Contaminación del aire y salud. El cuento de nunca acabar

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Cada poco tiempo los informativos de medios de comunicación hablan de la calidad del aire. Se refieren a un punto concreto, a una ciudad determinada o a algún accidente acaecido. Nos hemos asomado al Índice calidad del aire que presenta el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Imposible comentar aquí lo mucho que allí se explica en torno al ICA (índice de Calidad del Aire). Es un asunto con el que debe sensibilizarse toda la ciudadanía. Tanto la que conduce un vehículo contaminante del aire como aquella que permanece largo tiempo en una terraza de bar «comiéndose» casi literalmente el mal aire que respira. Paseen por su ciudad y lo verán. Incluimos aquí una fotografía que publicó el diario.es el 20 de septiembre de 2022 que nos ha servido para hacernos algunas preguntas. ¿Quién, en su sano juicio de la salud, es capaz  de sentarse largo rato dentro de la isla que deben sortear los coches en su yincana por las ramblas de Barcelona?

Una terraza de Rambla de Catalunya, con bloques de hormigón para separar las mesas de los coches

Bien está que el Parlamento Europeo apruebe exija normas más severas en la movilidad urbana para que las ciudades proporcionen aire de calidad para sus habitantes. Por cierto, con la oposición del PP y Vox. El principal objetivo de esa nueva reglamentación/regulación es fijar una serie de límites para 2035 más estrictos para varios contaminantes. Entre las cuales se señalan de forma especial las partículas finas o el dióxido de nitrógeno. De tal forma que se llegue a la “contaminación cero” en 2050. El Parlamento, suponemos harto de la dispersión de datos y desinformación ciudadana, pretende que se establezcan más puntos de recogida de datos de la contaminación atmosférica. Revisen si en su ciudad existen y dan información puntual a la ciudadanía. Porque el tema es serio y nos despreocupamos aludiendo que no entendemos porque no vemos. Por cierto, se calcula que la contaminación del aire urbano provoca unas 300.000 muertes prematuras al año en la Unión Europea.  

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Pero parece que la salud de los urbanitas contaminados por su aire respirado poco importa a nuestros gobernantes. En la actualidad solo funcionan 14 de las 149 zonas de bajas emisiones obligatorias por ley en ciudades de más de 50.000 habitantes que contaron con fondos europeos por valor de 1.500 millones de euros.

Si desea más información sobre el supuesto lento daño grave en la salud deben visitar la web del Instituto de Salud Carlos III, del ISGlobal de Barcelona o seguir en Twitter a Jesús de la Osa, uno de los mejores expertos y divulgadores de la relación entre contaminación y salud.

Para finalizar. En este artículo de La Vanguardia se habla de que no es lo mismo índice saludable y real. Es posible que se sorprenda de los datos que aporta. Por cierto, ¿considera que el aire que normalmente respira está contaminado? No deje de leer los informes sobre calidad del aire que Ecologistas en Acción publica cada año.

Cuéntese un cuento para llevarlo interiorizado pero que tenga un final feliz. Cuéntelo a quienes le rodean y plantéense alguna acción para mejorar la calidad del aire que respiramos todos.

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