Cambio climático

El laberinto descarbonizador de la UE

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DISCULPEN: HEMOS ESTADO CERRADOS POR OBRAS POR CAUSAS AJENAS A NUESTRA VOLUNTAD:

Pero aquí seguimos.

Parece ser que la Comisión Europea ha pedido un recorte del 90% en las emisiones de la UE para 2040. Pero el asunto está crudo. Leemos en CarbonBrief. Me disponía a elaborar la entrada cuando la leo tan clara en la web citada que sobran las palabras; las mías no serán tan claras como las suyas, sintetizadas en cinco asuntos clave. No se pierdan los enlaces, complementan, mucho lo que en el texto se dice. Ahí van tal cual, texto casi literal:

«Esto requerirá un sistema eléctrico ampliado y libre de emisiones dentro de 16 años y una reducción del 80% en el uso de combustibles fósiles para energía, afirma la nueva guía.

El objetivo está diseñado para cerrar la brecha entre los objetivos de reducción de emisiones a corto y largo plazo existentes del bloque. 

Inicia un largo proceso en el que los políticos e instituciones de la UE lucharán por los detalles de la propuesta antes de que se convierta en ley. 

El bloque está a punto de entrar en un importante período de transición, ya que en junio se elegirá un nuevo Parlamento Europeo, seguido de una nueva comisión, el brazo ejecutivo de la UE. El resultado de esto podría ser un aumento de la oposición a la política climática a medida que la política de la UE gira hacia la derecha .

Las recomendaciones surgen mientras los agricultores han salido a las calles de toda Europa para expresar su enojo por las políticas ambientales y otros asuntos.»

Vaya momento tan complejo para sentirse descarbonizador, como quien esto escribe. En fin; no nos queda otra solución.

El impacto socioambiental de la guerra de Gaza

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La guerra de Gaza sigue las pautas socioeconómicas de todas las guerras. Tras la mortífera acción de los terroristas de Hamas se desató la furia destructora israelí, largamente retenida con estas dimensiones. No solo hay que lamentar las muertes de personas y la destrucción causada por el ejército israelí cobijado en el silencio de las grandes potencias. Ha acumulado grandes sumas de dinero dilapidadas en causar daño al enemigo: destrucción sistemática de instalaciones o edificios públicos y asentamientos humanos, destrozo de los recursos naturales, fracturas de las vías de comunicación, anulación de modos de vida y un sinfín de daños morales, físicos y mentales a la población civil.

Pero además, esta guerra, como otras cercanas o lejanas en el tiempo, conlleva graves deterioros ambientales. Algunos, convertidos en catástrofes, durarán largo tiempo y marcarán el recorrido existencial de varias generaciones; la naturaleza libre dejó de ser allí una realidad. Repetimos que lo más grave entre lo grave es sin duda la pérdida de miles de vidas humanas y las dolencias y enfermedades que dejará en otras a su paso. Pero los impactos ambientales siempre resultan dolientes para el territorio y las gentes que han de soportarlos “sine die”. A nadie se le oculta la destrucción de tierras, la desaparición de cultivos, los suelos peligrosos de cultivar en el futuro por la gran cantidad de minas y explosivos allí sembrados. Además del agotamiento de los recursos naturales, –los árboles se cortaron para dar calor a la gente-, hay que hablar de los daños causados a biodiversidad. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, añádese la contaminación del agua y el daño que causará en personas y animales que actualmente hacen uso de ella. Esta crisis ambiental supondrá el desabastecimiento y deterioro en los servicios ecosistémicos a medio y largo plazo. Además de la destrucción del paisaje, los hábitats y la millones de formas de vida.

Los impactos ambientales de la guerra son conocidos desde hace tiempo. Lo denunciaba Pekka Haavisto en un artículo publicado por el Centro de Investigación por la Paz en 2005 titulado La Situación del Mundo 2005: Redefiniendo la seguridad mundial. Informe anual del Worldwatch Insttute sobre el progreso hacia una sociedad sostenible. Así sucedió en la Guerra del Golfo en 2017 de lo que se informa con detalle en Por qué la Guerra del Golfo pasó de ser un conflicto bélico a un desastre ambiental. En él se explica que los iraquíes, en su retirada de Kuwait, incendiaron cientos de pozos petroleros que ardieron durante meses causando tales daños ambientales próximos y lejanos cuyas secuelas contaminantes deterioraron el aire durante meses y algunos aún permanecen anclados en la ecología global del Golfo Pérsico. Tal calibres tuvo el desastre que en tiempos se publicó que Sadam Hussein debería ser juzgado por genocidio y otras muchas razones, entre ellas por terrorismo ambiental.

No vamos a decir más; que cada cual haga su reflexión. Solamente reproducir parte de un informe presentado en Ginebra por el relator especial para la zona, Michael Lynk, al Consejo de Derechos Humanos: “Para casi cinco millones de palestinos que viven bajo la ocupación, la degradación de su suministro de agua, la explotación de sus recursos naturales y el deterioro de su medio ambiente, son síntomas de la vulnerabilidad y la falta que tienen de cualquier control significativo sobre su vida cotidiana”.

Según cuenta The Guardian, solo en los dos primeros meses del conflicto se han emitido 281.000 toneladas métricas de dióxido de carbono, la gran mayoría de ellas generadas por el Ejército israelí. Esto supone un coste climático equivalente a la combustión de al menos 150.000 toneladas de carbón. Es más, se calcula que solamente el coste ambiental en emisiones de carbono que supondrá la reconstrucción de 100.000 edificios dañados generará al menos 30 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero. Esta cifra es equiparable a las emisiones anuales de CO2 de Nueva Zelanda y superior a la de otros 135 países, incluidos Sri Lanka y Uruguay, cuenta eldiario.es.

P.D: No olvidamos el impacto socioambiental en el presente futuro que sufrirán niños y niñas de Gaza. ¿Cómo lo interiorizarán los adolescentes? La sostenibilidad de la sociedad está tan perturbada que vivir allí será una aventura incierta, plena de obstáculos, y no solamente emocionales. También sanitarios, económicos y de convivencia. Aunque se callen algún día las armas -ojalá se firme pronto un alto el fuego-, la guerra durará muchas décadas.

Dineros que son clima

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La COP28 empezó con pocas ilusiones pero… quién se acuerda de eso ahora

Lo que se dispone a leer a continuación es una especie de amalgama climática sobre la COP-28 que se celebró el mes pasado en Dubái. Ha sido elaborada a partir de lo dicho en periódicos nacionales y extranjeros, en comunicados de las agencias de la ONU o de las ONG ambientalistas y sociales que por allí anduvieron.

La cumbre se abría con el eco de las palabras de Antònio Guterres, secretario general de la ONU. Pedía medidas para evitar el colapso planetario y de la humanidad, ambos pendientes de unos pocos hilos. Muy enfadado, lanzó la metáfora de que no se podía apagar el incendio del planeta con una manguera de combustibles fósiles. En la COP-28 afloraron enseguida las incoherencias climáticas. Su presidente, Sultán al Jaber, lanzó la proclama –sembrada de petrodólares interesados– de que no existe evidencia científica que ligue la contaminación por uso de combustibles fósiles con el clima global. Al día siguiente se retractó, o lo retractaron.

Hagamos historia. En la COP de París de 2015 –la del reconocimiento de la alerta climática– los países acordaron limitar el calentamiento global para este siglo a 1,5 grados centígrados. ¿Qué ha sucedido desde entonces para encontrarnos ahora en una situación tan crítica? Parece que en 2023 ya estamos en torno al 1,4 grados. Es más, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) asegura que el clima mundial se encamina a un aumento de la temperatura de 2,8 °C en el año 2100. Si esto sucediera tendría consecuencias catastróficas; hasta las ganancias de las multinacionales energéticas se reducirían. La OMS alertaba de la relación entre la quema de combustibles fósiles –los niveles de partículas en suspensión superan tres o cuatro veces sus recomendaciones– y la salud; lo cual eleva el gasto sanitario y mata gente.

