Economía

Plantarse ante el cambio climático que demasiados no quieren ver

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Hasta la gente más negacionista habla del cambio climático. Ve lo que quiere y lo que no desea. Esto último es todo aquello que suponga incomodidad o alteración de sus costumbres. También conoce cómo produce, si el empleo de su tiempo y la intervención de su dinero afecta mucho o poco en la posible generación. Algo así como su vida multidimensional. Cuando algunos pesados le comentamos que todo está relacionado con el cambio climático nos mira con desdén. Nos ven como una secta creyente de las cosas dichas por esa gente del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático). Como si sus conclusiones no fuesen fiables y tuviesen que venir a demostrar a cada individuo lo que sucede.

Da lo mismo que los medios de comunicación hablen de la “pertinaz sequía”, estado natural que ya se decía en tiempos de la dictadura. Similar a la que se dice identificará a la árida tierra nuestra actual o futura. La incredulidad no pensada es tan inconsistente que no ve la relación entre las sucesivas olas de calor y algo que se puede llamar “alteración de los parámetros normales”, por no decir cambio climático. Por cierto, el cambio climático fue un silenciado anatema en las sucesivas campañas electorales pasadas y en los posicionamientos presentes. Es lo que algunos llaman “península Guiness”. Ya lo advertía  Antonio Guterres con un símil muy gráfico “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. Pronunciaba esta frase después de conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Por cierto, la península Ibérica no se salva, sino que está más expuesta.Esa situación va a ser identificativa del futuro, si creemos en lo que dice la NASA y otras instancias supranacionales. Ya en el último marzo –que normalmente no es un  mes especialmente seco- avisaba que sus satélites detectaban que España se teñía de marrón por la sequía. Vaya aquí una pequeña muestra de antes y después de la sequía, mes de mayo. Los negacionistas dirán que siempre ha habido sequías. No dicen que nunca tan prolongadas desde que hay registros.

No acaban ahí nuestros pesares. 20minutos.es  recogía que la NASA alertaba de que el proceso climático en complejo cambio podía llevar a que en España se encontrase en la situación de soportar de manera habitual temperaturas por encima de los 50 grados, si no cambia una serie de patrones.

Pero hay gente que sí se quiere plantar ante el cambio climático, más bien rebelarse con estruendo. Parece ser la única forma de llamar la atención de los poderosos. Hay que animar a que la gente abra un poco los ojos y escuche aquello que no quiere oír: su vida va a estar muy condicionada por los cambios climáticos crecientes. Durante estos días, el 15 pasado en algunos lugares y toda la semana en otros, se cita a la población a una jornada reivindicativa en torno a la crisis/emergencia climática. Parece que nada ocurre, pero los efectos acumulativos serán difíciles de revertir. Muchas organizaciones sociales se han sumado a la Huelga Mundial por el Clima del movimiento Fridays for future – Juventud por el clima, a la que seguirán otras acciones durante el fin de semana en decenas de ciudades de todo el mundo; en España también (Madrid anteayer).  Este colectivo es uno de los que respaldan la protesta del día 17 de septiembre en la Marcha para poner fin a los combustibles fósiles en Nueva York, coincidiendo con el encuentro de los líderes mundiales en la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU, antes de la Cumbre sobre la Ambición Climática del Secretario General el 20 de septiembre.

En España también se planta la juventud, no toda. La especialmente sensibilizada nos llama a una descarbonización ya, justa y definitiva. Ayudémosle en lo que podamos. Hagamos una lista de deseos para aminorar el cambio climático. Por cierto, no se crean lo de los negacionistas que no ven la relación entre el uso de los combustibles fósiles y el cambio climático. Se lo explica aquí muy bien National Geographic, que para nada es una entidad revolucionaria. Por cierto, vaya metedura de pata la de la Fiscalía que incluyó a Futuro Vegetal y Extinction Rebellion en la lista de organizaciones terroristas nacionales –¿quién tuvo la culpa?-. Parece que ha rectificado.

Por cierto, hasta Aljazeera, un medio de comunicación que no está bien visto por estos lugares se preocupa del asunto. No se pierdan el análisis que hacen de las recientes inundaciones en Libia que tantas desgracias han llevado a aquella gente. Hasta plantea la hipótesis de lo que hubiera sucedido si ese país hubiese contado con un servicio de alerta como el que mantiene Aemet (aquí criticada por algunos gobernantes de la derecha recientemente por dar unas previsiones «alarmistas»).

Al final una sugerencia: ¿por dónde va a empezar a rebelarse ante la creciente relación entre el uso de combustibles fósiles y el cambio climático? Gracias por no esperar a mañana.

Yasuní como símbolo inestable de la defensa de la naturaleza

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Puede que a una buena parte de quienes leen estas entradas les haya pasado desapercibida la noticia. Estamos en verano y mandan otras cosas. Pero Yasuní representa la lucha de todo un país por parar un desastre ambiental de la misma gravedad que otros muchos. Querían evitar que la selva se convirtiese en petróleo, un atentado doble por la eliminación de biodiversidad que suponía y por la apuesta continuada por los combustibles fósiles. Ya lo es en parte, pero las petroleras querían más.

Yasuní está en Ecuador. Coincidiendo con las elecciones presidenciales celebradas el 20 de agosto pasado se llevó a cabo un referéndum sobre la protección de la selva de Yasuní, con todas las garantías plebiscitarias de la Corte Constitucional. Casi el 60 % de la ciudadanía que participó en la consulta manifestó su negativa a petrolear aún más la selva. Optó por la protección aunque eso supusiese renunciar a «un puñado de dólares». Yasunidos, el colectivo que lleva diez años luchando por preservar su territorio, celebró su triunfo, el de toda la ciudadanía ecuatoriana.

Pero este símbolo de poder elegir el futuro no está asegurado. El todavía Presidente Lasso no acatará -de momento- el resultado del plebiscito para detener explotación de petróleo en la Amazonía, arguyendo «razones constitucionales». Antes de celebrarse invitaba a los ecuatorianos a pensárselo bien. Si el dinero petrolero no llegaba se suspenderían muchos subsidios. Además añadió que los habitantes de la provincia de Orellana, donde estarían enclavados los yacimientos, habían votado en contra de la protección. Esperemos a ver qué sucede con el acceso en noviembre del nuevo gobierno y las trabas judiciales que merodean sobre este asunto.

En España tenemos ejemplos de la escasa implicación en resolver protecciones ambientales. Las trabas administrativas y de la justicia dejan desnuda a la naturaleza. Por eso se dice que la cultura ecológica es tremendamente inestable incluso en los países formalmente naturalistas. Por citar solo unos casos que deberían avergonzar a quienes mandan: el hotel el Algarrobico en un Parque Nacional, la detracción continuada de aguas del freático de Doñana amenazan con matarla para siempre y ser declarada NO Patrimonio de la humanidad, la muerte biodiversa con envenenamientos incluidos al Mar Menor, el desastre ambiental de Ence celulosa en la Ría de Pontevedra, el negado rastro punitivo que quedó de Aznalcóllar, y así decenas y cientos de agresiones pendientes de resolver. El caso de la macrourbanización de Valdecañas que el Supremo mando demoler ahora es amnistiado por el Constitucional (6 votos contra 5). 

Una cuestión que se debería estudiar: ¿Estarían los partidos políticos y el entramado judicial dispuestos a hacer referéndum vinculante en cada uno de los casos antes expuestos? Habría que pensar el alcance de la consulta: si solo es a quienes allí viven y se aprovechan de una economía con fecha de caducidad por la naturaleza muerta; o se podría hacer una consulta en todo el Estado sobre lo que supone bien colectivo a preservar para generaciones futuras. Sin duda hay que estudiar mucho las formas de protección y tener en cuenta los deterioros que acumulan a lo largo de los años. 

