Calor sin reverso, la queja de los indolentes

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Indolente es una palabra traicionera, si eso pueden ser las palabras. También calor es de esas. Indolente sirve tanto para el anverso como para el reverso de la vida. Alguien indolente es quien no se afecta o conmueve, simplemente disfruta o sufre. Acaso quien es flojo-a o perezoso. Se diría que casi no siente el dolor, en este caso procurado por el calor, aunque no llegue a doler sino a molestar o agobiar. Esto en el plano individual. En el contexto de la crisis climática abunda esta tendencia.

Calor es tanto una magnitud que se mide en calorías pero también una sensación más o menos subjetiva. Está el calor específico -cantidad de calor que por unidad de masa necesita una sustancia para que su temperatura aumente un grado Celsius- , el calor canicular -un calor excesivo y sofocante-, además de calores como el específico, el latente, además de otros que no vamos a considerar aquí. Visiten el diccionario de la RAE y lo verán. 

Durante estos días, desde hace un tiempo se habla mucho en todo el mundo de las olas de calor -superación de los umbrales x durante una serie de días seguidos-. Si prestan atención el calor sofoca informativos, tertulias, anuncios, recomendaciones de sanidad, ocurrencias de las redes sociales y, como no, conversaciones entre conocidos y familiares. Incluso se habla de calor 2023 y se compara con el del año 2022, que por aquí fue exagerado. Lo peor es que las multi conexiones con alcachofa en mano solo hablan, en forma de anécdota, de la temperatura en un momento en una ciudad y recogen las evidencias expresadas por ciudadanos acalorados. Nada se dice, o poco, de que muchas repeticiones de fenómenos meteorológicos año tras año, en muchos sitios, nos alertan de que el clima está cambiando. Así no hay manera de hacer cultura climática.

Todo esto, además de los consejos sabidos por todos, la atención especial a niños y personas mayores y la acertada regulación del horario de trabajo en estas situaciones y sus consecuencias en trabajadores y trabajadoras son el anverso.

En el reverso permanecen las personas, y particularmente quienes las gobiernan, que miran el calor desde lejos, por más que lo sufran. No se afectan ni conmueven. Menos aquella gente híper sensible que entra en la ecoansiedad que les acrecientan periodistas chillones con imágenes pavorosas. 

Denle la vuelta a la moneda y verán que detrás del calor, o como causa del mismo, están ciclos más o menos repetidos, estamos en verano. También la influencia antrópica demostrada -incluidos los desplazamientos en masa en coche o avión, el uso de combustibles fósiles que no cesa- que ha sobredimensionado las variables climáticas. Miremos el cambio climático en el aumento de la temperatura del aire y del agua, la duración y repetición de ciclos más o menos cortos, las islas de calor urbanas, la duración de los hielos permanentes -el glaciar del Aneto tiene los años contados-, la reducción en la captación del dióxido de las plantas por la pérdida de masas forestales enormes, etc. Todo esto es síntoma de pereza, es una anuncio de lo que se puede esconder en el reverso de la moneda. Como la desviación multidimensional de la corriente termohalina oceánica.

Aumentan las sequías, falta agua y se decretan restricciones hasta para el abastecimientos humanos, los manantiales se secan, los humedales se convierten en eriales, se baten récords de temperatura cada mes, año tras año y ahí se queda la noticia, etc. Todo esto está en el anverso de la vida indolente, despreocupada, perezosa. Cada cual debe darle vuelta a su moneda/vida. Una lectura de los pactos de los partidos que nos quieren gobernar nos avisa de que no tienen ni idea de la crisis climática, o no la quieren ver. 

Un recuerdo especialmente crítico para los negacionistas indolentes -a punto de gobernar nuestras vidas- que ven el aumento de los episodios críticos como una película de ficción: siempre ha habido temporadas de calor y frío. Sí pero no como ahora. Echémosle un vistazo al gráfico de el Programa Copernicus de la UE, que para nada es ecologista crítica. El calor indolente es el anverso de los… (póngale el calificativo plural que quiera). O valdría reflexionar en profundidad sobre aquello de Fernando Pessoa: el hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia. 

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