Zonas de bajas emisiones urbanas en diferido, a pesar del aumento de los daños a la salud ciudadana
Parece ser que la cosa va lenta porque es difícil, por la falta de voluntad de los ayuntamientos respectivos o porque no se tiene fe en que ayuden mucho a mejorar la salud ciudadana. La realidad es que de los 149 municipios de España -todos de más de 50.000 habitantes- que debían establecer restricciones al paso de cualquier vehículo por zonas donde el aire está muy cargado de contaminantes (ZBE), muy pocos han cumplido con la obligación. Van casi siempre en diferido cuando se trata de apechugar con los problemas ambientales que la vida cotidiana genera. Menos a la hora de pedir dinero procedente de la UE. Sin embargo, otras ciudades como Pamplona o Pontevedra llevan años restringiendo el tráfico por zonas centrales y mejorando la salud general. De estas se habla poco.
Las superficies municipales declaradas ZBE más grandes son Madrid (más de 50 km2) y Barcelona (más de 100) mientras que son anecdóticas, como sucede en Sevilla (1 km2) y Zaragoza (medio), donde han puesto las señales prohibitivas pero poco más. De modo que el compromiso parece poco eficiente, pues ni en unas ni en las otras se trabajó en serio. Claro que la aprobación tardía del decreto que las regula por parte del Ministerio de Transición Ecológica, el pasado diciembre, no ayuda mucho. Todo va en diferido menos los daños para la salud de los viandantes y habitantes urbanos. Es más, si hay ZBE no habrá sanciones, imaginamos que las administraciones se fían de la buena voluntad de los conductores para regularse. Sabemos que todo este asunto es complejo, pero puede dividirse en partes más simples, me parece que más o menos dijo R. Descartes. Viene bien en el tema de la regulación de la movilidad urbana.
Dicen quienes regulan que los conductores deberán proveerse de unas etiquetas que delatan el poder contaminador del vehículo. Desde la C (los más contaminantes y a la vez vetustos, hasta el 0 o Ecos (los menos). Pero claro, el parque automovilístico español es más viejo que la tana. No vemos mucho la televisión pero estimamos que la propaganda de las bondades de esta medida, las restricciones a la movilidad en vehículo, en forma de mejora de la salud global no han llegado a la ciudadanía. Las susodichas etiquetas las proporciona la DGT pero uno no las encuentra cerca de su domicilio. Imagino que si se encarga la DGT, tan diligente a la hora de comunicarte las multas por causas varias cuando conduces, debería llevar a cabo una información particularizada a los usuarios. Muchas gente está despistada y ni siquiera sabe de qué va la cosa. Menos mal (sic) que algunas ciudades como Zaragoza se proponen cumplir con el mandato en unos 18 meses, después de un periodo «didáctico y educativo».
Suspenso general para los ayuntamientos cuya obligación pasa por mejorar la salud de la ciudadanía. Seguro que tendrán departamentos técnicos que comprenderan aquello que decía ISGlobal de Barcelona: La contaminación del aire es uno de los riesgos ambientales más frecuentes que afecta el 100% de la población, desde el desarrollo intrauterino hasta la muerte.
¿Hace falta algo más para tomar medidas? La salud ciudadana nunca debe verse en diferido, ni se puede volver a emitir el programa de vida ni es conveniente retrasar su mejora. Permítasenos que desde aquí difiramos de las políticas de movilidad urbana; serán uno de nuestros argumentos a la hora de votar en mayo.