Pero los dineros en juego son muchos, como demostraban las decenas de miles de asistentes a esta cumbre. Aunque se apruebe detener la emergencia climática, los países en desarrollo necesitan cientos de miles de millones más en financiación para acercarse a la transición deseada. Por otra parte, los países desarrollados y los productores de petróleo no se van a ver obligados a actuar tan rápido como exige la ciencia climática. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que los países ricos deberían multiplicar por entre 10 y 18 los fondos para cubrir las necesidades de adaptación de los países pobres (entre 215.000 y 387.000 millones de dólares al año).

En la COP-28 se acordaron ayudas multimillonarias a la agricultura para hacer frente a los desafíos climáticos. Habrá que transformar con urgencia los modos de producción, distribución y consumo de alimentos; inducir a los mercados hacia la sostenibilidad. Así se podrán «salvaguardar y restaurar los ecosistemas y la biodiversidad, al tiempo que se alimenta a 10.000 millones de personas para 2050». También las empresas tienen mucho que decir y hacer, como recordaban Clara Arpa y Víctor Viñuales (HERALDO, 13 de diciembre), porque abordar la crisis climática actual es clave para gestionar riesgos empresariales.

La cita, que salió a empatar, fue a la prórroga. Pero el ‘The end’ resultó de película: la COP-28 alcanzó un acuerdo histórico que cierra la manguera para dejar atrás los combustibles fósiles. Hasta la vicepresidenta del Gobierno español Teresa Ribera dice que es «el principio del fin de los combustibles fósiles». Casi de acuerdo, habida cuenta de la falta de ambición con la que empezó. El texto pactado por los 198 países presentes pone el foco en los principales responsables de la crisis climática: los usos de petróleo, carbón y gas. Se acuerda generar una transición para finalmente eliminarlos «en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la adopción de medidas en este decenio crítico, para lograr el cero neto para 2050». Un periódico francés lo llamaba «un cascarón vacío», porque no es vinculante.

También hemos leído que los actuales planes de los países –programados para 2030– llevarán en ese año a un sobrecalentamiento del aire. En el mejor de los escenarios será entre 2,1 y 2,8 grados. Es más, ni siquiera en la letra pequeña del texto final se acuerda la eliminación total del uso del carbón, el petróleo y el gas, ¿hasta 2050? ¡Vaya!

Sigamos atentos. El deseado disfrute de un aire menos contaminado aún no ha empezado. ¿Aguantarán los dineros? Son salud.

  • Este artículo fue publicado el 4 de enero en Heraldo de Aragón, pág. 18.

La megasequía puede llegar en unos años: ¿cuánto y hasta dónde? ¿Y en Gaza?

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En cuanto caen en otoño cuatro gotas nos olvidamos de la sequía que padecimos, al menos los urbanitas. Pero en muchas zonas de España, casi en medio mundo la sequía se hizo resistente y no hay forma de librarse de ella. En la rica Cataluña hay restricciones varias del uso del agua; en algunos lugares no habrá ni para boca. Sus embalses, los de las cuencas internas, están ahora mismo alrededor del 38 %; los de la provincia de Lleida al 41,4 %. En este mapa de El Periódico se puede comprobar que casi todo el territorio se encuentra en emergencias varias o en excepcionalidades casi nunca vistas. Pero hablar de eso no da réditos políticos. 

La situación de megasequía «riega» la mayor parte de campos y bosques catalanes, hasta en Girona donde en tiempos llovía bastante. Sus políticos, como en el resto del territorio español, han hecho dejación de funciones. Por eso deberían rendir cuentas. Cuando hablan envían agua en palabras, que a ningún cauce llegan. El momento coyuntural de la sequía y falta de agua está en las ideas caducas de la ciudadanía y sus dirigentes. Todos han vivido al margen de la realidad, sin atender a las llamadas de parar los derroches varios que acumulan riesgos a la falta de lluvia. Miran al cielo para disparar al culpable, pero harían mejor en mirarse a sí mismo. 

La sequía puede convertirse, seguramente lo será, en un factor limitante para la biodiversa vida, el medioambiente en general, las economías derrochadoras y toda la dinámica socioempresarial. En qué ha estado pensando Cataluña durante todos estos años que no ha sido capaz de mirar al agua -el consumo medio anual por habitante en Barcelona está entre 210-230 litros diarios- dentro de un escenario de restricciones de agua; ahora (a buenas horas) dice el Govern que penalizará los consumos excesivos. Copiamos de El Periódico, para: «castigar» la especulación y a los que gastan agua de forma «lujosa» (sic).

En algo parecido a quienes hablaban de la nada acuática en el resto de España. Porque, esto se veía venir. Las restricciones en Andalucía son de libro emborronado pues no miran ni siquiera a los pozos ilegales que secan Doñana. En Aragón sueñan con hacer pantanos más grandes mientras la renovación de acequias se la comen las hierbas y los topillos; eso sí, van a dedicar una porradas de millones para hacer un campo de fútbol para la capital, para el caso de que sea nombrada sede en 2030. Así que, al margen de que llueve menos, de que el cambio climático no nos quiere proteger, la mala gestión del agua es uno de nuestros deberes nunca vistos.

Hemos leído con preocupación que la megasequía que se preveía para finales del siglo XXI en Europa puede que llegue a partir de 2030, el de la euforia futbolística mundialista. Lo asegura, como principal conclusión y alarma, un trabajo aparecido recientemente en la revista Communications Earth & Environment (del grupo Nature). El equipo de investigadores se han fijado especialmente en los niveles de calor y sequía actuales. Estos se consideraban prácticamente imposibles hace 20 años alcanzan ahora una probabilidad de 1 entre 10. Pero lo malo es que aventuran que a partir  temprana de la década de 2030. Anotamos unas palabras de la española Laura Suárez-Gutiérrez, investigadora de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ) que ha liderado la investigación: 

“Queríamos fijarnos no solo en altas temperaturas, sino en eventos combinados que sean relevantes, como altas temperaturas que coinciden con sequías, la sucesión de noches con temperaturas nocturnas muy altas o calor húmedo, condiciones que son relevantes para los ecosistemas y la salud humana”

La clase política y empresarial española -e imaginamos alter ego de la mundial- debería interpretar muy bien lo que sale de la COP28. Ya les avisó alguien con sabiduría aplicada hace muchos años: Cuando más focalicen su mirada en lo propio y cercano, peor verán las cosas que realmente son importantes.

P.D.: Un recuerdo emocionado para los gazatíes, cuya megasequía permanente (consumo medio por debajo del agua como derecho humano) se ha teñido ahora del rojinegro horror de la guerra: diecisiete mil de ellos (el 70 % mujeres y niños) nunca más beberán agua como  resultado de dos meses de genocidio. Unrwa (Agencia de las NN.UU. para los refugiados de Gaza) denuncia que allí confluye la mega negación moral del resto del mundo, a la vez que pide ayuda económica para aligerar el sufrimiento de dos millones de personas.

NOTA PÓSTUMA: EE.UU. se tuerce el brazo al firmar el cheque de la mega ausencia ética en Gaza con su veto en la ONU, bajo la atenta mirada del Reino Unido. Dos de las democracias “modelo” del mundo cruel. El pobre Guterres ya no sabe a qué dioses implorar. Amnistía Internacional me recordó ayer que el 10 de diciembre está señalado como el Día Internacional de los Derechos humanos. 

El «black friday» elimina la sostenibilidad. ¿Y en Gaza?