La ambivalencia de la protección de la naturaleza es un signo de los tiempos. Une a la gente en la defensa de lo público, esto es atacado por los poderes públicos. Ciertas conductas escocidas salen indemnes del combate ecosocial. Pensamos algunos que si los poderes públicos, gobiernos y judicatura, no defienden los intereses colectivos, ¿para qué sirven? Atención a la manía antiecológica de los gobiernos PP-VOX. Nos darán más de un susto.

 

La electricidad da chispas a la vida, pero algunas electrocutan

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Kilovatio es una de esas palabras/ideas complicadas de definir a pesar de las veces que la habremos pronunciado. Suena a algo que no existe de forma material, no se puede tocar, aunque sí sentir y pagar por él. Nadie que se cruzase por la calle a don Kilovatio tendría idea de que es él. Lo cierto es que en 2022 y 2023 estaba en boca de todos; y no para bien. Desde el súbdito más escondido de Europa hasta la Ministra de la cosa medioambiental en España vibraban, por los calambres que les producía el susodicho.

Con los kilovatios desbocados, a los rusos se les ocurrió en febrero de 2023 invadir Ucrania. ¡Hala, porque sí! Sin respetar el mínimo decoro internacional ni humanitario. Las cosas se pusieron tan feas que casi nos apagamos todos. Tanto que la energía se utilizaba durante aquellos tiempos como mercancía de trueque entre países. La guerra sigue, para vergüenza europea.

Menos mal que algunos ayuntamientos democráticos de España de entonces habían prohibido cortar la luz a los pobres muy pobres. Otros consistorios habían sustituido los bancos de alimentos por baterías de electricidad. Los más pobres entre los pobres -no importaba su origen, sexo o religión- acudían a las oficinas municipales y tras una minuciosa investigación para demostrar su falta de recursos, se les entregaba una “Cartilla de racionamiento de pobre energético”; en la portada traía un dibujo alusivo de Forges. Esta libretita, numerada claro, les permitía recoger cada semana una batería cargada hasta los topes –de una tensión de 12 voltios para evitar accidentes-. Así las familias de escasos recursos energéticos podían conectar a la red de su domicilio, preparada al efecto por unos voluntarios de la ONG “Chispas sin fronteras”. 

En aquellos momentos, un ministerio en la sombra del partido de la oposición –que tumbaba todas leyes energéticas de interés social-  declaró la guerra al autoconsumo eléctrico solidario, en realidad a todo tipo de producción individualizada de energía. Se rumoreaba que las grandes distribuidoras energéticas estaban detrás de su negativa. La pobreza energética, “acceso complicado a la energía como derecho humano se le llamaba en los papeles oficiales”, no dejaba de aumentar.

La opinión pública, bueno unos pocos ciudadanos de las asociaciones de consumidores y toda la ONG “Chispitas sin fronteras”, se indignaron. Protestaron porque el precio de la energía de consumo doméstico subía sin control. ¿Tendrían toda la culpa los rusos? Las compañías eléctricas contraatacaron enseguida. Publicaron anuncios en los periódicos en los que se demostraba que la energía era barata y sería permanentemente adecuada para los usuarios. Añadían que la culpa de su precio la tenían los impuestos del Gobierno y los rusos. Los cortes “casuales” y la caída de torres de conducción eran provocados por bandadas de grullas migratorias. Sea como fuere, el precio del kilovatio hora que pagaban los hogares hispanos era casi el más caro de toda Europa. Todos los diarios, hasta los impresos, recogieron esta noticia un día de febrero, fue muy duro.

Mientras todo esto pasaba, una cadena de televisión privada de la península Ibérica, creo recordar que el canal 55, tuvo gran éxito con el programa diario “Electrocútame de luxe” en el que se relataban los conflictos personales de los hogares celtibéricos para gestionar el uso de la energía.

Sépase una buena acción de las compañías energéticas. Se habían unido para reeditar Don kilovatio, el cómic de los años 60 patrocinado por Hidroeléctrica Española S.A. que había tenido gran éxito. Los distribuyeron gratis a todos los hogares que gastasen más de 50 € mensuales, convencidos de que el humor hace las descargas más llevaderas. En sus apenas 12 páginas, cada ejemplar presentaba unas aventuras estrambóticas y a la vez reales. Todo un hito en la educación de los consumidores.

Portada de un tebeo promocional de la empresa Hidroeléctrica Española en 1970.

Se daban pasos adelante para rebajar el recibo eléctrico. Cada hora la electricidad cambiaría de precio. Se instalaron nuevos contadores en los domicilios que, por desgracia o por suerte, no funcionaron. En realidad se tragaban lo que medían en lugar de enviarlo a la compañía suministradora. Hubo también un chasco nacional. Muchos hogares habían comprado unos “radiodespertadores váticos” que avisaban con música clásica cuando convenía consumir -el precio era bajo- y emitían “heavy metal” cuando el precio era alto. Alguna televisión grabó el trajín de luces a lo largo de las noches en la parte de las cocinas de la barriada pobre de una capital poco importante.

Este cuentecillo fue publicado íntegro en el Blog La Cima 2030 de 20minutos.es. Se apoyaba con símiles de greguerías. Quería ser un pequeño homenaje a Ramón Gómez de la Serna y Jules Renard. Con sus frases agudas inventaron lo que cien años después se llamó “lo viral”. No me resisto a recoger aquí, viene a cuento, aquello tan emotivo que el francés dijo: las luciérnagas son una gota de luna sobre la hierba.

Rebeliones de la juventud, la climática y también por la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres. El prólogo de su vida futura

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No estoy llamando desde aquí a la «cruzada» contra los malos actos que han provocado los desaires medioambientales de gobiernos y ciudadanos. Tampoco a una rebelión para defender la dignidad de las mujeres. Aunque puede que fuese necesario. Pero sí a mostrar el no conformismo y molestar a los poderosos, con nuestra desaprobación y si es necesario por vía judicial. Como el asunto de ir contra quienes tienen el poder en España trae a veces inmerecidas represalias, hablaremos de unos jóvenes norteamericanos, chicas y chicos. Después de fútbol.
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El titular de la primera encomienda ya era placentero y removía el componente de acción de las actitudes. «Un grupo de jóvenes de Montana gana un juicio histórico sobre el clima. Podría sentar un poderoso precedente». Lo firmaba Amber Polk de The Conversation. Entidad poco sospechosa de ser revolucionaria. En su título contenía varios moduladores de la vida actual y futura. Hablaba de un grupo  de jóvenes (16), en un país con demasiados individualismos de la libertad mal entendida. Con pleitos judiciales al gobierno por su inacción frente a la emergencia climática. Aplicaba al hecho el calificativo de histórico. Podía sentar un precedente que regularía más eficazmente la acciones climáticas, por exceso o por defecto.

Valdría para cualquier país europeo. En España debería ser considerado por los nuevos gobiernos autonómicos. Pero vista la composición de muchos de ellos, formados por partidos retardistas y negacionistas, no lo harán «motu propio». Por tanto se hace más necesaria que nunca la rebelión de los jóvenes por un proyecto colectivo. Ese que llama a la mitigación de las acciones que incrementan la posibilidad de que explosione «la bomba climática- como la califica ahora la ONU. Y lanza una apuesta vital: el ámbito educativo puede/debe ser beligerante.

