Sostenibilidad de plastilina
El título queda completo añadiéndole “con fondo verde”. No se trata de un bodegón surrealista o dadaísta, sino más bien de una instantánea movida de una vida idealizada. Acaso ese mundo imaginario que parece una construcción constante de espíritus y formas diversos; el tiempo lo recorre sin parar pero nunca ajustado a aquello de horas, minutos y segundos. Se materializa cada momento de cada día, en cualquier lugar, siempre con atributos similares y muy diferentes interpretaciones. Por ahí transitan seres diversos, con inteligencias múltiples, con genéticas diferenciadas. Lo cuentan cronistas del pasado y del presente, adivinos del futuro. En verdad no resulta fácil el simple hecho de subsistir.
Pasaron los siglos y las diferentes corrientes humanas legaron rastros diversos, de los que en algún momento sentirían orgullo; a veces pena o desilusión. Cada uno buscaría un fin: más o menos dejar constancia del paso por el planeta o mejorar la vida, de pocos o muchos. En cualquier caso señales de que la mente y la existencia en sociedad interaccionan en diálogos complejos. Comprender todo esto resulta complicado; unas señales u obras muestran el todo, otras sus partes.
Hace unos años apareció una luminaria llamada sostenibilidad. Esta tiene atributos de sus partes y a la vez debería percibirse, es, como un todo. Pero se nos ha tornado oscilante, contradictoria, en demasiadas ocasiones esquiva. No hay manera de estabilizar un consenso universal que la convierta en valor colectivo. Va y viene en la vida real como ráfagas de viento, de dirección cambiante. Algunas personas, ciertas instituciones, son capaces de mantener el sentido primigenio, pero quién sabe si esa postura no es una máscara de lo que debería ser. Ya hay voces críticas que abogan por eliminar el término por su falsedad, como otros postulados ecosociales que se han convertido en no-conceptos. Muy asumidos por quienes ordenan la vida global. Muy cuestionables cuando se saltan protecciones naturalísticas para acoger iniciativas privadas desde supuestos no demostrados; los Pirineos esquiables por doquier, basándose en números inciertos y planes escritos con renglones torcidos como la inseguridad de disponer de nieve, valdrían como oscuro objeto de los deseos. Más grave si se emplea dinero verde europeo para perpetrarlos.
Hace más o menos un año publicaba en mi blog “Sostenibilidad: el discreto encanto de la impostada modernidad”. El artículo lamentaba que bastantes administraciones o marcas comerciales venden sostenibilidad a raudales, sin importarles apenas el tipo de rastro que dejan en el pensamiento y la cultura de la ciudadanía. Quería lanzar un apremio para que se intentase completar las llamadas Agendas 2030; eso del “Pacto verde europeo”, pero de verdad. Avisaba de que estuviésemos a la escucha de quienes afirmaban poner todo tipo de ingeniería y logística al servicio de esa quimera que supone no dejar a casi nadie atrás en forma de energía comprometida y de sostenibilidad. Pero la construcción actual parece estar hecha con plastilina, remoldeable para componer ideales o fabricar artilugios diversos, al apoyarse en términos fetiche, poco creíbles en su proceso. Solo así se entiende que el Ayuntamiento de Zaragoza reduzca casi a la mitad su presupuesto de Educación Ambiental (EA) para la ciudadanía, el mejor camino hacia la sostenibilidad creíble. Parece un desaire internacional cuando se pertenece como otras seis ciudades de España a las 100 Cities 2030 de la UE. Además organizará del 21 al 23 de marzo el Conama Local 2023 (Congreso de Medio Ambiente en entidades locales) con sesiones para ver cómo proteger biodiversidad, luchar contra el cambio climático y otras lides ambientales. La EA lucirá media hora con la caduca señal de conectar con la naturaleza.
Construyamos algo sincero, combinando ética universal con salud y ecología, criticando los disfraces de la sostenibilidad de adorno. Impidamos que la acción política tenga un sentido único, influenciada por los hilos de los lobbies. Se nos olvidaba: gratitud eterna a quienes desde cualquier instancia o colectivo ecosocial luchan para que el mundo crea en la sostenibilidad o sustentabilidad basada en la coherencia ética, y a esa ciudadanía anónima que apoya de forma consciente y comprometida este proyecto.
* El artículo se publicó en Heraldo de Aragón el miércoles 15 de marzo de 2023, como una aportación más al debate público que la utilización del término/concepto Sostenibilidad genera en la sociedad española y en los medios de comunicación. También en Europa y en el mundo con la denominación de sustentabilidad.