; no siempre correctas y bienintencionadas. El mismo informe llama la atención sobre cuestiones que no queremos escuchar, o no podemos porque se ven sepultadas por las noticias de dispersión social. Anotamos algo que a cualquiera parecería evidente: si la dinámica actual agranda la brecha deberíamos hacer todo lo posible por reducirla. Pues no, la imprescindible desaceleración se va convirtiendo en una especie de meteorito que viene hasta nosotros incrementando su velocidad y haciéndolo en poco tiempo.

Hay una referencia específica a los países en desarrollo. El dinero empleado en su adaptación a tiempo fijado, o para la década si se quiere, apenas llega a suponer un quinto de sus necesidades. Aquí viene también el egoísmo de los países desarrollados. Si ayudasen a los otros verían resueltos una parte de las afecciones que a su ciudadanía provoca el cambio climático y sus manifestaciones. El informe avisa de que las crecientes necesidades de financiación para la adaptación y la inestabilidad de los flujos, el actual déficit de financiación para la adaptación se estima ahora en unos 366 mil millones por año.

Aquí unas cuantas señales de la brecha, que en ningún modo son disparates no contrastados ni maniobras para evitar la ecoansiedad global:

  • A medida que se aceleran los impactos climáticos, el esfuerzo financiero para la adaptación es al menos un 50% mayor de lo que se pensaba.
  • La financiación debe ser pública y privada, entendiendo que una de las grandes beneficiarias de la mejora global van a ser instituciones privadas que verán reducir sus costes ambientales.
  • Hay una creciente relación entre la ralentización de la adaptación y los problemas de salud en todo el mundo, incluidos los países ricos.
  • El silencioso deshielo de hielos en montañas y casquetes polares tiene una repercusión climática evidente y provoca daños ambientales, sociales y materiales por todo el mundo. Las sequías y las inundaciones siguen ritmos desconocidos hasta ahora y causas estragos sociales.
  • La acción para proteger a las personas y la naturaleza es más apremiante que nunca, proclamó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje sobre el informe. Avisó de que se están perdiendo y destruyendo vidas y medios de subsistencia, y los vulnerables son los que más sufren. Dijo en voz bien alta, pero los poderosos se taparon los oídos, que «Estamos en una emergencia de adaptación. Debemos actuar en consecuencia. Y tomar medidas para cerrar la brecha de adaptación ahora».
  • En palabras de Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA (Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente), “En 2023, el cambio climático volvió a ser más perturbador y mortal: se batieron récords de temperatura, mientras que tormentas, inundaciones, olas de calor e incendios forestales causaron devastación”. Aún más, «Incluso si la comunidad internacional dejara de emitir todos los gases de efecto invernadero hoy, la perturbación climática tardaría décadas en disiparse»
  • Varios estudios aseguran que solo las 55 economías más vulnerables al clima han experimentado pérdidas y daños por más de 500 mil millones de dólares en las últimas dos décadas. Estos costos aumentarán marcadamente en las próximas décadas, particularmente si no se aceleran unas mitigaciones y adaptaciones contundentes.
  • Hasta ahora solo han cubierto fondos climáticos específicos, como el Fondo Verde para el Clima (GCF), el Fondo de Adaptación y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). A pesar de su importancia, estas fuentes todavía constituyen solo una proporción menor ( aproximadamente el 9% ) del financiamiento público total para la adaptación.
  • Casi nadie duda ya de que si no aceleramos la mitigación, si no nos adaptamos al el tiempo nuevo que nos toca vivir se verán episodios (ambientales, sociales y económicos) de magnitud nunca vista.

En España hay vigente un Plan de Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-30,  que sufre similares carencias al global, aquí enredado entre administraciones central, auntonómica y local. Su informe ejecutivo de realización también merece una lectura reposada no solo a la empresas y administraciones sino para mirarnos en su espejo. Seguramente se agrandarán también algunas brechas de adaptación a escala individual y en nuestros entornos próximos. ¿Cómo y en qué lo notamos? Aceleremos la reducción de nuestra brecha y hagámoslo saber a las personas con las que convivimos.

La pena de todo esto es que los hechos sepultan a las palabras y compromisos. ¿Hasta cuándo?

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