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La rebelión ante comportamientos machistas. El prólogo de la vida futura con menos desigualdades asumidas y practicadas. (No podíamos dejarlo pasar ni retrasarlo). Lo asociamos a la entrada que va de rebeliones de unos pocos chicos y chicas. Ahora es necesaria una postura generalizada con respecto el tratamiento dado a las mujeres por ciertos jefazos.

P.D.: Va también sobre la rebelión escolar ante ciertos comportamientos de hombres que denotan la agresión emocional, de percepción, de pensamiento, obra u omisión hacia las mujeres. Ya se conocía, también en las aulas se ha hablado de ellas pero es necesario insistir. Se ha mostrado ante todo el mundo tras la proeza del Equipo femenino de España en fútbol. Proponemos que todas las escuelas, de todos tramos educativos, comiencen el curso con un manifiesto comprometido por la igualdad entre todas las personas -independientemente de su sexo, religión, país, condición, etc.-. Deberían hacerlo visible en su comunidad educativa y enviarlo a las autoridades competentes. Cabría también organizar actividades a lo largo del curso que potencien la reflexión y debate sobre la consideración social de las mujeres. Tanto de las deportistas que alcanzan o no la gloria como las que en Afganistán, Irán y otros países árabes o no se ven sometidas a ultrajes permanentes. De paso, cabe criticar el papel de los hombres, de aquí ( en particular futbolistas de élite en este caso) o de esos países en otros muchos. Un desprecio especial a los dirigentes, un escaparate lamentable. Y no olvidemos descubrir los pensamientos ideológicos afines que puedan existir en nuestras aulas.

 

La acumulación de camisetas como símbolo de consumismo

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Ecocuento. Las camisetas inundan el mundo y enmascaran el paisaje ecosocial[1].

“Todos los cerebros del mundo son impotentes

contra cualquier estupidez que esté de moda”.

Jean de La Fontaine (1621-1695)

 

Hablo desde mi posición de flor/fruto, pero al tiempo de ser semilla algodonosa tuve una obsesión: ser camiseta. Pero no una vulgar, sino alguna con un diseño glamuroso. Me imaginaba ya hilada, junto con otras hebras, en los talleres de modistos como Armani o Galliano, apilada con otras exclusivas en las cajas fuertes en donde guardan sus tesoros y joyas. Me veía triunfando en las pasarelas de París y Milán arropando con mi suave hechura a esculturales modelos: ellas y ellos. El mundo mundial pendiente de mí; las revistas de moda plagadas de instantáneas conmigo en primer plano.

No estaba loca. No me pregunten la razón de mi visión, quizás lo llevaba en los genes. No me extrañaría, la semilla que me originó había sido fabricada en el Laboratorio de Genética Vegetal Moderna del Estado de Oregón europeo, un lánder independiente ubicado en la Red, sin localización física conocida. Después de múltiples peripecias recalé en la India, el país de las fábulas, ¿o era Pakistan?, o por ahí. Le gente tenía la piel casi negra y tenía manos delicadas; había muchas vacas por la calle.

Cerca del pueblo me plantaron en la tierra, me cultivaron con mimo, aunque aquella primavera el tiempo había sido malo, caluroso y seco. Escuché que por un asunto grave llamado cambio climático. Unas oscuras tiernas manos de mujer recogieron mi flor. Belleza sin par, blancura desparramada en finas hebras. Blanco y negro mezclados compensándose emocionalmente. Me transportaron en trenes, amontonada; poca delicadeza, pero todo lo daba por bien empleado. El fin justifica los medios, me dije a mí misma. Estaba segura de que conseguiría mi sueño. Otras muchas manos pequeñas, quizás demasiado jóvenes, hilaron mis hebras y las de quienes me acompañaron como tejido. Todas nosotras blancas en un lugar un lugar triste, ruidoso, con negrura que se pegaba al cuerpo, y mucho sudor en las gentes que nos manipulaban. Pero de las máquinas salíamos todas bellas, coloridas, con logotipos. Las mejores entrábamos en las cajas de “Made in”. Por supuesto que yo fui una de ellas; por los pelos, por los hilos, pero entré. Las defectuosas o no bellas eran trituradas en ruidosas máquinas infernales, por llamarlas de alguna manera.

Nuevo viaje, largo tiempo en reposo, como olvidada. Me sacaron de la caja “Made in”, pero ya no me encontraba en ese país que me vio nacer de una semilla y crecer como planta, donde llegué a ser algodón luminoso y camiseta bella. Las pulsiones emocionales, sobre todo la calidad del aire, me decían que estaba en un lugar muy diferente.

De pronto se hizo la luz. ¡Al fin! Cuando me colocaron en la estantería, ¡qué decepción! Encontrarse con muchas iguales a mí, en un amontonamiento ordenado de un lugar tan lúgubre como el que me vio nacer confeccionada. Si al menos hubiese acabado en una tienda de Zara o Mango, aunque no tuviese pasarela. Nuevo viaje. Me miro y casi no sé quién soy: esta o la de allí, quizás la que asoma detrás de la bolsa. Me encuentro ahora en una estancia luminosa. Nuevos ojos que me miran; otras manos que me apilan, me cogen, me dejan, me prueban, me hablan. Mucha gente diversa que viste igual, como si quisiera camuflarse. Bueno, no está tal mal la cosa; la gente que me compra me debe apreciar. Sonríe, pero me corroe por dentro el adiós a las pasarelas.

Pagan por mí con un plástico. Entiendo un poco de números, a fuerza de oírlos y de llevarlos pegados en unas etiquetas con las que me han catalogado. Si mal no recuerdo, empecé cotizando a dos céntimos allá en La India, Pakistán o en Bangladesh, ya no lo recuerdo bien. Ahora se me llevan de la mano por 80 euros, que parece que es muchísimo más. Reconforta semejante valoración. Ahora sí que me siento importante.

Se me olvidaba. Me pusieron nombre con letras grandes y un número en el dorso. En este momento la felicidad me visita de nuevo; casi se diría que me adoran cuando veo que coincidimos miles en el mismo lugar. Vestían a gente que rugía; nada reconfortante para mi ilusión maltrecha. Las llevaban también quienes corrían mucho más abajo del lugar que yo ocupaba. Mi sueño de pasarela se había convertido en un vulgar partido de fútbol. ¡Vaya decepción!

El aprecio anterior se esfuma: me sudan, me olorizan, me lavan, me tienden, me planchan. Una vez tras otra hasta que otra camiseta más estilosa me suplanta y viste el cuerpo que dejé yo. Pero, ¿dónde va ese malvado que me tira al cubo metálico grande?

Acabé en un fardo, con un montón de ropa de segunda mano. Un viaje largo hasta que fui vendida en un mercado de Yaundé, de esto sí me acuerdo. Quien me compró solía jugar al futbol en un descampado, junto con otros niños descalzos. Se me empezaron a hacer agujeros, perdí color. El niño tardó en deshacerse de mí. Al menos alguien me quiso de verdad. Siempre es un consuelo no ser de pasarela pero hacer feliz a alguien de África.

Me queda un alivio póstumo: aunque fui pieza de cambio, y muchas como yo estuvimos de moda, nunca me dejé sobornar.

NOTA DEL RECOPILADOR: todo esto lo pude saber porque la camiseta portaba un chip que nadie se ocupó en quitar o desactivar. Me llegó en una reparación de mi teléfono móvil. Quizás formaba parte de una investigación de universidades de todo el mundo bajo el manto de la ONU; se citaba en otro archivo. En él se criticaba la maniobra de los países ricos de lucha contra la desigualdad del mundo regalando camisetas similares a las de futbolistas famosos a las escuelas de los países más pobres. También que las camisetas de algodón devoran agua (unos 2.000 litros cada una) y energía. Por cierto, acabo de leer en Hello Magazine que en África hubo un pionero desfile de moda de la firma Chanel en Dakar. ¿Ganarán glamur allí las camisetas del sureste de Asia?