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Un poco fuerte empezar así, pero es necesario saber que nuestro corazón consumidor no escucha los razonamientos del pensamiento lógico, ese que combina la vida con la actividad cerebral. Bien sabemos que ambos necesitan de vez en cuando un relajo, que la vida ya es bastante compleja para estar recriminándonos siempre lo que hacemos mal; incluido quien esto escribe. Pero notarán que esta entrada va después de los días de la invasión consumista. Tiene sentido pensarlo de cerca para construir conocimiento y pensamiento. Nos queda suficiente tiempo por delante hasta el siguiente día de la batalla del consumo.

Hemos puesto en el título de esta entrada elimina porque hay gente que hace buenos propósitos durante todo el año. Pero al final cae en la red luminosa que nos llama por todos los rincones del mundo real y virtual a ser más felices consumiendo. Y para eso no hay nada como llamaradas de luz que nos atraen como las farolas hacen con las efémeras.

Tampoco los ayuntamientos nos lo ponen fácil. Compiten por ver cuál es el que más luces y antes enciende con la excusa de la navidad. Animan al consumo con sus derroches de luz navideña, que a este paso será de encendido permanente. ¿Tendrá algo que ver esa estrella -más bien sería un recuerdo del cometa Halley, pero Giotto di Bondoni la llevó a un cuadro en 1305 y desde entonces las estrellas de Belén tiene cola y cinco puntas?- Dicen (San Mateo) que guiaba a los Magos de Oriente en su travesía por Oriente Medio hasta llegar a Belén. Luz y Navidad; no lo había pensado hasta ahora pero parecer ser que Halley estaba por ahí cuando nació Jesús. Es más, he leído en un periódico un titular que decía: el encendido de luces da la bienvenida a la Navidad. ¡Será a la consumista porque a la otra con alumbrar el día 24-25 sería suficiente!


La estrella (cometa) de Belén también se ha posado en la entrada del Parque José A. Labordeta de Zaragoza. Por cierto, el Ayuntamiento de la capital aragonesa ha invertido de media en iluminarse en los últimos cinco años casi cuatro veces más que lo que se gastó en las casi dos décadas anteriores en estos adornos (Heraldo de Aragón, 3-12-2023).

¿No hay mayor sinsuntancia municipal que competir por ver qué ciudad enciende las luces antes? Leí no sé dónde que sus ediles demuestran su necedad con actos llamativos que dejan en oscuridad el sentido común en la gestión de lo público. Máxime este año que los alumbrado masivos han coincidido con la celebración de la COP28 por el Clima en Dubái. Pero a la vez la política florero les da votos.

Pero también hay cordura empresarial. Una entrada del Periódico de Aragón recogía que los comercios sostenibles plantaban cara al «black friday», ese negro día. Lo defiende la gente de The Circular Project. También Oxfam-Intermon, que hasta los guía a la meta del consumo sostenible en general. ¡Ah! No se dejen engañar por las escaparelas de sostenible que se han colocado bancos, grandes empresas contaminantes, etc. Las vemos apagando el cambio climático (un planeta en llamas) con una manguera que lanza combustibles fósiles, como acusó António Guterres en la COP28. 

P.D.: Desde aquí me pregunto de las luces humanitarias que tanta falta hacen en Gaza. Solo les quedan las estrellas, oscurecidas sin duda por las explosiones y bombardeos. ¿Qué pensarán los niños y adultos al mirar nuestros comportamientos en las redes o televisiones? Solo envidia, o algo más fuerte. Allí lo único que se celebra cada mañana es despertar ese día, y a la noche contar uno más vivido.

 

Cómo va el seguimiento de la acción climática

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En unos días comienza la Conferencia del Clima COP28 en Dubái. Veremos los compromisos que trae y si estos se cumplen. Algo, más bien poco por lo visto hasta ahora, se avanzará pero siempre iremos con retraso en el asunto vital de la descarbonización. 

Pero vayamos por partes. Un reciente artículo de WRI -nos atrevemos a copiar una parte del informe textualmente por la trascendencia que tiene resolver estos interrogantes- se hacía tres preguntas fundamentales dirigidas a la ciencia pero también a la ciudadanía a pequeña y gran escala.

  • ¿Están implementando los países soluciones climáticas de manera efectiva dado que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)  siguen aumentando? 
  • ¿Dónde está avanzando el mundo lo suficiente para superar la crisis climática y dónde se están quedando cortos los líderes? 
  • ¿Qué pasos específicos pueden encaminarnos en la correcta dirección?

Para responder a estas preguntas se elaboran los informes científicos que surgen tras laboriosas investigaciones. El  informe Estado de la acción climática 2023  no se queda en el análisis del pasado. Ofrece caminos hacia el futuro en forma de una hoja de ruta integral de lo que se necesita para llegar sin desahogos a 2030 y 2050; o lo que es lo mismo, para limitar el calentamiento a 1,5-¿2? grados. Alguien se seguirá preguntando por qué esa cifra. Es el límite que los científicos dicen que es necesario para prevenir impactos cada vez más devastadores e irreversibles del cambio climático. Recuerda los compromisos del Acuerdo de París. Para lograrlos establece los objetivos específicos que cada sector más implicado deberá alcanzar. Pero además obliga a recordar en qué punto se encuentra el mundo en cada sector. Vamos a enumerar simplemente los epígrafes. Quien desee ampliar la visión puede acudir al informe referenciado:

  • La ampliación mundial de las fuentes de energía sin emisiones de carbono avanza rápidamente, pero no la eliminación gradual de los combustibles fósiles en la generación de electricidad.
  • Los cambios hacia modos de transporte más sostenibles, como la bicicleta, aún no han cobrado fuerza, pero las ventas de automóviles eléctricos de pasajeros están despegando.
  • Después de aumentar durante décadas, las emisiones de GEI de los edificios se han estabilizado, pero los niveles actuales deben desacelerarse significativamente.
  • Aunque el progreso en la descarbonización del acero y el cemento se ha estancado en gran medida, acontecimientos recientes sugieren que la marea podría cambiar pronto.
  • La conservación de bosques, turberas y manglares genera enormes beneficios climáticos a costos relativamente bajos; sin embargo, los esfuerzos para proteger y restaurar estos ecosistemas siguen peligrosamente desviados.
  • Un progreso mediocre corre el riesgo de dejar fuera de alcance la mayoría de los objetivos alimentarios y agrícolas.
  • Los enfoques tecnológicos de eliminación de carbono hoy secuestran menos del 1% de la cantidad necesaria en 2030, pero el impulso detrás de ellos está creciendo rápidamente.
  • La financiación climática, especialmente en los países en desarrollo, palidece en comparación con las necesidades estimadas, mientras que la financiación pública para seguir con los combustibles fósiles está aumentando.

Incluye una apostilla final:

Los líderes mundiales deben reconocer el ritmo en gran medida lento de la acción climática hasta la fecha y trazar un camino a seguir que aproveche los puntos brillantes de hoy. Este momento (CP28) debería servir como trampolín para acelerar las acciones destinadas a mitigar el cambio climático, incluida la eliminación gradual equitativa de los combustibles fósiles y el aumento de las energías renovables; la transformación del sector alimentario y agrícola al tiempo que se detiene y revierte la deforestación; el aumento y cambio de las finanzas, sin olvidar las centradas en mejorar la adaptación y responder a pérdidas y daños.

Otros portales como el Pacto Mundial hablan de que la Cumbre del Clima 2023 reúne grandes expectativas. Leer aquí.

P.D.: Gaza no queda lejos de Dubái. ¿Hablarán los altos mandamases de los dineros petroleros de la imprescindible tregua indefinida -no cuatro días- para que el cambio climático no se acelere y mine las expectativas de la humanidad global?

