A veces, la verdad se convierte en un concepto ambiguo, anegada por un torrente de estúpida felicidad
Junto al evidente progreso en la consecución de los objetivos del milenio ODM, se debe reconocer que no se han alcanzado muchas de las metas propuestas. Se progresa en la paridad educativa, niños y niñas acuden a las aulas, pero se falla en la universalidad: 50 millones de niños y niñas no acuden a la escuela porque no tienen o no les dejan. Podríamos seguir con más asuntos como que la progresión en la reducción de la pobreza y el acceso al agua potable de calidad distan mucho de generar satisfacción. Lo mejor es congratularse por lo conseguido para coger fuerzas para abordar lo mucho que todavía queda por hacer.