[1] Esta fábula esperpéntica y totalmente apócrifa es un extracto del artículo “Mitos y leyendas del comercio de marca en los eventos deportivos de la futbolería moderna –y otros deportes mediáticos- y su repercusión en el desarrollo del Tercer Mundo”, aparecido en la revista “Elle et lui sport” en su edición del verano de 2023- la primera parte del nombre de la revista hacía honor a un libro de George Sand publicado en el siglo XIX-. Por aquel tiempo todo el mundo mundial estaba pendiente de los millones de petrodólares que derrochaban los países árabes petroleros para comprar jugadores que llevaban camisetas más luminosas como Neymar y compañía que la aquí descrita y cuyo consumo aumentará. Unicef se preguntaba si eso era ético cuando hay tanta gente –entre ellos niños que guardaban como un tesoro esas camisetas- que muere de hambre. Apelaba a la solidaridad entre países árabes.

*Esta entrada fue publicada en el blog La Cima 2030 de 20 minutos.es el día 15-8-2023 con un título más crítico dentro de la serie de Ecocuentos. Lo reproducimos aquí porque España entera estaba en fiestas y puede que no lo haya visto. No se pierdan la ilustración, porque llama a la cordura. Podría ser el contrasímbolo consumista; la lucidez «camisetera».

Calor sin reverso, la queja de los indolentes

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Indolente es una palabra traicionera, si eso pueden ser las palabras. También calor es de esas. Indolente sirve tanto para el anverso como para el reverso de la vida. Alguien indolente es quien no se afecta o conmueve, simplemente disfruta o sufre. Acaso quien es flojo-a o perezoso. Se diría que casi no siente el dolor, en este caso procurado por el calor, aunque no llegue a doler sino a molestar o agobiar. Esto en el plano individual. En el contexto de la crisis climática abunda esta tendencia.

Calor es tanto una magnitud que se mide en calorías pero también una sensación más o menos subjetiva. Está el calor específico -cantidad de calor que por unidad de masa necesita una sustancia para que su temperatura aumente un grado Celsius- , el calor canicular -un calor excesivo y sofocante-, además de calores como el específico, el latente, además de otros que no vamos a considerar aquí. Visiten el diccionario de la RAE y lo verán. 

Durante estos días, desde hace un tiempo se habla mucho en todo el mundo de las olas de calor -superación de los umbrales x durante una serie de días seguidos-. Si prestan atención el calor sofoca informativos, tertulias, anuncios, recomendaciones de sanidad, ocurrencias de las redes sociales y, como no, conversaciones entre conocidos y familiares. Incluso se habla de calor 2023 y se compara con el del año 2022, que por aquí fue exagerado. Lo peor es que las multi conexiones con alcachofa en mano solo hablan, en forma de anécdota, de la temperatura en un momento en una ciudad y recogen las evidencias expresadas por ciudadanos acalorados. Nada se dice, o poco, de que muchas repeticiones de fenómenos meteorológicos año tras año, en muchos sitios, nos alertan de que el clima está cambiando. Así no hay manera de hacer cultura climática.

Todo esto, además de los consejos sabidos por todos, la atención especial a niños y personas mayores y la acertada regulación del horario de trabajo en estas situaciones y sus consecuencias en trabajadores y trabajadoras son el anverso.

En el reverso permanecen las personas, y particularmente quienes las gobiernan, que miran el calor desde lejos, por más que lo sufran. No se afectan ni conmueven. Menos aquella gente híper sensible que entra en la ecoansiedad que les acrecientan periodistas chillones con imágenes pavorosas. 

Denle la vuelta a la moneda y verán que detrás del calor, o como causa del mismo, están ciclos más o menos repetidos, estamos en verano. También la influencia antrópica demostrada -incluidos los desplazamientos en masa en coche o avión, el uso de combustibles fósiles que no cesa- que ha sobredimensionado las variables climáticas. Miremos el cambio climático en el aumento de la temperatura del aire y del agua, la duración y repetición de ciclos más o menos cortos, las islas de calor urbanas, la duración de los hielos permanentes -el glaciar del Aneto tiene los años contados-, la reducción en la captación del dióxido de las plantas por la pérdida de masas forestales enormes, etc. Todo esto es síntoma de pereza, es una anuncio de lo que se puede esconder en el reverso de la moneda. Como la desviación multidimensional de la corriente termohalina oceánica.

Aumentan las sequías, falta agua y se decretan restricciones hasta para el abastecimientos humanos, los manantiales se secan, los humedales se convierten en eriales, se baten récords de temperatura cada mes, año tras año y ahí se queda la noticia, etc. Todo esto está en el anverso de la vida indolente, despreocupada, perezosa. Cada cual debe darle vuelta a su moneda/vida. Una lectura de los pactos de los partidos que nos quieren gobernar nos avisa de que no tienen ni idea de la crisis climática, o no la quieren ver. 

Un recuerdo especialmente crítico para los negacionistas indolentes -a punto de gobernar nuestras vidas- que ven el aumento de los episodios críticos como una película de ficción: siempre ha habido temporadas de calor y frío. Sí pero no como ahora. Echémosle un vistazo al gráfico de el Programa Copernicus de la UE, que para nada es ecologista crítica. El calor indolente es el anverso de los… (póngale el calificativo plural que quiera). O valdría reflexionar en profundidad sobre aquello de Fernando Pessoa: el hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia. 

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Ecocuento: La epopeya apícola inconclusa. ¿Llegará al 2030?

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“Si la abeja desapareciera de la superficie del globo,

el hombre no tendría más que cuatro años para vivir.

No más polinización, no más hierba, no más flores,

No más animales, no más hombres.”

Albert Einstein (se dice)

Arengaba la reina Apis, la Campeadora, ante todas las jefas de los batallones:

A las que conmigo vuelen nuestra musa Melpómene les dé buen pago.

Porque no se puede morir, una historia milenaria contempla nuestro pasado.

El saber vivir tan juntas, aun siendo tantas, es lo que nos ha salvado.

Hemos soportado sequías, y luchado contra gigantes, dioses y humanos.

Pero nuestra tragedia se escribe porque virus y hongos nos diezmaron,

o quizás han sido los insecticidas que los hombres han usado,

y en los continuos paseos florales en nuestros cuerpos entraron.

Bellacos humanos, nosotras siempre viandas les hemos procurado:

fragancias y colores de frutas que de la muerte los salvaron.

Solo nos queda morir o volar hacia donde nos protejan los hados.

A todos países, incluso al inframundo, allí donde nada está sentado.

Miellifa habló para ofrecerse como siempre para estar a su lado:

“Mi reina, aunque el mundo no sea el mismo, nosotras no hemos cambiado.

Con vos iremos todas a una por bosques, por yermos y despoblados,

hasta que al final encontremos el reposo que los hombres nos han quitado”

Aprobación general dieron con batir de alas a lo por Miellifa parlado.

Mucho agradece Apis el apoyo que todas le han mostrado.

NOTA EDITORIAL: Composición adaptada, por lo tanto con fallos de concordancia y desvíos conceptuales, de un poema incompleto encontrado en un palimpsesto medieval, anónimo. Aunque podría ser de un autor cercano a quien escribió el Cantar del Mío Cid. Es posible que fuese un árabe viajero que quedó impresionado por las pinturas rupestres de la Cueva de la Araña y otras de la región levantina donde aparecía la miel como protagonista.