¿Salvar al Planeta? No, salvarnos nosotros y todas las criaturas

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Hay una frase que se escucha a menudo hasta en la publicidad de los coches o en la propaganda de las energéticas: debemos salvar al Planeta. Quien la pronuncia de manera bienintencionada puede que piense en un ente vivo que ha entrado en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) porque sus constantes vitales están muy deterioradas. El sistema Planeta es una conjunción de partes físicas (geológicas, hidrológicas, climáticas, etc.) que conviven en interacción permanente con los seres vivos, entre ellos las personas. Intuyo que será por eso que se acuñó la frase que liga todo: las personas somos las mayores causantes de que la Tierra esté en peligro y, por tanto, debemos salvarla, o al menos ir actuando, para que sus males mejoren y pueda salir de la UCI.

Sepamos que, de por sí, el Planeta «vive» desde hace miles de millones de años en una entropía permanente. Pero ahora ha entrado en una incógnita fase: el Antropoceno.

Sabemos que si hay mejoras en sus variables vitales, la «salvación no ocurrirá solamente con desearla», no acabaremos la faena pasados unos días, ni varios años. Pero debemos actuar ya, como si el fin del Planeta como lo conocemos tuviese escrita su fecha de caducidad. Circunstancia que ya acontece en algunos sitios engullidos por la subida de los mares, en lugares en donde la contaminación es el gotero químico que mata, en países en los cuales la sequía está borrando casi su nombre. Otros a los que se les podía llamar Sáhara (desierto en árabe). Hay lugares en donde los ríos han dejado de ser corrientes de agua (el río Negro en la Amazonía), y un etcétera enorme.

El Periódico traía una infografía muy trabajada para explicar, sintetizando mucho, lo que hay detrás de su «Misión: Salvar al Planeta«. Se merece una visita pausada. Después seguro que mueve la corriente salvadora de todas las criaturas. Ojalá podamos celebrar ese día en el que se le dé el alta hospitalaria al Planeta y la biodiversidad que sostiene.

El País recoge los resultados de una reunión internacional (Tiempo de crisis, tiempo de cambios) en un artículo con buenas dosis de esperanza si alguien quiere movilizarse: Por fin sabemos cómo salvar al Planeta, pero hay que tomar partido.

¡Basta ya de escondernos detrás de la inconsciencia o de la incredulidad!

El CC se nos escapa. Informe sobre la brecha de adaptación 2023

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Dicen quienes de esto entienden que cada vez aumenta más, y más rápida, la brecha de adaptación al cambio climático. Lo hemos leído en el Informe sobre la brecha de adaptación 2023 del PNUMA. Resulta elocuente que en el título incluya la palabra subfinanciado. Y añada en el subtítulo que se extiende una Falta de preparación que se aprecia en que la inversión y la planificación inadecuadas para la adaptación climática dejan al mundo expuesto. 

Algunas personas así lo sienten mientras que la mayoría pasa de leer estos informes y consume detalles que le proporcionan medios de comunicación o la Red; no siempre correctas y bienintencionadas. El mismo informe llama la atención sobre cuestiones que no queremos escuchar, o no podemos porque se ven sepultadas por las noticias de dispersión social. Anotamos algo que a cualquiera parecería evidente: si la dinámica actual agranda la brecha deberíamos hacer todo lo posible por reducirla. Pues no, la imprescindible desaceleración se va convirtiendo en una especie de meteorito que viene hasta nosotros incrementando su velocidad y haciéndolo en poco tiempo.

Hay una referencia específica a los países en desarrollo. El dinero empleado en su adaptación a tiempo fijado, o para la década si se quiere, apenas llega a suponer un quinto de sus necesidades. Aquí viene también el egoísmo de los países desarrollados. Si ayudasen a los otros verían resueltos una parte de las afecciones que a su ciudadanía provoca el cambio climático y sus manifestaciones. El informe avisa de que las crecientes necesidades de financiación para la adaptación y la inestabilidad de los flujos, el actual déficit de financiación para la adaptación se estima ahora en unos 366 mil millones por año.

Aquí unas cuantas señales de la brecha, que en ningún modo son disparates no contrastados ni maniobras para evitar la ecoansiedad global:

  • A medida que se aceleran los impactos climáticos, el esfuerzo financiero para la adaptación es al menos un 50% mayor de lo que se pensaba.
  • La financiación debe ser pública y privada, entendiendo que una de las grandes beneficiarias de la mejora global van a ser instituciones privadas que verán reducir sus costes ambientales.
  • Hay una creciente relación entre la ralentización de la adaptación y los problemas de salud en todo el mundo, incluidos los países ricos.
  • El silencioso deshielo de hielos en montañas y casquetes polares tiene una repercusión climática evidente y provoca daños ambientales, sociales y materiales por todo el mundo. Las sequías y las inundaciones siguen ritmos desconocidos hasta ahora y causas estragos sociales.
  • La acción para proteger a las personas y la naturaleza es más apremiante que nunca, proclamó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje sobre el informe. Avisó de que se están perdiendo y destruyendo vidas y medios de subsistencia, y los vulnerables son los que más sufren. Dijo en voz bien alta, pero los poderosos se taparon los oídos, que «Estamos en una emergencia de adaptación. Debemos actuar en consecuencia. Y tomar medidas para cerrar la brecha de adaptación ahora».
  • En palabras de Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA (Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente), “En 2023, el cambio climático volvió a ser más perturbador y mortal: se batieron récords de temperatura, mientras que tormentas, inundaciones, olas de calor e incendios forestales causaron devastación”. Aún más, «Incluso si la comunidad internacional dejara de emitir todos los gases de efecto invernadero hoy, la perturbación climática tardaría décadas en disiparse»
  • Varios estudios aseguran que solo las 55 economías más vulnerables al clima han experimentado pérdidas y daños por más de 500 mil millones de dólares en las últimas dos décadas. Estos costos aumentarán marcadamente en las próximas décadas, particularmente si no se aceleran unas mitigaciones y adaptaciones contundentes.
  • Hasta ahora solo han cubierto fondos climáticos específicos, como el Fondo Verde para el Clima (GCF), el Fondo de Adaptación y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). A pesar de su importancia, estas fuentes todavía constituyen solo una proporción menor ( aproximadamente el 9% ) del financiamiento público total para la adaptación.
  • Casi nadie duda ya de que si no aceleramos la mitigación, si no nos adaptamos al el tiempo nuevo que nos toca vivir se verán episodios (ambientales, sociales y económicos) de magnitud nunca vista.

En España hay vigente un Plan de Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-30,  que sufre similares carencias al global, aquí enredado entre administraciones central, auntonómica y local. Su informe ejecutivo de realización también merece una lectura reposada no solo a la empresas y administraciones sino para mirarnos en su espejo. Seguramente se agrandarán también algunas brechas de adaptación a escala individual y en nuestros entornos próximos. ¿Cómo y en qué lo notamos? Aceleremos la reducción de nuestra brecha y hagámoslo saber a las personas con las que convivimos.

La pena de todo esto es que los hechos sepultan a las palabras y compromisos. ¿Hasta cuándo?

La infancia invisibilizada en la maraña climática. Y ahora en Gaza.

