El despilfarro de la energía «verde» nos electrocuta.
Lo de verde está entrecomillado porque es una simplificación de la energía renovable y se vende con ese color aunque su generación haya sido más negra que el carbón. No solo lo decimos los agoreros, sino que hemos leído en El Economista que, debido al incremento de plantas eólicas y solares, parte de la energía renovable que se produzca dentro de dos años no se podrá suministrar por falta de redes evacuatorias. De hecho, Red Eléctrica se ve obligada ya a desconectar plantas generadoras de energía verde porque los cables ya no admiten más. Resultado de la ecuación energética: previsión y anticipación = 0. A la vez que esto sucede, China dominando todos los procesos: desde las tierras raras al ensamblaje de los chips en los paneles.
Mientras tanto los usuarios de esta energía la compran «verdeada» por las comercializadoras, para atraer más consumidores y consumo, cuando pensábamos que de lo que se trataba era de reducir. ¡Qué bien nos embaucan! Eso sí, la noticia alardea de que aquí solo hemos pasado de tirar 0,1% a hacerlo el 1,2% de la energía (un aumento del 500 %), lejos aún del 5% de una red eficiente que marca el reglamento europeo. Como siga el despilfarro, se electrificarán las redes sociales para decir que el Gobierno actual, y los de las CCAA, inundan de molinos y huertos solares la España toda vaciada y a la vez tiran la energía que producen. Mal ejemplo para la ciudadanía que se quedará con el discurso vacío y menospreciará aquello de que todos debemos ajustar la energía que consumimos a las verdaderas necesidades. Tampoco necesitamos tantos parques eólicos o fotovoltaicos para que las suministradoras se forren expoliando nuestra tierra para ganar dinero exportando kilovatios fuera. Eso se llama despilfarro territorial. Como ejemplo los megaproyectos que tanta contestación suscitan en Teruel, y no solo ahí.
Pero aún hay más sobre el asunto. Parece ser que lo del hidrógeno esta muy verde. Hemos leído que el anunciado canal de energía del hidrógeno entre Portugal y Francia (BarMar o H2Med) supondrá una inversión superior a 2.500 millones de euros. Ante la cual, grupos de expertos y ambientalistas han reaccionado calificando lo absurdo de semejante despilfarro económico, energético, y, no es lo menos importante, por las dudas de su viabilidad técnica. Es más, se alude a la baja eficiencia energética del hidrógeno. Lo afirma el instituto de investigación independiente Hydrogen Science Coalition. Para esta institución «la producción y transporte de este vector energético usando energías renovables supone perder hasta un 80% de la energía utilizada para la producción».
Aun así, los promotores se empeñan en el «tira p’alante aunque todo espante». Lo cual critica La red Gas No Es Solución, formada por más de 30 asociaciones ambientalistas entre las que están Ecologistas en Acción, Fundación Renovables, Greenpeace, Transport and Environment, etc.
P.D. que no sé si viene mucho a cuento pero me lo pedía el pensamiento crítico del despilfarro inútil. ¿Alguien se imagina cuánta energía verde se podría suministrar a los súbditos cuasi británicos en pobreza energética en los países de la Commonwealth of Nations, con los gastos de los fastos de la coronación de Carlos III- una de las mayores fortunas del mundo- el sábado pasado y días siguientes? ¡Anda que si sumásemos los desperfectos ambientales – bastantes celebridades viajarían en jets privados- generados por todos los asistentes de dentro y de fuera del Reino Unido, incluidas las más de 2.000 celebridades!; siendo que el nuevo rey se postula como defensor de la naturaleza (sic). Pero un día es un día, diría mi tía Pepa, y las televisiones nos entretuvieron al devolvernos al mundo feudal y a los relatos principescos de los cuentos de nuestra niñez. ¡Y nos sentimos felices, al menos por fuera!