La adaptación de lo que en su poema dejó escrito fue realizada ex profeso por una reconocida lingüista melífera para el Informe Los ODS en España en 2030. Debía estar incluido en “Mitos y leyendas de la Iberia medieval. Los mensajes de la Mía Apis Campeadora y otras criaturas insignes afectadas en la actualidad por la multiplaga que puede generar el fin del mundo (hipótesis)”, editada, en papel FSC y con tapas recicladas. De paso servía para conmemorar el setenta y cinco aniversario de la publicación de Viaje a la Alcarria, que habla de un territorio de expansión libre de millones de abejas, obra del Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela.  Puede que fuese por eso que el Instituto Cervantes le haya dado tanta importancia en su estudio Tras la senda de la miel. La Unión Europea por su parte ha encargado a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), el proyecto MUST-B con el objetivo de desarrollar un método holístico para evaluar el riesgo de múltiples factores estresantes en las abejas melíferas. Ya era hora. La pena es que no dijese nada de las otras abejas silvestres que no hacen miel pero son extraordinarias polinizadoras, como la abeja azul de la que tan bien habla National Geographic.

Ambos asuntos fueron aprovechados por Greenpeace, que lleva un montón de años empeñado en salvar a las abejas de la extinción masiva. Siguen en ello. Han colgado en las Web de todo el mundo, al menos de muchos periódicos online, un anuncio que lo recuerda. Allí llaman a todos los insectos a una rebelión masiva. Muchos no podrán ir pues han desaparecido.

Como aquellos que se dice eran nombrados, junto a un hortelano, en un poema incompleto de Miguel Hernández. Fue escrito en una hoja de papel de estraza. Se encontró dentro del informe de la lingüista aludida; si bien se duda de su autoría. Se dijo por el año 2020, más o menos, que una versión del poema del pastor iba a figurar en unas placas del cementerio de La Almudena en Madrid, pero se rompieron no se sabe cómo. Nosotros interpretamos este fragmento como un epitafio a la desaparición apícola y de los insectos en general. Pues habla mucho de la polinización de almendros y rosales. Pero su significado debía ser más amplio, quién sabe si aludía a las personas que poeman la vida con sus pensamientos. Decía (adaptación libre) más o menos así:

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

¡Bien que lo lamentan los árboles frutales y el resto del reino vegetal! También los compañeros del compañero autor, imaginamos que cercanos a su pensamiento ecosocial; además de quienes aman la poesía.

  • Este artículo fue publicado en el blog La Cima 2030 de 2ominutos.es el día 8 de agosto de 2023

Los impactos humanos de las catástrofes naturales. Biescas en el recuerdo emocionado

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Hoy se cumplen 27 años de la «tragedia de Biescas». 87 personas murieron y muchas resultaron heridas en su cuerpo y sentimientos por algo que no debió suceder nunca. También sus familias vieron truncada su vida. El camping estaba mal ubicado; la naturaleza desbordada se lo llevó por delante. 

Detrás de los números y porcentajes hay personas. En el camping la gente veraneaba pero en otros lugares otra gente se ve castigada por el impacto de catástrofes naturales y, principalmente, por la falta de sistemas de prevención, tanto en España como en otros países y territorios concretos. Los mapas que utilizaremos a continuación son de Statista, una web que día tras día se preocupa de los habitantes del planeta Tierra. Si bien nos plantean puntos oscuros.

Sorprenden los números por continentes, con una gran diferencia en Europa, más de la mitad. ¿No será que algunos países ocultan sus datos? Reproducimos casi textualmente lo que dice la información. Según un informe de The International Disasters Database (EM-DAT), el año pasado hubo 387 desastres naturales en todo el mundo que causaron 30.704 muertes y afectaron a 185 millones de personas. Además, las pérdidas económicas fueron de aproximadamente 223.800 millones de dólares. Según el estudio, el total de catástrofes en 2022 es ligeramente superior a la media de 2002 a 2021 (370).

Sorprendente la siguientes información. La mayoría de las muertes sucedieron en Europa (53,5%): el exceso de mortalidad relacionado con las olas de calor en esta región, con aproximadamente 16.305 muertes, representó más de la mitad del total de víctimas mortales mundiales en 2022. Ese año se produjeron al menos cinco olas de calor, con temperaturas estivales que alcanzaron los 47 °C. El impacto de las olas de calor en las personas mayores es cada vez más frecuente y se ve reflejado en las cifras analizadas por el organismo.

La EM-DAT es una base de datos mantenida por el Centro de Investigación sobre Epidemiología de las Catástrofes (CRED, por sus siglas en inglés) y contiene información sobre más de 25.000 catástrofes naturales y tecnológicas desde 1900. El CRED define una catástrofe como «un acontecimiento imprevisto y a menudo repentino que causa grandes daños, destrucción y sufrimiento humano; una situación o acontecimiento que desborda la capacidad local y hace necesaria una nacional o internacional de ayuda exterior».

A continuación mostramos el Índice de catástrofes europeos por países. Nos creíamos a salvo de todo en la Gran Europa pero ya vemos que no es así. Ahora mismo las inundaciones asoman Centroeuropa. Qué decir de qué pasa en China! Una y otra vez lo decimos aquí: estamos expuestos a múltiples incertezas. Si alguien que ve esta entrada quiere ampliar datos, más que nada por si en algún país no son muy transparentes como nos tememos, visite World Risk Index 2022 del Foro Económico Mundial.

 

Olas, mareas y corrientes; versión 2023. No son como las estudiamos

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Los libros de texto de siempre han tratado la dinámica la de las aguas marinas. En mis tiempos de estudiante de bachillerato lo hacían estilo enciclopedia: olas movimiento de la superficie del mar, mareas como acercamiento o alejamientos del agua costera y corrientes, ¡hay corrientes!

Debo reconocer que hay que realizar una abstracción considerable para creerse eso de que en la ola solamente se mueve el agua de la superficie, que lógicamente amplifica sus efectos en la llegada a las costas y cuando hace mucho viento. ¡He ahí la cuestión! Porque según contaba a principios de este año el Faro de Vigo contaba que se había medido una ola de 13 metros de altura. Es más, añadía que la mayor ola de España registrada en esta misma boya fue un día Reyes de 2014, con 27,81 metros, como un edificio de unas 10 plantas. Así que vaya lío: son movimientos en superficie o algo más. Qué lo pregunten a los chicos y chicas que hacen surf y windsurf. Además, estaba el asunto de los mares embravecidos que se llevaban las antropizadas playas mediterráneas una y otra vez por aquel entonces. 

Otro tanto para con las mareas que dicen son movimiento periódicos de ascenso y descenso del nivel del mar, debido a las fuerzas de atracción gravitatoria que el Sol, y sobre todo la Luna, ejercen sobre la Tierra. Es más, la marea sube y baja dos veces al día. Me tocó explicarlo como profesor y la verdad es que nunca quedé muy satisfecho. Además, en las playas a las que viajaban mis alumnas y alumnos tenían unos carteles avisando a qué horas se darían las mareas altas o bajas, vivas o muertas. Y otras muchas clasificaciones. Para motivar un poco al alumnado les decía que sabios tan sabios como Kepler y Galileo, el famosísimo Newton habían sido unos estudiosos de las mareas. Con esfuerzo personal considerable comentábamos aquel cuadro que traía el libro de que las había diurnas, semidiurnas y muchas más cosas. Lo dejamos ahí. Les interesó más saber lo de Saint-Malo pues había diferencias significativas entre las dos fotos comparativas que les enseñé. Por aquel tiempo pasó lo de tsunami del terremoto de Indonesia que les interesó mucho más. 