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A modo de flash tras la publicación reciente de Unicef del informe Niños y niñas desplazados tras el cambio climático. Prepararse para un futuro que ya está aquí: 

  • Entre 2016 y 2021, el IDMC registró casi 135 millones de desplazamientos internos relacionados con más de 8.000 fenómenos meteorológicos. En su mayor parte, estos datos no tenían en cuenta a la población infantilmás de 8.000 fenómenos meteorológicos.
  • La Base Mundial de Datos de Desplazados Internos presenta unas cifras de desplazamiento infantil estimadas en función del lugar donde se producen los desastres (base de datos del IDMC) y la correspondiente proporción de niños y niñas en la población de ese lugar (WorldPop). Los totales pueden no coincidir exactamente con la suma de los valores mostrados debido al redondeo. 134 millones de desplazamiento internos ocasionarían 43,1 millones de desplazamientos de niños y niñas.
  • Los desplazamientos debidos a inundaciones pueden haber alcanzado a 19,7 millones. Los 10 países con más desplazamientos infantiles provocados por inundaciones en relación con la población infantil (2016-2021) han sido: Sudán, Sudán del Sur, Níger, República Centroafricana, Somalia, Sri Lanka, Myanmar, Nepal y Filipinas.
  • Los desplazamientos por tormentas durante el mismo periodo alcanzan los 21,2 millones. Los países más castigados han sido, en  números totales: Filipinas, 8,3 millones; Cuba, 670.000). 
  • El total de desplazamientos por sequías entre 2015-21 se pueden cifrar en unos 1,3 millones. Más de la mitad, 730.000, se registraron en Somalia; 340.000 en Etiopía; 190.000 en Afganistán. Además de miles en Brasil, Angola, Madagascar, Sudán del Sur, Iraq e India.
  • Los desplazamientos por incendios forestales alcanzaron en el periodo 2016-2021 a 810.000 niños y niñas. Los mayores en Estados Unidos, (610.000), Canadá (47.000) e Israel (31.000). 

Por todo esto hay que analizar los riesgos de futuro y pasar a la acción. Divide los países en: Alto riesgo, pero con buena capacidad de reacción; Aumento del riesgo debido al cambio climático; Riesgo moderado o elevado, pero con capacidad limitada para hacerle frente: Algunos países corren un riesgo moderado o elevado de sufrir fenómenos meteorológicos extremos, pero también afrontan factores agravantes, como unos altos índices de pobreza, conflictos y otros peligros que hacen que los niños y niñas y sus comunidades sean especialmente vulnerables.

Como resultado de todo lo anterior, y para mejorar las incidencias en relación a los niños, niñas y jóvenes en riesgo de desplazamiento futuro y cumplir los compromisosUNICEF alerta de que 37 millones de niños y niñas son víctimas de un "desplazamiento masivo"adquiridos en virtud del Acuerdo de París, el Marco de Sendai, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Pactos Mundiales para la Migración y los Refugiados, propone una serie de intervenciones urgentes, importantes o necesarias. Unicef nos llama a menudo a ver cómo viven (sobreviven). Ahora ha añadido una nueva causa.

P.D.: LUTO MUNDIAL, nuestro tambiénpor el salvaje terrorismo de Hamas y el casi seguro genocidio infantil (el más cobarde asesinato posible) y de adultos que está perpetrando Israel. ¿Tendrá sanciones económicas como le sucedió a Rusia tras la invasión de Ucrania? ¿Serán excluidos los equipos de Israel de las competiciones mundiales por violar los DD.HH.? Ni un país ni otro suele mostrar sus deseos de dignificar los DD.HH. Aseguran por ahí que todo está pendiente de lo que digan los fondos de inversión, la industria armamentística, las multinacionales, EE.UU. y sus amigos.

Cuando redacto estas líneas el País publica un elocuente artículo de Ana Iris Simón  titulado Gaza: el terror detrás del terror. Su entrada dice así:

Ninguna causa es lo suficientemente justa como para asesinar un solo niño en su nombre, ni siquiera para vengar la muerte de otros niños. 

Merece una lectura reposada, sin filias ni fobias previas. Solamente pensando en la infancia. Es nuestra mayor riqueza ética, por más que demasiadas veces se la olvide.

 

Hierve la caldera de Pedro Botero

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Hoy hace justo 10 años, un 8 de octubre de 2013 tras la divulgación de un informe del IPCC, publicamos en este blog La caldera de Pedro Botero. Tal cual la reproducimos a continuación, con pequeñas modificaciones en cursiva. Decía así:

Durante mucho tiempo se ha discutido si el infierno era una metáfora o un lugar. Frente a los descreídos, que negaban toda posibilidad, los más ortodoxos de varias confesiones religiosas defendían su existencia. Creían estos que allí se enviaba a quienes transgredían las normas morales impuestas. En uno de esos lugares subterráneos mandaba un jefe riguroso llamado Pedro Botero. Allí abajo, cocinaba en una inmensa olla a los pecadores. Esa metáfora o lugar pasó de la creencia religiosa a la literatura; Dante Alighieri la describió como nadie. También la idea cobró presencia en la pintura románica, donde el diablo Pedro Botero se hacía omnipresente en forma de llamaradas y castigos. Podrían ser como los que hemos sufrido este verano o aquellos que maltrataron a la gente del Atlas marroquí o la ciudad libia de Derna.

Cuando los científicos y los ecologistas empezaron a hablar del calentamiento global poca gente los creyó. Lo que contaban se veía como algo raro, que sucedía en lugares alejados y no nos afectaba, aunque se conociesen ya deterioros ambientales próximos. Con los años, lo que parecía una metáfora se hace visible en el espacio Tierra, un lugar grande y complejo en el que hasta los incrédulos notan dinámicas atmosféricas errantes. Acaba de conocerse el último informe del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climáticode la ONU (IPCC), en el que han colaborado varios centenares de expertos de 39 países. Como los científicos tienden a ser prevenidos y algo timoratos, quizá en parte por las críticas que han recibido, se guían por certezas y huyen de las conjeturas.

Aun así, les dicen ahora a los representantes políticos, principales destinatarios de su informe, que “es extremadamente probable (95%) que la influencia humana haya sido la causa dominante del calentamiento atmosférico observado desde mediados del siglo XX”. Dicen que el aumento de temperatura es inequívoco (pues se ha mantenido en las tres últimas décadas), que el nivel del mar ha subido 20 centímetros en 100 años, y aventuran que se podría triplicar este aumento de aquí a finales de siglo. Alertan de que si llegase a desaparecer el hielo en Groenlandia se reducirían mucho las superficies emergidas de continentes e islas por todo el mundo. Recuerdan que se vierten diariamente casi 100 millones de toneladas de gases peligrosos a la atmósfera, cual si fuese una cloaca abierta que todo lo engulle. Les apremian a que actúen rápido, porque la diferencia entre este infierno climático y los precedentes sufridos por la Tierra es que el actual sucede a una velocidad mil veces superior. Ahora mismo sus previsiones son más alarmantes. Según un artículo publicado en Scientific American, la mitad de la población mundial enfrentó calor extremo durante al menos 30 días este verano.

Se dice que detrás los boicoteos de diversos parlamentos y gobiernos a tomar medidas contundentes para limitar el cambio climático están grandes multinacionales que ven peligrar sus réditos económicos. El más cacareado es el conflicto americano entre demócratas y republicanos pero el esquema se repite en Europa (negacionistas junto con retardistas frente a los creyentes y colapsistas) y en España (entre derechas e izquierdas). Cada vez que surge un episodio ambiental severo, una noticia impactante que recogen los periódicos, aparecen contrainformes que lo desmienten -ahora mismo las redes difunden que fueron provocadas por desembalses los destrozos que la DANA que descargó por Madrid y Toledo. Nada dicen de las que llegaron muchos pueblos de España). Se asegura estos días que un gran grupo mediático internacional, experto en la manipulación y sentenciado por ello, está detrás de las negaciones del infierno climático. El “verdadero-falso” no hace sino distraernos de la toma de soluciones globales. Lo peor de todo es que cuanto más tarde se actúe, más grande será el problema a resolver y más difícil y costoso conseguirlo; podemos encontrarnos en un punto de no retorno. Aún recordamos las incredulidades sobre el cambio climático de nuestro actual presidente hace 6 años basándose en las conjeturas de su primo. En octubre de 2023 tras la guerra de Ucrania y los anunciados boicoteos al gas ruso se consume más gas que nunca.¿Hacia dónde vamos?

