Los límites del tiempo de la invención no los marcan las horas; un hallazgo con esfuerzo es como una píldora para la felicidad

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Que alguien ocupe su tiempo en buscar un sustituto de los plásticos merece el aplauso universal. Javier Fernández, investigador en Harvard y docente en Singapur, busca con tesón en la piel de los insectos, pero también en los caparazones y en las cabezas de los crustáceos, el quitosano que le permita construir algo que sustituya a los plásticos, sea más resistente que estos y además biodegradable. ¡Quién no se alegra y lo felicita? Por cierto, la noticia no se cuenta en los informativos.

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