Con las corrientes no tuve más suerte explicando; además el libro lo traía fatal. Bien que me había provisto de animaciones que aclaraban una y otra vez lo de la corriente termohalina.  Bien que les hablaba de la astucia del marinero Cristóbal Colón para viajar hasta el nuevo continente por un itinerario más al sur y volver por otro más al norte. Pero lo de entender el símil de que en los mares hay como grandes ríos que comunican zonas polares con ecuatoriales les traía sin cuidado; de nada servía que su profesor fuese doctor en Geografía.Pero se lo aprendían para aprobar.

Dado el escaso éxito de lo que muchas veces se enseña me preguntaba sino podía saltármelo más de una vez y poner en su lugar documentales o recomendar películas como aquella de J.A. Bayona titulada Lo imposible.

Para colmo de lo poco que sirven muchas de las cosas de las que constituyen los currículos viene ahora el asunto de la incógnita de las corrientes, que se están desviando por la acción humana, según se cuenta en el artículo de eldiario.es. Se dice que la corriente atlántica podría colapsar. Y si eso sucede, que pasará con calores, vientos e inundaciones.

Diagrama simplificado de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico

Diagrama simplificado de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico Muschitiello et al, Nature Communications, 2019

En fin, que valdría más enseñar en la escuela a saber mirar, a buscar información sobre asuntos reales antes que aprenderse una retahíla de cosas que enseguida se olvidan; una vez que cumplieron su misión de contribuir a una buena nota. Prefiero versiones recientes del complejo funcionamiento del ecosistema Tierra. Asómese a la posible circulación y eclosión en el Atlántico norte (AMOC).
apetecía hablar de esto ahora que muchos lectores de este blog estarán por la playa. Miren hacia el mar y piensen en olas, mareas y corrientes versión 2023; se entienden en relación con el aire y la tierra. Si se encuentran en el entorno del Mar Mediterráneo también; allí la cosa no está tan tranquila como se dice. Seguro que lo han notado en la temperatura del agua.

Votar POR/CONTRA el medioambiente, ayer mismo.

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Alguien con fina sabiduría demostró que el medioambiente es nuestra casa común. Sería un ecologista nato. No, ha sido al papa Francisco, alguien que para los creyentes católicos debería ser un punto de referencia. Además añadió que nuestro medioambiente «parece convertirse cada vez más en un depósito de porquería». Otras voces, no dignatarios católicos, han acuñado expresiones que merece la pena traer aquí una pequeña muestra y cuya autoría desconozco:

  • La Tierra nos ofrece lo necesario para nuestras necesidades, pero no para nuestra avaricia.
  • Por como vivimos parece como si tuviéramos algún otro sitio donde ir.
  • Si destruimos el medio ambiente nos quedaremos sin sociedad.
  • Nuestro planeta no es un experimento.

Quedémonos simplemente con esas cuatros ideas: necesidad/avaricia, vida aquí/en otro planeta, destrucción medioambiente/daño social, observación crítica/experimento sin control.

Todo esto viene a cuento de una información que nos ha llegado vía Statista que dice, más o menos, que nos queda mucho por hacer y cada vez asumimos más riesgos. Como además va un largo el tránsito entre pensar con preocupación hasta obrar con compromiso, la cosa se nos pone peor. Imaginemos que los datos del gráfico fuesen totalmente verificables:

A pesar de la dispersión de los encuestados, de que en unos países se han realizado muchas más encuestas que en otros, si nos fijamos en España la cosa está fea. Solamente uno de cada tres habitantes piensa, o cree, que la protección del medioambiente es un asunto importante.

Pero nos hemos animado un poco al leer el Eurobarometer de la UE:


Seis de cada diez ciudadanos europeos -en España más de siete, según resalta vía https://twitter.com/PacoHerasHern nuestro amigo Paco Heras- se declara de acuerdo con la idea de que la adaptación a los efectos adversos del cambio climático puede beneficiar a los ciudadanos europeos. 

Añade que 9 de cada 10 españoles-as lo consideran una prioridad.

Vistos les resultados de las elecciones de ayer en España uno se pregunta cómo los partidos negacionistas (Vox y compañía) y retardistas (PP y compañía) han podido sacar tal cantidad de votos, dado la dejadez o el odio climático que han expuesto en la campaña preelectoral. O sea, que lo de la protección del medioambiente se barrunta pero falta compromiso, siquiera demostrarlo con un voto. O al revés, no hay tanto compromiso como para negarles el voto a los odiadores del clima aun sabiendo las tropelías ambientales de las que son capaces y que tanto pueden perjudicar al socioambiente.

El hambre no veranea. ¡Será aguafiestas!

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Debería estar prohibido durante el verano de los ricos dar malas noticias que afecten a la condición humana. No sienta igual un baño metido en el bocadillo del placer cuando sus tapas son oscuras. Menos aún consentir que esas ONG que se llaman humanitarias nos bombardeen con ahogados en el Mediterráneo o en el Atlántico próximo al Sahara. Dañan sobremanera la marca España. El verano, veraneo, está pensado para no pensar; una ocupación pensativa que cada día está más en cuestión. Por eso los mensajes de los medios de comunicación deberían pasar por un corrector de texto que cambiase la palabra hambre por frases como alimentación no bien encaminada, no previsión colectiva de recursos alimentarios, escasa eficacia de las cadenas de distribución de alimentos, mercados mal provistos y muchas más que no cabrían por extensión en esta entrada. Las colas del hambre no han desaparecido de España. Por cierto, hemos leído que este problema, en realidad una minucia del sistema, se solucionará cuando se constituya el nuevo gobierno de España salido de las próximas elecciones. Así sea.

Tampoco la marca Europa UE está muy limpia. El acceso al poder de partidos poco sensibles con “los negros pobres y gentes por el estilo” nos presagia eso del amor universal que proclaman las religiones monoteístas que tranquilizan a la “nueva” Europa. La ONU denuncia que él hambre mundial aumentará por cuarto año consecutivo. Azota ya a más de 250 millones de personas. Cuándo se reunirán las naciones pudientes y las multinacionales que se están enriqueciendo con la crisis para asegurar la ética alimentaria? Debe ser duro morir de hambre y sentirlo un día tras otro. Si las televisiones de esos países dan imágenes de nuestra forma de vida qué pensarán los hambrientos de nosotros? Según el informe de la ONU “ más del 40% de la población expuesta a crisis, emergencia o catástrofe alimentaria reside en sólo cinco países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, partes de Nigeria (21 estados y el territorio de la Capital Federal) y Yemen”. ¿Qué pensarán de este asunto los partidos políticos europeos que odian a los inmigrantes? ¿Les votaría tanta gente como lo hace ahora si supieran sus intenciones? Mejor lo dejamos.

Por cierto, acabamos de leer que el Banco Mundial manifiesta que probablemente “el número de personas afectadas por inseguridad alimentaria aguda habrá aumentado en más de 220 millones entre 2019 y finales de 2023, debido en gran medida a los conflictos, el cambio climático y las perturbaciones económicas agravados por la pandemia de COVID-19. Cómo se atreve el Banco Mundial!, otro aguafiestas.

Aunque los datos hayan sido superado, no sólo en África se pasa hambre.