Para hacer entender a los jóvenes alumnos lo del cambio climático empleamos la “metáfora de la rana hervida”, de Olivier Clerc. Dice esta especie de fábula, que podrían haber firmado Iriarte o Samaniego, que una rana disfrutaba nadando en una olla sin saber que el recipiente estaba sobre el fuego. Poco a poco la temperatura del agua subía, lo que provocaba placer al anfibio. Cuando se calentó demasiado, la ranita ya no tuvo fuerzas para salir y murió. Si hubiera notado de pronto el agua caliente, hubiera huido de un salto. A nosotros nos puede suceder lo mismo: un cambio lento no nos impresiona, por lo que lo más probable es que escape a la conciencia.

Se han celebrado varias cumbres climáticas, se han concertado alianzas en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible pero nada o poco ha cambiado. Lo advierte con claridad en 2023 Antonio Guterres, Secretario General de la ONU: la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global. Pronunciaba esta frase después de conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Cuando la situación sea irreversible, no sabremos cómo salir de la marmita humeante del infierno que puede ser la Tierra. No entendimos la metáfora y entre todos la estamos convirtiendo en lugar y tiempo vividos. No es pecar de colapsista. Es simplemente una hipótesis teniendo en cuenta muchas variables. Dicho con las palabras de Antonio Guterres en la ONU: la humanidad ha abierto las puertas del infierno. ¿Seguirá allí Pedro Botero?

 

Un hilo, dentro de una enorme madeja climática, nos conecta con la Antártida

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La Antártida está tan lejos que parece un «no lugar». Apenas se comenta algo de ella en las conversaciones cotidianas. Suena que es blanca y parece el suelo de la esfera terrestre. Una planicie helada. Pero esta percepción engaña. Montes y valles conviven debajo de los hielos eternos, que van perdiendo parte de su espesor. Por eso, como dijo el poeta: Antártida solo hay una, nos mira y la miramos pero rara vez encontramos vínculos, más allá de unas fotos espectaculares. ¿Es lo que será o nunca será ya lo que es? Sin embargo, algo tendrá cuando es «objeto de deseo» de las apetencias imperiales desde hace más de 100 años.

Siempre me atrajo el continente helado. Desde la escuela me preguntaba si un continente podría ser un enorme pedazo de hielo. Cuando descubrí sus particularidades leyendo historias de exploradores me quedé helado.

Por ese hilo afectivo me ha interesado, y preocupado a la vez, que según Antartic Sea Ice News el hielo marino de la Antártida acaba de establecer el pasado 10 de septiembre un mínimo histórico para su máximo invernal (16,96 millones de kilómetros cuadrados de extensión- más de 32 veces la superficie de España). Lo ha hecho por un margen bastante enorme pues supone que de un tiempo a esta parte la superficie helada ha perdido unas 3,5 veces la superficie de España.

De ese caudal antártico dependen la cantidad de agua en mares y océanos así como la circulación de las corrientes oceánicas. Se conoce una transgresión (desviaciones sin determinar totalmente su intensidad y sus causas) de la global corriente termo-halina. Esta marca, junto con el calor del agua y del suelo, las condiciones climáticas del sistema Tierra. Ahora debemos soportar por todo el mundo graves periodos de sequía, lluvias torrenciales como nunca, inundaciones de estensas regiones por lugares que antes no se producían, etc. No hace falta discurrir mucho para pensar alguna de sus causas.

Poco más que decir. Pueden encontrarlo en la web antes citada, de la que reproducimos una imagen ilustrativa y el texto que la explica.

Extensión del hielo marino antártico en comparación con otros años

Este gráfico muestra la extensión del hielo marino de la Antártida al 10 de septiembre de 2023, junto con datos diarios de la extensión del hielo de los cuatro años anteriores y el año máximo récord (2023 en azul, 2022 en verde, 2021 en naranja, 2020 en marrón, 2019 en magenta y 2014 en marrón discontinuo). La mediana de 1981 a 2010 está en gris oscuro. Las áreas grises alrededor de la línea mediana muestran los rangos intercuartil e interdecil de los datos. 

Para complicar más las cosas está el asunto del Ártico. Se pueden apreciar en Datos del índice de hielo marino. La pérdida por década, y consiguientemente su menguante extensión nos mantiene en vilo.

¿Qué podrá suceder -allí pero también aquí- si sigue la tendencia de disminución de la superficie helada? Ese hilo -que va en trayectoria zigzagueante de la Antártida al Ártico- junto con otros forma una madeja enorme, en sí misma y por sus repercusiones. Pero ojo, tiene muchos nudos y enredos. Actúa como una tela de araña -algo en cualquier punto tiene sus repercusiones en todo- pero carece de la simetría que la araña da a su tela. El clima es una malla sin superficies regulares ni la misma resistencia de los nexos.

Contaminación del aire y salud. El cuento de nunca acabar

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Cada poco tiempo los informativos de medios de comunicación hablan de la calidad del aire. Se refieren a un punto concreto, a una ciudad determinada o a algún accidente acaecido. Nos hemos asomado al Índice calidad del aire que presenta el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Imposible comentar aquí lo mucho que allí se explica en torno al ICA (índice de Calidad del Aire). Es un asunto con el que debe sensibilizarse toda la ciudadanía. Tanto la que conduce un vehículo contaminante del aire como aquella que permanece largo tiempo en una terraza de bar «comiéndose» casi literalmente el mal aire que respira. Paseen por su ciudad y lo verán. Incluimos aquí una fotografía que publicó el diario.es el 20 de septiembre de 2022 que nos ha servido para hacernos algunas preguntas. ¿Quién, en su sano juicio de la salud, es capaz  de sentarse largo rato dentro de la isla que deben sortear los coches en su yincana por las ramblas de Barcelona?

Una terraza de Rambla de Catalunya, con bloques de hormigón para separar las mesas de los coches

Bien está que el Parlamento Europeo apruebe exija normas más severas en la movilidad urbana para que las ciudades proporcionen aire de calidad para sus habitantes. Por cierto, con la oposición del PP y Vox. El principal objetivo de esa nueva reglamentación/regulación es fijar una serie de límites para 2035 más estrictos para varios contaminantes. Entre las cuales se señalan de forma especial las partículas finas o el dióxido de nitrógeno. De tal forma que se llegue a la “contaminación cero” en 2050. El Parlamento, suponemos harto de la dispersión de datos y desinformación ciudadana, pretende que se establezcan más puntos de recogida de datos de la contaminación atmosférica. Revisen si en su ciudad existen y dan información puntual a la ciudadanía. Porque el tema es serio y nos despreocupamos aludiendo que no entendemos porque no vemos. Por cierto, se calcula que la contaminación del aire urbano provoca unas 300.000 muertes prematuras al año en la Unión Europea.  

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Pero parece que la salud de los urbanitas contaminados por su aire respirado poco importa a nuestros gobernantes. En la actualidad solo funcionan 14 de las 149 zonas de bajas emisiones obligatorias por ley en ciudades de más de 50.000 habitantes que contaron con fondos europeos por valor de 1.500 millones de euros.

Si desea más información sobre el supuesto lento daño grave en la salud deben visitar la web del Instituto de Salud Carlos III, del ISGlobal de Barcelona o seguir en Twitter a Jesús de la Osa, uno de los mejores expertos y divulgadores de la relación entre contaminación y salud.

Para finalizar. En este artículo de La Vanguardia se habla de que no es lo mismo índice saludable y real. Es posible que se sorprenda de los datos que aporta. Por cierto, ¿considera que el aire que normalmente respira está contaminado? No deje de leer los informes sobre calidad del aire que Ecologistas en Acción publica cada año.

