Un mar de plásticos, para nada una metáfora. La realidad pura y dura, como un puñetazo en la cara.
Una entelequia de civilización, aquella que por definición no se perfecciona. Nos hubiera regañado Aristóteles. Lo dicen los casi cinco millones de toneladas de plástico que llegan anualmente a los océanos. Podrían ser 50 al año en la próxima década si no se mejoran las prácticas internacionales de gestión de basura. A este paso va a ser “la civilización” la que se convierta en metáfora. Para quienes no se lo crean aquí tienen un documental.