 

El caracol hermafrodita proscrito en Europa

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VERANO 2023. CUENTOS SATÍRICOS APÓCRIFOS DE UNOS DOCUMENTOS 2030

«To be or not to be. That is the question».  Shakespeare en Hamlet

Vivimos por todo el mundo, tanto en el mar como en la tierra. Mi familia en concreto pastaba con tranquilidad en los extensos campos de la Celtiberia. Eran algo así como nuestro paraíso terrenal. Nos apareábamos con placer. Tanto cuando ejercíamos de machos dispuestos a lanzar nuestros espermatozoides como en el momento que éramos hembras receptivas para acoger en nuestro seno las gónadas masculinas de otros congéneres de nuestra especie; que por eso nos llaman hermafroditas incompleta(o)s. ¿Lo sería el hijo de Afrodita y Hermes? La mitología griega así lo presenta. Volviendo a la realidad, digamos que nuestra vida transcurría con los sobresaltos propios de los peligros externos, la sequedad ambiental y los malditos depredadores. También había disputas familiares por el territorio. Vamos, lo normal.

Pero algo extraño iba sucediendo a mi alrededor, o en mí mismo. En mi periodo hembra (Frodita) estoy menos receptiva que de costumbre; muy desdeñosa de la proximidad de mis congéneres fase macho. Barruntaba que estaba sufriendo una transformación total, menos en las antenas. Me quedé parada, respirando lento con mis pulmones llenos a ver si entraba en fase macho (Hermo). Parecía que sí. Me acerqué a un grupo de congéneres. Mis tentáculos me indicaban que varios estaban en fase hembra. Debía intentarlo más que nada por costumbre copulatoria. También para que la especie no desapareciera de la faz de la Tierra. Notaba que me faltaban flujos. Hasta la rádula se me quedaba pastosa; ¡qué decir del pie! Me palpé y noté que la daga se me había empequeñecido. Me daba cuenta de que había perdido todo el apetito sexual. Una tragedia rondaba por mi cerebro: ¿Habría dejado de ser hermafrodita definitivamente?

NOTA DEL EDITOR: Se dice que todo sucedió tras la llegada al poder de Europia de unos partidos que consideraban que ser hermafrodita era una desviación sexual, muy peligrosa para el género humano. Esto se dice en “Mitos y leyendas; verdades y mentiras. Cambios zoológicos en la moderna Celtiberia”. Encontré el libro, al que le falta la primera hoja y por eso se catalogaba como de autor desconocido, en la Biblioteca Nacional, escondido en la estantería de los cómics manga. Explicaba que se había producido un cambio espectacular en casi toda Celtiberia: los caracoles habían dejado de ser hermafroditas.

Era vox pópuli por toda Europia que se quería legislar una censura biológica. Se contaba que las nuevas autoridades se habían aliado con una compañía anglofrancoamericana “Montesano”. Dicha multinacional estaba empeñada en fabricar semillas de maíz que produjesen plantas con panochas muy grandes. Los campesinos observaron grandes caracoles en los maizales. Los recolectaban y se los comían asados a la plancha, con ali-oli. En unos meses, aparecieron los primeros desequilibrios hormonales en los lugareños que los habían consumido. Científicos de todo el mundo, incluso japoneses, viajaron a los maizales para recoger muestras y entrevistar a los campesinos. La Universidad Autónoma de la Celtiberia interior subvencionó seis becas de investigación pos doctoral para estudiar el fenómeno; las conclusiones serían secretas. En un avance de sus averiguaciones aconsejaron recoger los hermafroditas, más pequeños, y que se tunearan para convertirlos en unisexuales.

Caracoles hermafroditas relictos en clínica de reeducación sexual.Caracoles hermafroditas relictos en clínica de reeducación sexual. (Fot: Fernando González Seral. https://fgseral.blogspot.com/) 

Se filtró, otra vez los de Wisquileas en acción, que la modificación genética de los maizales era provocada y tenía repercusiones hormonales en los consumidores, los hacía más seguros de su sexo. Como lo leí lo cuento. ¡Vete a saber lo que hay de cierto o imaginación en los informes de esa compañía! Lo habían visto en un informe pirateado de la Multinacional Montesano (sus productos eran infalibles en cargarse todo bicho malo del monte, fuese animal, vegetal, hongo o bacteria) titulado Mitos y leyendas de la Celtiberia transgénica. ¿Cómo hacer virtuosa la Madre Patria Celtibérica Moderna a partir de los caracoles tuneados? Avance 2030. Se había sabido también que varios grupos ultrarreligiosos celtibéricos querían acabar con la aberración evolutiva, presente también en ciertos humanos, que suponía la bisexualidad nata o adquirida. Las lombrices, otra(o)s hermafroditas incompleta(o)s, ya estaban temblando. La multinacional biocida selectiva fue acusada por “Solidarity and Peace Green” de prácticas biogenocidas ante el “Tribunal de la Baja Nederlandia”. A raíz de eso, colgó en los periódicos on-line de más tirada mundial, menos los chinos, un anuncio que decía en letras grandes sobre la bandera del arco iris: “The road to perfection does not exist”. Y en español ponía: Fastidiaos, en la mar océana no valen vuestras tretas, seguido de un emoticono de burla tipo así.

EmoticonoP.D.: Esta entrada fue publicada en 20minutos.es el 9/7/2023.

La tragedia y el odio creciente sacuden varias veces a los inmigrantes

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Asustados estamos de la pandemia de odio que se está generalizando en Europa, en España incluso en los parlamentos y gobiernos regionales. ¿Qué será pasado mañana? España fue mucho tiempo lugar de salida, de búsqueda de una vida mejor. Juanito Valderrama puso canción a las añoranzas pero se dejó olvidado el sufrimiento. La huida, lo que dejan atrás, les hará sentirse extranjeros allá donde vayan, como canta Bunbury.

Hace ya casi seis años que publicamos, tras un verano sangriento, esta entrada en el blog: 6.300: algo más que el número de inmigrantes rescatados del Mediterráneo en un solo día. Es una tragedia humanitaria que lastrará para siempre la ética global. La podríamos publicar cada mes. Podríamos preguntarnos cada día por qué ese odio a los extranjeros. Los detentadores del odio deberían explicarnos sus razones. Nosotros a escuchar con atención aquello que dice Leonard Cohen en Le partisan

Asusta pensar lo que hay detrás de esa gente que va en la barca, que salta al agua en busca de un agarradero que le abra las puertas de la vida. Cuántos de los más de 5 millones que habitan en España llegaron así. Tragedia tras tragedia; aquí encontraron casi siempre exclusiones y odios.

Cada vez aumenta más rápido el número de inmigrantes fallecidos. Han transcurrido seis años y la indiferencia social no deja que entre en su mente la solidaridad. Más bien gana terreno el odio al inmigrante pobre, mal vestido; mucho peor si no es blanco. No si es estrella de un deporte, aunque el odio a los futbolistas negros se especifica en varios campos de España. Es negro simiesco el del otro equipo y es negro admirable el del nuestro, mucho más si mete goles. Asusta pensar lo que habrá detrás de las palabras del señor Abascal asimilando extranjeros y delincuencia. El fomento del odio -estilo Urban en Hungría- es un delito que debería tener responsabilidad penal.

Aunque nada más fuera por egoísmo laboral tendríamos que llamarlos. Dentro de unos años la mano de obra en determinados sectores económicos será casi toda extranjera. Los xenófobos pedirán echarlos aunque se hunda nuestra economía, como en cierta manera ocurrió en algunas zonas de España con los moriscos en 1609 para salvar nuestra identidad política. Qué decir del pensamiento de los europeos-as hace año y medio: sobran inmigrantes.