Cuéntese un cuento para llevarlo interiorizado pero que tenga un final feliz. Cuéntelo a quienes le rodean y plantéense alguna acción para mejorar la calidad del aire que respiramos todos.

Plantarse ante el cambio climático que demasiados no quieren ver

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Hasta la gente más negacionista habla del cambio climático. Ve lo que quiere y lo que no desea. Esto último es todo aquello que suponga incomodidad o alteración de sus costumbres. También conoce cómo produce, si el empleo de su tiempo y la intervención de su dinero afecta mucho o poco en la posible generación. Algo así como su vida multidimensional. Cuando algunos pesados le comentamos que todo está relacionado con el cambio climático nos mira con desdén. Nos ven como una secta creyente de las cosas dichas por esa gente del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático). Como si sus conclusiones no fuesen fiables y tuviesen que venir a demostrar a cada individuo lo que sucede.

Da lo mismo que los medios de comunicación hablen de la “pertinaz sequía”, estado natural que ya se decía en tiempos de la dictadura. Similar a la que se dice identificará a la árida tierra nuestra actual o futura. La incredulidad no pensada es tan inconsistente que no ve la relación entre las sucesivas olas de calor y algo que se puede llamar “alteración de los parámetros normales”, por no decir cambio climático. Por cierto, el cambio climático fue un silenciado anatema en las sucesivas campañas electorales pasadas y en los posicionamientos presentes. Es lo que algunos llaman “península Guiness”. Ya lo advertía  Antonio Guterres con un símil muy gráfico “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. Pronunciaba esta frase después de conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Por cierto, la península Ibérica no se salva, sino que está más expuesta.Esa situación va a ser identificativa del futuro, si creemos en lo que dice la NASA y otras instancias supranacionales. Ya en el último marzo –que normalmente no es un  mes especialmente seco- avisaba que sus satélites detectaban que España se teñía de marrón por la sequía. Vaya aquí una pequeña muestra de antes y después de la sequía, mes de mayo. Los negacionistas dirán que siempre ha habido sequías. No dicen que nunca tan prolongadas desde que hay registros.

No acaban ahí nuestros pesares. 20minutos.es  recogía que la NASA alertaba de que el proceso climático en complejo cambio podía llevar a que en España se encontrase en la situación de soportar de manera habitual temperaturas por encima de los 50 grados, si no cambia una serie de patrones.

Pero hay gente que sí se quiere plantar ante el cambio climático, más bien rebelarse con estruendo. Parece ser la única forma de llamar la atención de los poderosos. Hay que animar a que la gente abra un poco los ojos y escuche aquello que no quiere oír: su vida va a estar muy condicionada por los cambios climáticos crecientes. Durante estos días, el 15 pasado en algunos lugares y toda la semana en otros, se cita a la población a una jornada reivindicativa en torno a la crisis/emergencia climática. Parece que nada ocurre, pero los efectos acumulativos serán difíciles de revertir. Muchas organizaciones sociales se han sumado a la Huelga Mundial por el Clima del movimiento Fridays for future – Juventud por el clima, a la que seguirán otras acciones durante el fin de semana en decenas de ciudades de todo el mundo; en España también (Madrid anteayer).  Este colectivo es uno de los que respaldan la protesta del día 17 de septiembre en la Marcha para poner fin a los combustibles fósiles en Nueva York, coincidiendo con el encuentro de los líderes mundiales en la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU, antes de la Cumbre sobre la Ambición Climática del Secretario General el 20 de septiembre.

En España también se planta la juventud, no toda. La especialmente sensibilizada nos llama a una descarbonización ya, justa y definitiva. Ayudémosle en lo que podamos. Hagamos una lista de deseos para aminorar el cambio climático. Por cierto, no se crean lo de los negacionistas que no ven la relación entre el uso de los combustibles fósiles y el cambio climático. Se lo explica aquí muy bien National Geographic, que para nada es una entidad revolucionaria. Por cierto, vaya metedura de pata la de la Fiscalía que incluyó a Futuro Vegetal y Extinction Rebellion en la lista de organizaciones terroristas nacionales –¿quién tuvo la culpa?-. Parece que ha rectificado.

Por cierto, hasta Aljazeera, un medio de comunicación que no está bien visto por estos lugares se preocupa del asunto. No se pierdan el análisis que hacen de las recientes inundaciones en Libia que tantas desgracias han llevado a aquella gente. Hasta plantea la hipótesis de lo que hubiera sucedido si ese país hubiese contado con un servicio de alerta como el que mantiene Aemet (aquí criticada por algunos gobernantes de la derecha recientemente por dar unas previsiones «alarmistas»).

Al final una sugerencia: ¿por dónde va a empezar a rebelarse ante la creciente relación entre el uso de combustibles fósiles y el cambio climático? Gracias por no esperar a mañana.

Las peripecias de una golondrina enamoradiza de un junco y el Príncipe Feliz

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Ecocuento de encuentros amorosos entre los juncos, una golondrina y los papiros en donde pudo escribir O. Wilde su Príncipe Feliz

Dejé también mi patria idolatrada
esa mansión que me vio nacer
mi vida es hoy errante y angustiada
y ya no puedo a mi mansión volver.
(Narciso Serradell Sevilla la escribió.
Podrían cantarla Los Panchos y otros muchos)

No sabría decir el lugar exacto ni el número del junco que me atraía especialmente. Me servía para posarme y alcanzar la lejanía de lo que cerca ya tenía. Los juncos bailan a nada que el viento se alíe con ellos, o que una fuerza los golpee. La verdad es que poco importa. Ha habido muchos juncos en mi vida. Pero ninguno como este. Mis progenitoras me contaron que esa palabra con la que se designa este singular ser viene de juncus, en latín. Significa, más o menos, unir para entrelazar. 

Pero lo más asombroso es que aunque un juncal se seque o lo corten los humanos, al poco tiempo surgen otros. Es la magia subterránea del junco. Habiendo agua nadie puede con ellos. Pero a la vez sujetan la tierra. Después de una tempestad siempre quedan los juncos, flexibles como mis plumas. Lo cierto es que los juncales mediterráneos son hermosos en la desembocadura del Nilo y en sus orillas; hay muchos pero no solo allí. Los he visto en mis viajes migratorios por África cuando era joven y seguía caravanas de gente andando, negros en su mayoría, que pretendían cruzar el desierto. He de decir que también allí, en sitios muy concretos había juncos. Tengo una pena en el corazón que no sé como reparar. Son muchos más los que van de sur a norte que al contrario. También he visto negros como mi dorso en los países del norte. ¿Qué hacen allí que no vuelven a su casa? ¡Serán más felices allá donde viven ahora que no quieren volver! Crían allí, como nosotras, pero no vuelven a la tierra que los vio nacer. Además saben soportar los fríos durante muchos meses. Algo que nosotras somos incapaces de hacer.

Decía que los juncales del Nilo son cortados de vez en cuando por unos hombres con cuchillas grandes tipo guadaña. Se los llevan en fardos a lomos de los animales. Después en carros tirados por acémilas o por bueyes. Un día, al regreso vespertino de mis vuelos para capturas insectos y así alimentarme, me sorprendí. Observé que había desaparecido el junco del cual estuve enamorada. No me dio pena. Lo cual me dio más pena. Comprobé que realmente no estaba enamorada y le había hecho creer lo contrario. Nunca supe qué vida llevó, pero me temí lo peor. Triste y con deseos de partir de allí me instalé provisionalmente en otro junco. Al día siguiente en otro y así pensaba estar hasta que tuviese suficiente valor para volver a mi tierra sola; mis compañeras hacía tiempo que habían partido.

Un día, sin saber por qué, se me ocurrió seguir a los cortadores de juncos. Todos llegaban con sus cargas al mismo lugar, un sitio grande con casas grandes. Había nidos abandonados de golondrinas, en los que me instalé provisionalmente. Los primeros días no me atrevía a entrar de día pero una tarde lo hice. En un lado de la enorme casa amontonados los juncos, cerca de una puerta alta. Al otro lado, una especie de hojas grandes, claras, todas casi iguales, muchas de ellas puestas en fardos. Eso era lo que yo veía salir. Se me hizo corta la noche y me dormí. Al despertar me asombré de ver a personas, unas con la cabeza tapada y otras no, negros y blancos, que marcaban de colores las hojas grandes. Me sedujo pero me fui de allí sin saber realmente lo que hacían. Sentía olor y calor y no había dentro ningún mosquito.

Volví a mi antiguo juncal, decidida a partir. Decidí dormir mi última noche, clara y llena de estrellas encima de una piedra. En eso estaba cuando me pareció que llovía una sola gota que me impactó. Después una segunda y una tercera. Estaba cerca de una estatua de donde era el único lugar de donde podrían caer. Acerté con mis trinos a preguntarle su nombre. La luz de cada día cada vez duraba menos.

Un día me marché de mi cuento. Comprobé que casi todo tiene su fin, pero en mí quedó el infinito placer de la aventura compartida entre un junco, una golondrina y una estatua, y no de las más bellas. Seguro que cuando llegue a mi tierra seré otra. No creo que vuelva nunca a esas orillas del Nilo. Eso sí, buscaré unos juncales cerca de una casa, por si encuentro pareja y hayamos de hacer un nido.

Aquella golondrina perdida en su viaje vagó por la vida hasta encontrar al príncipe triste, que resultó ser feliz. Como antes lo había sido porque vivía en el País de la Despreocupación. Al final, el pequeño pájaro se dedicó a ayudar a los demás, aunque para ello se tuviera que hacer residente y acostumbrarse a los gélidos inviernos. Murió en la contradicción: ligada por amor a la estatua del príncipe y poco considerada por quienes en aquel país gobernaban. Eso sí, al menos tuvo imitadores. 

Imagen de unos juncos
¿Quién sabe si en estos juncales del Duero en Tardajos (Soria) no se posó la golondrina errante  (Foto: Lucía Megino)

Todo esto es inventado, o una mezcla mal hecha de muchos cuentos. La aventura básica me la presentó una alumna en un trabajo de fin de curso. Demasiado literario para ser de biología. Pensé en un primer momento. Debían hacer algo sobre la relación dentro de unos ecosistemas determinados. Ni siquiera había mencionado que los juncos debían ser Cyperus papyrus. Su trabajo era hetereogéneo. En portada una reproducción del cuadro la Anunciación, de Fra Angélico. No pregunté por qué. Pero en su larga exposición me presentó a Óscar Wilde. Lo razonó así: si la golondrina no hubiese estado enamorada realmente de un junco entre muchos, que en su reencarnación son papiros, Oscar Wilde no podría haber escrito su Príncipe Feliz –de quien también se enamoró la golondrina-).

Después de mi atenta escucha se marchó. Me dejó soñando despierto en lo último que había dicho. Unos días más tarde la volví a llamar para darle las gracias por desviarme del cerrado camino de la lectura simple de los seres vivos. No sé la nota que le puse, debía ser de dos dígitos pues me dejó impresionado.

Con el tiempo me enteré, pasados años de mi jubilación como profesor de ciencias, de que había llegado a ser una gran divulgadora de la biología ecosocial. Sirva este cuentecillo como homenaje a ella. Me gustaría volver a encontrarla para ver si recuerda la historia del junco. Y decirle que vi el motivo del cuadro de Fra Angélico: una golondrina sancionaba con su presencia en las alturas La Anunciación. ¿Sería Dios? También que en la tapa final me hubiese reproducido Hirondelle de Joan Miró. El cuadro paisaje que parecía una lectura cósmica de todo su trabajo.

P.D.: Este cuento figura completo en el blog La Cima 2030 de «20minutos.es«.

Yasuní como símbolo inestable de la defensa de la naturaleza

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Puede que a una buena parte de quienes leen estas entradas les haya pasado desapercibida la noticia. Estamos en verano y mandan otras cosas. Pero Yasuní representa la lucha de todo un país por parar un desastre ambiental de la misma gravedad que otros muchos. Querían evitar que la selva se convirtiese en petróleo, un atentado doble por la eliminación de biodiversidad que suponía y por la apuesta continuada por los combustibles fósiles. Ya lo es en parte, pero las petroleras querían más.

Yasuní está en Ecuador. Coincidiendo con las elecciones presidenciales celebradas el 20 de agosto pasado se llevó a cabo un referéndum sobre la protección de la selva de Yasuní, con todas las garantías plebiscitarias de la Corte Constitucional. Casi el 60 % de la ciudadanía que participó en la consulta manifestó su negativa a petrolear aún más la selva. Optó por la protección aunque eso supusiese renunciar a «un puñado de dólares». Yasunidos, el colectivo que lleva diez años luchando por preservar su territorio, celebró su triunfo, el de toda la ciudadanía ecuatoriana.

Pero este símbolo de poder elegir el futuro no está asegurado. El todavía Presidente Lasso no acatará -de momento- el resultado del plebiscito para detener explotación de petróleo en la Amazonía, arguyendo «razones constitucionales». Antes de celebrarse invitaba a los ecuatorianos a pensárselo bien. Si el dinero petrolero no llegaba se suspenderían muchos subsidios. Además añadió que los habitantes de la provincia de Orellana, donde estarían enclavados los yacimientos, habían votado en contra de la protección. Esperemos a ver qué sucede con el acceso en noviembre del nuevo gobierno y las trabas judiciales que merodean sobre este asunto.

En España tenemos ejemplos de la escasa implicación en resolver protecciones ambientales. Las trabas administrativas y de la justicia dejan desnuda a la naturaleza. Por eso se dice que la cultura ecológica es tremendamente inestable incluso en los países formalmente naturalistas. Por citar solo unos casos que deberían avergonzar a quienes mandan: el hotel el Algarrobico en un Parque Nacional, la detracción continuada de aguas del freático de Doñana amenazan con matarla para siempre y ser declarada NO Patrimonio de la humanidad, la muerte biodiversa con envenenamientos incluidos al Mar Menor, el desastre ambiental de Ence celulosa en la Ría de Pontevedra, el negado rastro punitivo que quedó de Aznalcóllar, y así decenas y cientos de agresiones pendientes de resolver. El caso de la macrourbanización de Valdecañas que el Supremo mando demoler ahora es amnistiado por el Constitucional (6 votos contra 5). 

Una cuestión que se debería estudiar: ¿Estarían los partidos políticos y el entramado judicial dispuestos a hacer referéndum vinculante en cada uno de los casos antes expuestos? Habría que pensar el alcance de la consulta: si solo es a quienes allí viven y se aprovechan de una economía con fecha de caducidad por la naturaleza muerta; o se podría hacer una consulta en todo el Estado sobre lo que supone bien colectivo a preservar para generaciones futuras. Sin duda hay que estudiar mucho las formas de protección y tener en cuenta los deterioros que acumulan a lo largo de los años. 

La ambivalencia de la protección de la naturaleza es un signo de los tiempos. Une a la gente en la defensa de lo público, esto es atacado por los poderes públicos. Ciertas conductas escocidas salen indemnes del combate ecosocial. Pensamos algunos que si los poderes públicos, gobiernos y judicatura, no defienden los intereses colectivos, ¿para qué sirven? Atención a la manía antiecológica de los gobiernos PP-VOX. Nos darán más de un susto.