Caminando fronteras denuncia que 951 personas han perdido la vida en su intento de llegar a España en lo que llevamos de 2023. En su intento de llevar una vida compartida con el continente donde para ellos mandaban la ética y la democracia. Allí donde hoy, suma y sigue, los partidos políticos que quieren expulsar al inmigrante como primera acción política entran en los Parlamentos y Gobiernos -votados por mucha gente que se deja arrastrar por sus mentiras hacia los extranjeros-. Miedo da pensar de qué son capaces los votantes. Unámonos en torno a las palabras de Manu Chao, para evitar llamar clandestino o sin papeles a aquellos que de forma irregular llegan a Europa.

Nos quedamos con la tristeza amable, a pesar de eso reivindicativa, de Georges Moustaki y Zazie en La métèque, con su facha de extranjero, judío errante y pastor griego. Para que hagamos de cada día una eternidad de reconocimiento a los extranjeros, como Nícola di Bari versionaba la canción del griego errante. Sin ellos nada seríamos nosotros. Así decíamos aquí de la contribución de los españoles (y otros extranjeros) al poderío económico de Alemania, Suiza, Bélgica, Francia. etc., hace 50 años. Con pocas secuencias podríamos componer la tragedia de la desmemoria. Pero viene a cuento pensar en los motivos de la caída del Gobierno holandés por querer restringir su política de asilo. 

En la mitigación del cambio climático todo cuenta

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Mi impresión es que hasta los más negacionistas o retardistas del cambio climático se están dando cuenta de que algo raro pasa con el clima. Por supuesto que no lo achacan a la acción humana, faltaría más, sino que lo justifican en que en la historia de la Tierra, conocida o no, siempre habrá habido periodos más o menos cálidos, tormentas destructoras, sequías como aquellas que pasaban en Egipto, etc. En qué por mucho que hagamos poco podemos hacer ante lo que viene porque sí. Por este dejar de hacer también transitan los creacionistas y ciertos apocalípticos.

Pero frente a ellos hay mucha gente que está convencida de que algo podrá hacer por mitigar los impulsores del cambio climático con su vida diaria, que no es más que una adaptación responsable a la crisis climática y sus repercusiones que pueden venir y sumirnos en emergencia varias. Y lo decimos así para que no nos tachen de predicadores. Lo enunciamos simplemente como hipótesis. Vamos en plan positivo, no queremos echar la bronca a nadie. Por eso traemos aquí esta estupenda ilustración, cedida por «València. Clima i energía». Hasta el título es bonito y esperanzador: tus decisiones cuentan.

Todo cuenta porque todo depende de las decisiones que alguien toma. Algunas acciones van antecedidas de reflexiones y compromisos. Esas son las que más valen. En el gráfico de la Generalitat Valenciana se representan los ahorros mensuales que cada cual puede sumar en la cuenta global de emisión a la troposfera (atmósfera). Son acciones cotidianas pero al final suman mucho. Hay ahorros más o menos bajos pero si se hacen cotidianamente suman mucho; otros ahorros medios que suponen mucho más aunque se hagan menos veces y finalmente se representan con los iconos correspondientes los ahorros altos. 

Al final de la vida de cada cual todo cuenta; para los seres actuales y los venideros. Seguro que lo tiene en cuenta de ahora en adelante, o le ayuda a perseverar porque se había hecho las cuentas.

A camiseta regalada___mírale la etiqueta y demás

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Cada carrera popular que se precie, cada evento más o menos multitudinario o reivindicativo lleva implícita el regalo, o la compra, de una camiseta. Pasear por un parque, incluso por la calle, es sentir la presencia de algo más que las personas, que a menudo portan camisetas con algún signo de algo. La «camisetitis» ha llegado incluso a las progresiones educativas; hasta se hacen camisetas para recordar que se ha pasado de primaria a secundaria. Una buena parte sirven de reclamo social hacia un empeño, una marca o un interés desinteresado. ¡Y no digamos nada de las camisetas futboleras de afamados jugadores que llegan, imaginamos que pirateadas, hasta la aldea más recóndita en los confines del mundo!

No somos quién para cuestionar esos gustos porque desconocemos el papel de los signos que se exponen y las ganancias dinerarias o afectivas de quienes las promueven. Pero sospechamos que una buena parte de esas camisetas tienen un reinado efímero; se portan unos pocos días y enseguida pasan al rincón de los olvidos en los armarios. En esto, como en tantas cosas de la vida se mezclan las necesidades (problemáticas objeto de atención, comerciales, etc.) con los deseos (a camiseta regalada no le mires el porqué). Lo peor es que algunas han entrado en el reino consumista del usar y tirar.

Todos esto viene a cuento, ya hemos hablado de estas costumbres más de una vez en este blog, de que hemos leído que además en Europa se estima que se destruyen entre 11 y 32 millones de camisetas. Se calcula que el total de los textiles que se producen pero no se venden, puede acabar en la basura como desperdicio, llegando incluso al 10%. La noticia se completaba con que también la electrónica ayuda a dilapidar de millones de toneladas de recursos (algodón, agua, acero, cobre, cristal y energía); a provocar emisiones al aire que empeoran la vida de todo el mundo. Producir y tirar es un signo de estupidez no analizada, pero exageradamente banalizada.

Mirar la etiqueta para entender qué contienen y de dónde vienen. Rtve ha dedicado a las camisetas documentales extraordinarios, como aquel del 12 de 2019, Día Mundial del Trabajo Infantil que contenía un encabezado estremecedor: Fabricar una camiseta puede implicar el trabajo de diez niños esclavos. La niñas más pobres de las aldeas trabajan para las industrias del algodón, en semiesclavitud, por sueldos de 120 € en 3 años. Cómo olvidar aquel documental de hace más de 20 años en El escarabajo verde sobre «Vestidos de ética«. O el reportaje del año pasado que sonroja hasta en su título «El precio de lo barato«. O aquella denuncia de diciembre pasado en El Economista que titulaba «la esclavitud de la moda mundialista: la camiseta de España se fabrica a 6 euros al día en Camboya.

Por eso hay que atender aquello que decían los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre “Producción responsable”, ODS 12 e “Industria, innovación e infraestructura”, ODS 9. Por eso hay que aplaudir y practicar lo que propone una carta dirigida al Comité Medioambiental del Parlamento Europeo para que prohíba la destrucción de artículos textiles y electrónicos sin vender. La alerta en forma de carta de petición del European Environmental Bureau ha sido firmada por 46 organizaciones europeas que representan a cientos de ONG, empresas y sindicatos. Que velan por la coherencia ética y la justicia social en este ancho mundo. Por cierto, cuánto cuesta la camiseta del ídolo futbolero más conocido; ¿sabría decir cuáles son los equipos de fútbol que más camisetas venden? Apetece imaginarse esas cifras convertidas en un par de euros el ejemplar y dedicarlo a favorecer la educación de niñas y niños de África central, por ejemplo. 

La República, 10 de julio de 2022

Por eso, hay que reconocer lo que implica consumir camisetas de un solo uso. Las industrias textiles deben implementar mejores estrategias de producción (todos los componentes deben ser reciclables) para reducir stocks, diseñar de manera que se puedan reutilizar esos artículos y facilitar la salida de los remanentes al mercado. ¿Qué se ha perdido? Busque aquí.

P.D.: Para gente responsable y con compromiso. Cuente el número de camisetas de esas que llevan llamadas sociales o comerciales, deportivas o de cualquier tipo y divídalo por el número de miembros de la familia en edad de portarlas. Por cierto hoy se nombra en todo el mundo el Día contra el Trabajo Infantil. Pues eso.